“Mi nombre es Miriam, tengo 54 años y soy docente en la Ciudad de Buenos Aires. Por mi trabajo asistía regularmente a la entrega de canastas que se realizaba cada 15 días en las escuelas. Además, era la que salía para hacer las compras o los trámites necesarios. Mi marido Gustavo y mi mamá Evangelina se cuidaban mucho porque tenían factores de riesgo y prácticamente no abandonaban la casa”. Así se presenta Miriam Laurenzo, que atravesó una de las experiencias más tristes de esta pandemia: perdió a su marido y a su mamá.
“Mi esposo y mi mamá eran personas muy agradables y simpáticas. Él era fanático ferroviario, una persona muy alegre y culta. Le gustaba mucho la geografía. Mi mamá era una persona sencilla, humilde, alegre y buena. Ninguno de los dos se pensaba morir".
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Los extraño terriblemente porque mi familia eran ellos dos. No tengo hijos, hermanos o vínculos con tíos y primos paternos. Los familiares maternos viven en otro país. Mi esposo y mi mamá eran mi marco y mi compañía. Me dieron mucho amor durante el tiempo que estuvimos juntos: 30 años con mi marido y 53 años con mi mamá. Los recuerdo por varias cosas pero sobre todo porque eran serenos, me transmitían tranquilidad y se divertían haciéndome chistes".
“Yo fui la que llevó el virus a mi casa y los contagié. Estuve con síntomas relacionados al coronavirus por lo que me hisopé el 7 de octubre. El 9 me dio positivo y me aislé. Ellos comenzaron con síntomas al poco tiempo. Mi marido el 22 de octubre. Se internó el 25 y lo intubaron el 29 con un respirador. No pudo salir del coma farmacológico y falleció el 12 de noviembre. Mi mamá comenzó con síntomas el primero de noviembre y la internaron dos días más tarde. A ella la entubaron pocas horas después porque no saturaba bien y su estado se complicó a medida que pasó el tiempo. Falleció el 10 de noviembre. Una tragedia”.