HUMOR
LA SELECCIN NACIONAL EN CRISIS

Otro jugador que se baja

Se trata de Carlos Alberto Bravo, que, como Juan Román Riquelme acaba de renunciar a la camiseta Argentina.

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Siguen las deserciones en el equipo albiceleste. En este caso, otro personaje del fútbol que da un paso a un costado.

Las lágrimas corrieron en su pétreo, impávido rostro: “No me mires, no me mires”, musita Carlos Alberto, en el clímax de su recelo varonil.

Es que nuestro hombre del día ha tomado, también, una decisión trascendental: como Riquelme, ha renunciado a la Selección.

Pero no fue fácil, dice Carlos Alberto, desde la mesa de un bar. “No, no fue fácil -repite Carlos Alberto, que no sabe que en esta nota, eso ya se ha dicho. Lo pensé mucho, hablé con mi mamá, y ella también estuvo de acuerdo. Es que ella sufre mucho por mí. Todos los domingos va a la cancha y me da su opinión. Yo la reconozco enseguida, es que mi mamá acostumbra pararse pegada al alambrado cercano a la esquina del córner y me grita: `¡Corré, pelot...!´”

Bravo es delantero de la tercera de Aldosivi, con un interesante récord a sus espaldas: “Soy el delantero que más goles hizo en el equipo. Algunos me critican porque la mayoría fueron goles en contra, pero son cosas del fútbol”, alega Carlos Alberto.

“A lo mejor, a muchos les parece que puedo estar lejos de la celeste y blanca. A esos les aclaro que una vez fui convocado por Basile. Salió por el Fuero Comercial número dos, en la causa `Bravo y Asociados, en convocatoria de acreedores´. Le debíamos unos mangos al Basile por un auto que compramos y nos olvidamos de pagarle.”

Respecto a su decisión de renunciar a la Selección, el hombre del día lo explica así: “Sí, es verdad: jamás me convocaron y difícilmente lo vayan a hacer a mis 36 años, pero nunca se sabe. Por las dudas, yo dejo claro que quiero estar afuera.”

Las lágrimas se cuelan en su pechera, pero Carlos es más fuerte. El hombre curtido por las canchas de la Primera C y por los cascotazos de las distintas parcialidades, subraya su decisión subiendo la apuesta: “Y para no tentarme de volver o aceptar en un momento de emergencia estoy aumentando mi peso, así a nadie se le ocurre convocarme”, dice, en tanto pide su tercera pizza de jamón y morrones que seguramente pagaremos nosotros, ávidos de seguir escuchando a nuestro hombre del día.