Uno de los procesados por la Masacre de Trelew confirmó que los detenidos sabían que iban a morir
La declaración de Marandino echó por tierra la versión oficialdel intento de fuga.
La confirmación sobre la historia realtardó 35 años en llegar.
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Cedoc
Debieron pasar más de 35 años para que las declaraciones de un militar que participó de la " Masacre de Trelew" terminara de confirmar ante la Justicia lo que ya, de todas maneras, era una versión conocida para el pueblo.
El ex cabo primero Carlos Amadeo Marandino, el último de los detenidos en la causa por la que se investiga el fusilamiento 16 integrantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montoneros en 1972 y el intento de homicidio de otros tres, declaró ayer ante la Justicia que los detenidos "sabían que iban a morir cuando les abrimos las puertas para que salgan al pasillo y cantaron el himno".
El relato de Marandino, que estuvo sentado durante más de cinco horas frente al juez Hugo Sastre, echó por tierra la teoría oficial de la fuerza sobre el "intento de fuga" y describió una matanza seguida de disparos aislados de remate. El ex cabo reveló que los 19 presos políticos, alojados en ocho pequeños calabozos separados en dos bloques de cuatro a cada lado del estrecho pasillo, "cantaron el himno" antes de morir.
Luego, recordó el hombre que aquel entonces tenía 24 años, le ordenaron abandonar la escena. En ese momento, se hicieron presentes los entonces capitanes Luis Emilio Sosa, Emilio Jorge del Real, Raúl Alberto Herrera y el prófugo teniente Bravo. Lo que siguió fue el sonido de una ráfaga de ametralladoras PAM. A esa primera andanada de balas le sobrevino un silencio y después, otra vez, balazos intermitentes de pistola calibre 45. Los ultimos disparos buscaron rematar los cuerpos que habían quedado desparramados por le pasillo.
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Una vez finalizado el fusilamiento, Marandino contó que fue llamado de nuevo al interior de la zona de calabozos para revisar a los internos, pero no logró cumplir con la tarea debido a la ferocidad del panorama, que lo descompuso. La versión dada por Marandino es similar a la que recogió el desaparecido escritor Francisco Urondo y publicó en el libro La patria fusilada (incorporado a la causa), donde se reproducen reportajes realizados a los tres sobrevivientes de la matanza.
Careo. El relato de Marandino complicó la situación del ex capitán de corbeta Luis Emilio Sosa, que el martes declaró que no tuvo nada que ver con los fusilamientos porque fue golpeado por el montonero Mario Pujadas en un intento de fuga. Frente a las versiones encontradas, es muy probable que entre las próximas medidas figure un careo entre ellos.
Marandino, que declaró ayer al mediodía en el juzgado de Rawson, arribó al país ayer procedente de Estados Unidos y de inmediato fue trasladado para declarar. De los cinco ex marinos con pedido de captura, solo falta detener al ex teniente Roberto Guillermo Bravo que, según publicó Página 12 ayer, se encuentra en Tampa, Estados Unidos, razón por la cual se le pidió, desde el juzgado local, la intervención a Interpol.
