SOCIEDAD

¿Currículum? No, gracias

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La humanidad se divide entre gente que tiene currículum y gente que no. Son muchos los equívocos que forman, como hojaldre, la historia del hombre. Uno de ellos es el currículum. Nace de la idea cada día mas devaluada de que el individuo es primordial para la humanidad. En principio, es una afirmación que va contra la justicia del relato del mundo.

Cada vez que un único hombre quedó al timón de un fragmento de la historia sucedió una catástrofe. Atila que no dejó pastura sin depredar. Nerón que incendió Roma y más. Hitler que aplastó Europa. Bush 1 y Bush 2 cuyas barbaries aun no se pueden detener.

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Algunos achacan estas hecatombes a la especie entera. Y no es justo. Son desastres perpetrados por gente con currículum. ¿Cómo puede ser que de Waterloo solo prevalezca la frase feliz (o infeliz) de Wellington? Que conmovido por la cantidad de cadáveres dijera "Hay algo peor que la derrota. Es la victoria", no lo convierte en filósofo. Los 60 mil sin currículum que dejaron sus huesos en el barro no obtuvieron otra relevancia que la de ser oportuno relleno de esa frase.

Las grandes obras (pirámides, catedrales, el canal de Suez o el Golden Gate) no tienen un solo autor. Las van haciendo esos muchos cuyos nombres se borran hasta quedar subsumidos en el ingeniero más genial que dio la especie: el Anónimo. Ese que descubrió el fuego, pintó Lascaux, Altamira, inventó la rueda, la palanca, el engrudo, la tarta de manzanas, el pelapapas. Claro que es poco concebible un currículum de los seres que se han roto el alma desde el neolítico hasta aquí. Sería infinito.

La inutilidad del currículum la demuestra como nadie el Yeti, aquel “Abominable Hombre de las Nieves” que alcanzó la celebridad siendo que nadie lo llevó a la televisión ni tampoco pudieron capturar un mínimo renglón de su existencia los hacedores del “Quien es quien” (que es como el Gotha del currículum). Tampoco existen datos constitutivos del ser y quehacer del Golem o del Hombre Invisible. Y los hay aún más inasibles. ¿Puede alguien pedirle el currículum a Zelig? (En este caso (habrá que decirlo) existe una inbancable excepción, y es la biografía del inefable canciller local)

En verdad, habría que preguntar “Dime si tienes o no currículum y te diré quien eres”. Hay gente que lo usa como declaración de supuestos bienes y otra que lo blande como afiche o pagina de publicidad. También está quien empalagado de su ego suma al triste documento lo que debiera olvidar. Juro haber leído en un currículum que un tal sujeto local se había desempeñado en el exterior como “director de la revista “El Ratón” (sic). Confesión que confirma que el deslenguado prefirió inmolarse antes que dejar algo sin decir de sí mismo.

El invento del currículum coincide con el de la hiperinflación del ego. Occidente es así. Para afirmarse necesita amplificar su Yo y fotocopiarlo cuantas veces sea. Donde vaya se lo pedirán. Por eso abundan.

En Oriente, en cambio, dejan su yo al albur de la adivinación. Para ellos no es la imagen sino el silencio el que vale por cien palabras. Nosotros somos capaces de poner el pie del Yo en la Luna. Ellos, de que la Gran Muralla sea la única obra humana que puede ser vista desde el satélite. Aun así, ningún emperador chino cometió la cursilería de infatuarse escribiendo en la lista de sus acciones "Siglo tal al siglo cual: concluyo la Gran Muralla" Tampoco lo hicieron Buda o Cristo. Quienes se ocupan del Nosotros no necesitan de un currículum.

(*) especial para Perfil.com.