La desaparición del submarino ARA San Juan, del cual no se tienen noticias hace ocho días y transporta a 44 tripulantes, tiene en vilo a la sociedad. Con un megaoperativo de búsqueda, que incluye la colaboración de otros países, se intenta dar con el paradero de la nave, que habría sufrido una "implosión" el miércoles 15 de noviembre pasado. El analista internacional y director de investigaciones de CRIES, Andrei Serbin Pont, brindó este jueves en una entrevista a PERFIL una serie de cuestiones a tener en cuenta para poder detectar naves de estas características.
—¿Cómo se puede detectar un submarino?
—La guerra submarina es muy compleja, porque los principales medios como el contacto visual o el radar solo son efectivos cuando el submarino se encuentra en la superficie. Una vez sumergidos, los submarinos son detectados por sonidos, por lo cual necesitas sistemas acústicos que pueden ser pasivos o activos. Los primeros son como micrófonos que detectan ruidos en el mar, como el que puede generar un motor de un buque o las vibraciones causadas por la hélice de un submarino. Los activos emiten impulsos que al rebotar sobre un objeto permiten a los receptores determinar una posición aproximada de estos, de forma similar a un radar, pero en vez de usar ondas electromagnéticas usan impulsos sonoros. Por último, muchas aeronaves cuentan con un detector de anomalías magnéticas que permiten detectar pequeñas anomalías en el campo magnético terrestre, como las generadas por un submarino. El problema de estos detectores es que la aeronave debe sobrevolar casi directamente encima del submarino para detectar las anomalías, por lo cual previamente se requiere de una posición aproximada obtenida vía los sonares activos y pasivos. Son procesos sumamente complejos. Las tecnologías más avanzadas que tienen mucho los países europeos o Estados Unidos permiten una mayor precisión, y a su vez disponen de amplias bases de datos para contrastar el sonido que detectan y compararlo con los de la base de datos para tratar de identificar la procedencia en base a una firma acústica.
—¿Cómo es que Austria detecta la explosión que se cree fue del ARA San Juan?
—En Austria se encuentra la sede de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (OTPCE) que cuenta con una red de hidrófonos por el mundo que le permiten detectar pruebas nucleares. Fue así que sus sensores detectaron una anomalía acústica no nuclear que coincidía con la zona de búsqueda del submarino.
—¿Cómo cree que procedió la Armada Argentina en la búsqueda del submarino Ara San Juan?
—En este momento no tenemos los detalles sobre cómo procedió exactamente la Armada Argentina aunque efectivamente se empleó el protocolo correspondiente. Lo que si podemos señalar es que, desde el fin de la dictadura cívico-militar, la Armada viene encontrándose con constantes problemas presupuestarios que se traducen en una serie de problemas. Estos problemas presupuestarios pueden afectar tanto el mantenimiento de las naves, como también la cantidad de días que navegan al año. Lo segundo influye sobre le nivel de capacitación de las tripulaciones, lo que se puede traducir en una menor o mayor capacidad de reacción ante una crisis. Recuperar capacidades en el instrumento militar es un proceso largo y costoso, que requiere que la sociedad argentina asuma como compromiso de forma de que se convierta en una política concreta de defensa que permita mantener un instrumento militar moderno, eficaz y eficiente. Pero insisto, no sabemos cuales son los factores exactos detrás del incidente del ARA San Juan, pero si podemos considerar que tres décadas de retrasos presupuestarios pueden haber tenido un impacto.
—¿Qué cree que pasó con el ARA San Juan?
—En cuanto a lo que pasó, hay que ser muy cuidadosos. En general los submarinos funcionan con sistemas redundantes lo que permite ante una avería pasar a otro sistema. Por eso no generó mucha alarma al principio que hayan reportado una avería eléctrica, porque en teoría los sistemas son redundantes y entonces podría haber vuelto sin problema al puerto. Pero esto va a requerir de una investigación ardua una vez ubicado el submarino y su tripulación, así como una exhaustiva revisión de toda la “vida” del submarino, incluyendo arreglos, reformas, modificaciones, modernizaciones y mantenimiento realizados al mismo. Por ahora solo nos queda desear por el bienestar de los 44 tripulantes del ARA San Juan.