POLITICA
internas en el espionaje

Sospechas de filtraciones y venta de información agitan a la ex SIDE

La conducción de la AFI pidió a la Justicia que se investigue un presunto espionaje interno y negó que exista un esquema de escuchas ilegales a figuras públicas.

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Arribas. El jefe de los espías pidió que se investigue a su tropa. | CEDOC

Pese a su secretismo obligado, la AFI macrista no logra mantener el perfil bajo. Tras el sobreseimiento de Gustavo Arribas en el caso Odebrecht, otra denuncia periodística generó un minialboroto dentro de la Agencia Federal de Inteligencia. Su conducción negó la existencia de un esquema de escuchas ilegales con destino de uso político non sancto, aprietes y extorsión. Además presentó una especie de auto-denuncia en la Justicia para cubrirse. Desde la ex SIDE, sin embargo, sospechan que hay agentes que filtran (o venden) retazos de información. Y a su vez insisten, muy por lo bajo y sin demasiadas expectativas de conseguirlo, con un viejo reclamo: recuperar el manejo de las escuchas telefónicas, hoy en manos de la Corte Suprema

“Por supuesto que no se cuestiona la libertad de expresión ni la protección de las fuentes de información”, aclara el texto de 11 carillas firmado por Arribas y Silvia Majdalani. Acto seguido, avisa que el objetivo de la presentación es “poner en claro la existencia o inexistencia de este tipo de prácticas ilegales tan sensibles a nuestra democracia y en su caso identificar a sus responsables”.

Fue una respuesta judicial, con tono de contraataque amable, a una nota de Carlos Pagni. El periodista de La Nación publicó que en la AFI funciona una red de inteligencia paralela, amparada en un viejo recurso: pedir a jueces amigos, con argumentos flojos, permiso para pinchar determinados teléfonos. Los escuchados, según Pagni, incluyen al empresario Matías Garfunkel, a Lionel Messi y al legislador Gustavo Vera. La difusión de charlas entre Cristina Kirchner y Oscar Parrilli (las escuchas tuvieron un origen discutible pero legal), serían parte de ese esquema.

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Ante la acusación periodística, Arribas y Majdalani optaron por convertirse en denunciantes del presunto espionaje. El lunes pasado, en una reunión realizada con todos los directores de la Agencia, se decidió ir por esa vía. Así, el amigo de Mauricio Macri y la ex diputada menemista le pidieron a la Justicia (la causa le tocó a Ariel Torres) que investigue el caso, incluyendo una citación a Pagni y a Vera.

Desde la ex SIDE niegan la verosimilitud de la denuncia, pero sospechan sobre la filtración y venta de información por parte de agentes activos. “Acá todo se vende”, revela una figura que suele visitar el edificio ubicado en 25 de Mayo 11.

Desde su llegada a la AFI, la conducción macrista apuró la salida, entre despidos y jubilaciones, de más de 900 espías. Arribas a su vez se rodeó de dirigentes que pertenecían a la vieja guardia de agentes, como el ex número dos de la SIDE, Darío Richarte. Esa apuesta, sin embargo, no alcanzó para consolidar un statu quo calmo dentro de “La Casa”. En realidad, desde la pelea entre Cristina Kirchner y la anterior conducción de la Agencia, con Jaime Stiuso a la cabeza, la AFI se volvió un hormiguero. A las facciones internas se le sumaron ex espías, como Stiuso, con sed de revancha contra el kirchnerismo y poco ánimo de jubilarse.

La actual Dirección de Captación de Comunicaciones del Poder Judicial de la Nación, a cargo de las intervenciones telefónicas, está en la órbita de la Corte Suprema. Pese a que existen contactos entre esa dependencia y la AFI, la jefatura macrista de la Agencia pretende recuperar el manejo completo de las escuchas. Incluso le dedican algunas críticas por lo bajo a esa dirección. Pero entienden que no es momento de dar (y ganar) esa discusión.