POLITICA
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En 2011, el grupo de los Rocca admitió coimas en el extranjero

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En el lejano mar Caspio, Techint, investigada por el presunto pago de coimas en Brasil, Italia y Argentina, tiene un antecedente claro de sobornos a funcionarios públicos: Uzbekistán.
El CEO del grupo, Paolo Rocca, y uno de sus ejecutivos, Carlos Bacher, insistieron en las últimas semanas en que el grupo nunca formó parte del “club de la obra pública” y que no pagó coimas a los Kirchner para obtener contratos. Sin embargo, la compañía de los Rocca acumula ya varias acusaciones de sobornos.
Los pagos a los funcionarios de Uzbekistan sucedieron entre 2006 y 2008, el mismo período por el que Techint está siendo investigada en la causa de los cuadernos. Así consta en un documento de la Comisión de Valores de los Estados Unidos (Securities and Exchange Commission). El ex funcionario Claudio Uberti declaró que retiró entre cinco y seis coimas de Techint dirigidas a Néstor Kirchner en 2006. Luis Betnaza, ejecutivo de la compañía, admitió otros pagos a Roberto Baratta en 2008.
Tenaris, principal compañía del grupo ítalo-argentino, es una de las líderes mundiales del mercado del acero y cotiza en la bolsa de Nueva York. En 2011, se presentó ante las autoridades estadounidenses, admitió los delitos en Uzbekistán y debió pagar US$ 8,9 millones al gobierno de los Estados Unidos para cerrar el caso y continuar operando en la bolsa. La cifra incluye la devolución de ganancias de los contratos, con intereses, y una multa por haber sobornado a funcionarios extranjeros.
De acuerdo con las autoridades estadounidenses, entre 2006 y fines de 2007, Tenaris licitó tres contratos para vender caños sin costura para el transporte de petróleo y gas a OAO, una compañía estatal de Uzbekistán, Asia Central.
Las autoridades de OAO eran funcionarios públicos, ya que la empresa dependía del gobierno. Mientras se licitaban los contratos, Tenaris contrató a un intermediario para obtener información confidencial.
Tenaris y sus competidores presentaban sus ofertas. Luego, los funcionarios informaban al intermediario qué cifras habían ofertado otras compañías. Tenaris cambiaba entonces su oferta para ser la elegida sin levantar sospechas, según el documento que analizó PERFIL. Acordó una comisión de entre 3 y 3,5% de los contratos con el intermediario (que no fue identificado).
Mediante esta maniobra, la compañía de los Rocca consiguió contratos por US$ 8,9 millones y obtuvo ganancias por más de US$ 4,7 millones. Parte de las coimas se pagaron mediante transferencia bancaria.
A fines de 2007, el intermediario de los sobornos advirtió a los ejecutivos de Tenaris que un competidor había formalizado una queja ante el gobierno de Uzbekistán y pidió a la compañía que se les pagara a otros funcionarios para que frenaran una investigación. Todo quedó registrado en e-mails. No se probó, según las autoridades estadounidenses, si Tenaris sobornó a quienes debían investigarlos.  
Según la Comisión de Valores de Estados Unidos fue “un tercero” no identificado quien denunció la maniobra a Tenaris. Después de esta denuncia, la empresa comenzó un proceso de colaboración con las autoridades. Ante la consulta de este medio, Tenaris resaltó que informó “voluntariamente a las autoridades de los Estados Unidos”. Voceros de la compañía agregaron que actualmente “no tiene oficinas en Uzbekistán” y que “ha retomado relaciones comerciales normales con las empresas del sector energético de Uzbekistán”. La compañía achaca el pago de coimas a “la conducta de ciertos ex empleados de Tenaris”.n