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Solo efectivo

La formalización del uso del dinero es un atentado a la gambeta social y a posibles valores de caos que el argentino tiene incorporados como formas conocidas y manejables.

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El Correo Argentino no cumple la reglamentación de aceptar débito. | CEDOC

En la cena de Cippec de este año había una promoción para pagar el estacionamiento, pero la “promo” era solo en efectivo. El auto descendía por la rampa del estacionamiento y a todos los recibía un cartel gentil y lapidario que decía “solo efectivo”. Una confusión acumulada de empresarios hacía la cola, junto a Miguel Braun, que también hacía la cola para pagar en efectivo, y sin inconvenientes porque se ahorraban todos unos mangos. Los argentinos amamos el capital contante y sonante, igual que Néstor Kirchner, a pesar de que nos juntemos a hablar de la Argentina de los próximos cien años.

Hay algo atractivo además con los papeles, con el registro del tacto. Está de moda presentar el mundo que será el de nuestros hijos como un entramado digital donde todo jugaría a ser regulado por programas, y las cosas, como objetos táctiles, estarían solo representados en simulaciones de bits visibles en pantallas. Pero por estos días se relata una experiencia de viejo tiempo, antigua, repleta de hojas bajo el lema de “los cuadernos”. Hojas escritas a mano por un hombre que relata la historia de billetes que se tocaban dentro de bolsos que se cargaban a mano; porque es una historia de manos, de papeles, de cosas, y de tocar y llevar. En tiempos de recurrencia y moldes, de perfectos software, la apuesta aparente del kirchnerismo por modalidades de acumulación antiguas e informales parece un eco carismático póstumo de Kirchner a la rutina eterna del macrismo.

En la sociología el carisma es un concepto amado porque es útil y necesario a la modernidad. Todos sabemos por Max Weber que su misión central es la de quebrar una desesperanzada monotonía para volver a dar sentido a un cuerpo social desencantado por procesos diversos en que la historia, por circunstancias siempre alternadas, lo coloca. En estos meses de incesante tormenta económica, Macri ofrecía y ofrece repeticiones absolutas y perfectas de discursos ensayados sobre un día a día que no para de cambiar en el instante. Mientras el dólar de las 10:30 no es el mismo que el de las 12:15, el Macri de las 11:00 de hoy, es la copia recurrente de su yo de las 11:00 de 2016 de cualquier día que elijan al azar o de cualquier año. Kirchner en cambio vive de nuevo en los cuadernos y su dinámica compleja allí relatada tiene más intensidad que quienes hoy necesitan gobernar.

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Los argentinos amamos el capital contante y sonante, igual que Néstor Kirchner

Registrar la historia en diarios, registrar los días, los pasos, es un acto de trascendencia. Quien escribe para dejar testimonio no solo debe ser considerado en su carácter de anotador serial, y por lo tanto analizado en su individualidad, sino como un actor que se siente en un momento tan crucial que necesita allí expresar una marca en el tiempo de su cotidianidad. La historiografía del nazismo se ha expandido con los diarios encontrados de Goebbels y los historiadores citan incesantemente los diarios de Victor Klemperer. Los soldados alemanes enviaban rollos de fotos de sus campañas en el este a familiares, algo relatado maravillosamente por el historiador Peter Fritzche, porque pensaban que estaban haciendo historia y la misma tenía que tener registro. Es probable que entre tantas cosas, algo en Centeno haya sido la necesidad de dejar documento del modo en que una experiencia política construía sus formas y pasara en sus rastros a la posteridad. Kirchner hoy está siendo revisitado como un arquitecto intenso de una experiencia política diferente y hasta le permite a Macri volver a la vida.

En el Correo Argentino solo aceptan efectivo. Una carta documento sale$ 380 y no se puede pagar con débito, tal como indica la medida de AFIP en función a la ley 27.253. Un documento que forma parte de las opciones de acción dentro del sistema judicial no cumple con la ley, de modo que si alguien quisiera ir al correo para intervenir de alguna manera en la causa de los cuadernos sobre el movimiento ilegal de dinero en efectivo, debería también hacerlo en efectivo. El Estado que acusa, cobra solo en billetes que se pueden tocar.

Dicen que Kirchner trataba a la gente a los golpes, en la informalidad del tacto. Es lógico en el carisma, porque allí no hay reglas válidas más que el impulso personal transformador. La formalización del uso del dinero es un atentado a la gambeta social y a posibles valores de caos que el argentino tiene incorporados como formas conocidas y manejables. Kirchner tal vez fue el más argentino de todos y en el Correo tiene todos los días y en miles de cartas, su sentido homenaje.

* Sociólogo.