“Yo era testaferro de Julio Humberto Grondona”. Patricio Gorosito, uno de los cinco imputados en la causa por el contrabando de más de mil kilos de cocaína a Europa conocida como “Carbón Blanco”, pronunció estas palabras en el inicio del juicio y luego se negó a responder preguntas. Este excéntrico hombre vinculado al mundo del fútbol construyó un estadio, se atribuye ventas de jugadores, tiene propiedades en el interior y empresas de carbón. Según fuentes judiciales, su patrimonio está siendo investigado “por lavado de activos” relacionados con actividades ilegales. Mientras su socio en la “narcocausa”, el abogado Carlos Salvatore, ya fue procesado por esta modalidad.
Gorosito tiene 65 años y aspecto de jubilado bonachón. Lejos de esta apariencia, se encuentra acusado de liderar, junto a Salvatore, la banda más importante de narcotraficantes del país. La investigación comenzó a partir del hallazgo de varios envios de cocaína a Portugal y España, en marzo de 2012, aunque se cree que la organización comenzó a operar en 2005. En Chaco, desde donde salía el carbón con cocaína, están siendo juzgados Gorosito y Salvatore, entre otros acusados.
Al mismo tiempo, la Justicia investiga la compra y venta de inmuebles de los integrantes de esta banda para determinar si forman parte de una maniobra de “lavado de dinero” ilegal para que se reinstale y circule bajo una fachada legal. En abril pasado, Salvatore fue procesado por “lavado de activos” que conlleva una pena de entre tres a 10 diez.
Plata sucia. En 2003 Gorosito inauguró su propio club, llamado Club Real Arroyo Seco, en un predio de 21 hectáreas. En poco tiempo construyó allí siete canchas de fútbol profesional, un estadio para 12 mil espectadores con butacas plásticas y hasta levantó un magnífico hotel de cuatro estrellas. Cinco años después le vendió todo al club Rosario Central por 16 millones de dólares. Luego compró un campo de casi cuatro mil hectáreas en Suncho Corral, en la provincia de Santiago del Estero, para producir carbón vegetal. Allí construyó su mansión. También se le atribuye una finca en el paraje “La Negrita”. Además cuenta con una empresa de carbón en su Arroyo Seco natal y asegura haber negociado el pase de más de cien futbolistas. “Todos sabían que el club Arroyo Seco era de Grondona. Yo puse la cabeza, fui el testaferro. Grondona hizo el estadio. Yo soy un analfabeto. Cuando se vendió el club él me dio una parte a mí”, dijo Gorosito en una entrevista con el diario La Capital después de declarar ante el tribunal oral de Resistencia que lleva adelante el juicio (ver aparte).
Fuentes de la Unidad de Información Financiera (UIF), querellantes en la causa por lavado de dinero iniciada contra Salvatore, explican a PERFIL: “Lavar plata con la compra y venta de inmuebles es una de las tipologías estandarizadas en materia de lavado de activos. Porque así se logra incluir en el patrimonio dinero en negro”.
Hasta el momento la entidad descubrió que Salvatore y su gente manejan un entramado de más de sesenta empresas (unas diez del exterior) que se “habrían utilizado para blanquear plata de la venta de drogas”, según figura en el expediente. Entre ellas figuran empresas de rubros muy variados que van desde inmobiliarias hasta productoras de televisión. Los 1.630 millones de pesos que fueron embargados por la Justicia a esta organización explican bien la magnitud de la maniobra. “Lo llamativo es que la mayoría de estas entidades declaran ganancias millonarias y no tiene casi actividad ni personal en relación de dependencia. Y cuentan con socios que están vinculados con causas de narcotráfico”, agrega una fuente.
La causa judicial por lavado se inició en noviembre de 2013 tras una investigación de la UIF que detectó operaciones sospechosas que involucraban a Salvatore y parte de su familia. En el procesamiento se concluye que el abogado “cumplía un rol primordial de dirección y manejo de la asociación que ejecutaba actos de lavado proveniente de las ganancias de hechos del narcotráfico al que dotaban de apariencias de licitud”.
El juicio pasó a un cuarto intermedio
El juicio por “Carbón Blanco” pasó a cuarto intermedio hasta el 3 de julio próximo por razones de salud del presidente del tribunal, sobre quien en las últimas horas circuló la versión de que había renunciado a su cargo.
Se trata del presidente del tribunal oral de Resistencia, Rubén Quiñones, quien ayer presentó un certificado médico por una “neumopatía obstructiva aguda” que lo obligará a hacer reposo por siete días.
La situación de Quiñones generó rumores de todo tipo, al punto que el abogado Claudio Lifschitz, defensor de Carlos Salvatore, había asegurado que el juez había renunciado y hasta se animó a decir que, a su criterio, se debía a “presiones externas”.
El episodio con la presunta renuncia de Quiñones se produjo luego de las amenazas sufridas por los fiscales que intervienen en el juicio, Federico Carniel y Carlos Amad, y las que previamente había recibido la jueza chaqueña que instruyó la causa, Zunilda Niremperger.