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Álvarez Agis: "El kirchnerismo no resolvió el problema estructural de la economía, el dolar"

En una entrevista con Jorge Fontevecchia, el ex viceministro de Economía analizó las "luces y sombras" de las medidas económicas del gobierno de Cristina Kirchner.

Emmanuel Alvarez Agis, en la entrevista en Diario PERFIL.
Emmanuel Alvarez Agis, en la entrevista en Diario PERFIL. | Juan Obregón

En una entrevista con Jorge Fontevecchia, el ex viceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis analizó las "luces y sombras" de las medidas económicas del gobierno de Cristina Kirchner, "Me parece que el kirchnerismo, con sus luces y sus sombras, lo que nos dio a los que miramos la economía distinto, fue una praxis, experimentar que si hacés otra cosa, los resultados, no digo ni mejores ni peores, son distintos", dijo el economista. 

A continuación, la última parte del reportaje:

—En ese análisis, colocás al kirchnerismo entre las experiencias exitosas. 

—Con sus luces y sus sombras.

—Claro, porque el final del kirchnerismo entrega con una pobreza alta, el cepo, habiéndose consumido una gran parte de las reservas, el tema energético...

—La pobreza depende, obviamente, de con qué vara la midas. Tomemos la vara que dice 30%, cuando el kirchnerismo deja el gobierno. Esa vara en 2002 te da 60, o sea que el kirchnerismo la bajó a la mitad. ¿Cuál fue el problema? Que la había bajado a la mitad en 2010. Y entre 2010 y 2015 la economía se trabó en todos los indicadores duros: pobreza, informalidad laboral, reservas. ¿Qué pasó? Nos llegó la restricción externa. En 2012, la economía se quedó sin dólares.

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—Ustedes entran en 2013.

—En 2011 con Axel como viceministro, y en 2013 es ministro. En 2011, Cristina nos dice: “Necesito una solución al tema de los subsidios”. Obviamente, empezamos a buscar por el lado de las tarifas. Y nos dimos cuenta que lo que estaba desangrando la economía era la caída de la producción de petróleo, de gas, que era el resultado de haber planchado el precio. Entonces, tampoco inventamos la pólvora, dijimos: “Tratemos de subir la oferta, de producir más petróleo y más gas”.

—¿No es contradictorio? Porque para subir la oferta tenés que tener un precio retributivo.

—Sí, y lo ha dicho Aranguren, que vino a continuar el programa que más o menos teníamos nosotros en materia de energía. Nosotros teníamos dos problemas: una que a Repsol no le importaba el precio que le dieras porque su programa era vender Vaca Muerta y con eso fondear sus operaciones en Medio Oriente. El resto de las empresas te pedían un precio que hacía prohibitiva la producción de todo menos petróleo y gas. Creo que en US$ 7, US$ 7,50 encontramos el equilibrio y la producción de petróleo y gas empezó a pegar la vuelta. El kirchnerismo terminó con muchos problemas porque no resolvió el problema estructural de la economía argentina, que es la falta de dólares.

—Para ponerlo en contexto, Cristina promete, cuando asume en 2011, ser Alemania. La idea era que venía una etapa más republicana, más abierta, de renegociar con el Club de París, de salir a tomar deuda, tratar de reducir el problema del Indec, corregir los errores, que, en lugar de reducirse, se ampliaron. ¿Qué pasó?

—Pasó algo que uno tiende a subestimar, porque parece que cuando te vas a chocar con la restricción externa, la vas a ir viendo venir. Hoy con la velocidad que trabaja el mercado financiero, una vez que chocamos con la restricción externa, fue así. En 2012, la economía estaba trabada por todos lados, no podía crecer, y además, esa no fue una decisión nuestra, a todo eso le sumaste un cepo. Decíamos: “Pará, teníamos que arreglar lo de los dólares, lo de la energía, lo del crecimiento, y además le sumaste un cepo”. Eramos un relojero que tenía que empezar a rearmar el mecanismo con un montón de cosas con las que no estábamos de acuerdo. Nuestro programa no era ese.

—¿De quién fue la idea del cepo?

—No sé, porque nosotros estuvimos muy focalizados en el área de energía.

—¿Podríamos decir que el cepo fue en el segundo gobierno de Cristina Kirchner el error equivalente, de acuerdo con tu perspectiva, al de Macri con el Fondo Monetario Internacional?

—No sé si es comparable, porque el cepo es una consecuencia de un error estructural.

—¿Había otra alternativa?

—Había otra alternativa, pero era poner un respirador a la economía, que andaba ya muy complicada. Si abrías el mercado de capitales, para no poner el cepo, el programa de fondo no lo solucionabas, que era un drenaje muy fuerte de dólares, y ningún programa productivo que te permitía exportar más, que es la solución de la economía argentina que nadie encuentra.

—Dijiste: “El cepo es una pésima medida”. En esa economía que no funcionó, en la segunda presidencia de Cristina Kirchner, ¿el cepo es la causa de que no pudieron resolver el problema?

—Sí, al final del día. Cuando ves 2015, la pregunta es: ¿por qué la economía terminó creciendo con la inflación bajando y más o menos configurada de manera razonable? Porque aflojamos el cepo, porque la gente cuando vio que podía comprar 30% de su ingreso declarado, alivianó un montón de dinámicas perversas. Como vos tenías una brecha entre el tipo de cambio oficial y el tipo de cambio, llamémoslo así, financiero, y la brecha llegó a ser 70%, las empresas en vez de ganar plata produciendo, ganaban plata consiguiendo dólares baratos y vendiéndolo al paralelo.

—¿Qué harías diferente? ¿Qué enseñanza te dejó?

—El error del cepo deviene de los economistas que piensan la economía sin efectos de segunda vuelta. Me demandan muchos dólares. Solución: prohibir la demanda de dólares. Efecto en primera vuelta: genial, no me demandan más dólares. Segunda y tercera vuelta: se te arma una brecha, te empiezan a fugar ilegalmente dólares, los exportadores no te liquidan divisas. El problema es que la política es muy propensa a tomar soluciones sencillas y contundentes. Lo que hace un economista con un presidente, es decirle: “La cancha va de acá a acá. Si querés jugar por izquierda, es hasta acá; si querés poder jugar por derecha, es hasta acá. Si te pasás, tirá la pelota afuera”. Y los estadistas son esos tipos que juegan en la línea, y a veces se van ellos, pero la pelota queda adentro. Y el cepo, claramente, era jugar afuera de la cancha. Mirá Venezuela, que fue avanzando en esa idea de prohibir el dólar, y terminó con una brecha de mil por ciento. La enseñanza que me deja es que la política siempre quiere soluciones sencillas y rápidas. Dentro de los economistas hay un problema: los que no leyeron la otra parte de la biblioteca. Cuando leíste toda la biblioteca, si inventás algo, estás para un Nobel. Y mi objetivo no era ganar el Nobel, sino que la economía más o menos funcionara. Lo que tenés que plantearle a un presidente son las restricciones reales: si hacés esto, vas a tener estos efectos positivos, pero estos negativos. Y esa es la decisión que tiene que tomar un presidente.

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