OPINIóN
Análisis

Davos, la utopía del “gran reinicio”

Argentina no escapa a la tendencia más general del desastre pandémico, en términos de orientación social.

Conferencias en Davos 20200122
salas de conferencias de Davos 2020 | Agencia Bloomberg

Al colocar al Foro de Davos 2021 bajo el lema del “Gran Reinicio”, sus organizadores han buscado transmitir una señal inequívoca: la economía mundial estaría dando vuelta la página de la pandemia, para reanudar la acumulación de capital a como dé lugar. De este modo, en Davos se intentará ignorar que el virus se encuentra en el punto más alto de su propagación, como lo demuestran las mutaciones en curso, el medio millón de muertos al que marchan los Estados Unidos y la llamada “tercera ola” que se instala en los principales países europeos. En Davos, y lejos de esa realidad, los fondos internacionales se hablarán a sí mismos acerca del “regreso”, para fabricar la expectativa de una recuperación económica. Una vez más, la euforia del capital implicará una sentencia de muerte para miles de personas.

El Foro ha comenzado con un informe inicial ampliamente difundido. Ese reporte relaciona al gasto público que cada país destinó a la emergencia pandémica con los resultados sanitarios alcanzados, por un lado, y su desempeño económico, del otro.

Por lo pronto, el documento informa de la pérdida de 495 millones de puestos de trabajo. Si asumimos que la población mundial ocupada representaba en 2019 unos 3.200 millones de personas, podemos afirmar entonces que la pandemia dejó en la calle a uno de cada cinco trabajadores –un impacto social demoledor–.  Aunque el Producto Bruto mundial (salarios y beneficios) también registró una caída, ella no superaría al 4%. Con una caída vertical del empleo –y por lo tanto de los salarios pagados– es claro que los beneficios del capital ganaron participación en el valor agregado total. 

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Informe de Davos: de 16 países, el PBI de Argentina es el que más se contrajo en pandemia

Pero esa caída de los ingresos del trabajo tuvo lugar cuando los Estados del mundo destinaron más de 6 billones de dólares a “paquetes fiscales” de asistencia económica. Por caso, el informe de Davos revela que Estados Unidos destinó hasta el 18% del PBI con ese fin, mientras que Japón alcanzó el 33% y países como Francia e Italia, entre el 22 y 32%, en todos los casos, con caídas en el Producto Bruto de entre el 5 y el 10% para el año que pasó.

No nos extrañará que, en Davos, se servirán de estos resultados para demostrar que el “gran reinicio” debe estar acompañado de una reducción de las asistencias fiscales. Pero lo que el reporte no revela es la composición de esa asistencia, que estuvo principalmente dirigida a rescatar la acumulación de capital. Mientras la desocupación alcanzaba a 43 millones de personas en Estados Unidos, las acciones de la bolsa neoyorquina rompían cotidianamente sus marcas anteriores. Detrás de esa euforia estaban las mismas corporaciones cotizantes, que empleaban los subsidios del fisco para la recompra de sus propias acciones. En todo el mundo, la gestión capitalista de la pandemia acentuó hasta límites desconocidos el desequilibrio entre la producción y la especulación. Los rescates estatales salvaron los beneficios del capital, mientras 500 millones de personas eran empujadas a la desocupación y varios otros millones a la enfermedad y la muerte, por la insuficiencia de asistencia sanitaria.

El informe de Davos también relaciona al desempeño económico de diferentes países –en términos del producto bruto– con la “salud” de los mismos, medida en el número de muertes cada 100.000 habitantes. Las fuertes caídas de la actividad en países con intensa propagación del virus revelan hasta qué punto el capital depende de la fuerza laboral, que ha sido la gran afectada por el Covid. La “economía”, derrumbándose como consecuencia de la “salud”, nos dice que la pandemia ha conducido a una crisis de la fuerza laboral, o sea, de la mayoría de la humanidad. Los gobiernos, sin embargo, la abordaron como una crisis del capital, y hacia allí derivaron sus recursos.  

'El gran reset'

Finalmente, el informe de Davos reserva su mazazo para Argentina. Después de que aquí se proclamara “la prioridad de la salud”, nos enteramos de que el país presenta uno de los porcentuales más bajos de gasto fiscal, con los resultados conocidos –una caída en el PBI superior al 10% y un alto número de muertes en relación a su población–. Argentina, sin embargo, no escapa a la tendencia más general del desastre pandémico, en términos de orientación social. De los dos billones de pesos que el gobierno argentino destinó a la emergencia en 2020, las dos terceras partes tuvieron como destino diversas formas de asistencia al capital. Sólo el tercio restante implicó una ayuda social directa. Como lo reconoció el propio gobierno, una parte de los subsidios a las corporaciones capitalistas fueron destinados a la compra de dólares "oficiales", o sea, baratos. Mientras se drenaban las escasas divisas nacionales, el país alcanzaba una desocupación real del 30% y una línea de pobreza que deja debajo de ella al 50% de la población. 

Los emisarios de los fondos especulativos, organismos internacionales y Estados –incluyendo al gobierno argentino– celebrarán en Davos el pretendido “Gran Reinicio”. Pero esa promesa choca con dos obstáculos fundamentales. De un lado, la prolongación y agravamiento del Covid, que la vacuna –cuya difusión está condicionada por el monopolio privado sobre el conocimiento– no alcanza a mitigar. Del otro, la “normalidad” que exige el capital sólo puede conducir a una crisis social agravada y, por lo tanto, a una reacción popular todavía más intensa que la que vivió el mundo en 2020. En Davos 2021, se invierte la retórica que domina a la intelectualidad del orden social dominante. El “gran reinicio” del capital es la utopía. La reorganización socialista de la sociedad, una necesidad histórica.

* Marcelo Ramal. Economista. Docente Universitario UBA y UNQ. Partido Obrero (Tendencia).