La evolución del dólar y de la inflación ya no es un condicionamiento exclusivo a la candidatura de Mauricio Macri. Cristina Fernández de Kirchner se cuidó de no afectar el comportamiento de esas variables en la presentación de su autobiografía en la Feria del Libro. Además del significativo volumen que mantiene indeciso su voto para las elecciones presidenciales, el grueso de la dirigencia del peronismo con responsabilidades de gobierno es particularmente sensible a lo que ocurra con ellas.
Por primera vez comienza a evaluar el riesgo de ser alcanzado por la crisis económica si el oficialismo no atina a detenerla. La ex presidenta es percibida como parte activa de esa amenaza. Con exceso de confianza en ese fenómeno, el Gobierno está convencido de que, pese a la recesión, gobernadores e intendentes sentirán nostalgia por la liquidez de la que gozan con Cambiemos antes de perderla. Hay temor a que la centralización y redistribución de esa masa crítica de recursos sean la expresión práctica del nuevo contrato social enunciado en abstracto por la ex presidenta si llegase a ser elegida.
Optimismo alimentado esta semana por el diálogo sobre el decálogo de coincidencias con Domingo Peppo y Gustavo Bordet. El gobernador del Chaco mantiene una tensión con Cristina a través de Jorge Capitanich: su eventual candidatura a gobernador debilitaría el intento de Peppo para ser reelecto. En alianza con Cambiemos, el gobernador impulsó por ley la suspensión de las PASO. Chaco no tiene definido cuándo celebrará elecciones.
Bordet selló una alianza con la ex presidenta que convirtió a su antecesor y multiprocesado Sergio Uribarri en titular de la Legislatura unicameral en Entre Ríos. Pero el recelo del kirchnerismo se funda en otra cosa que tienen en común. Los dos escuchan a Carlos Gro-sso, consultor externo de nota en cuestiones delicadas para el Presidente. En su entorno hay entusiasmo por la masiva ausencia de los gobernadores peronistas al acto oficial que convocó el PJ por el centenario del nacimiento de Eva Perón.
Pero también por la “foto de familia” que eludieron intendentes del Conurbano para no quedar retratados con José Luis Gioja, Eduardo Duhalde, Daniel Scioli, Hugo Moyano y Roberto Baradel.
Martín Insaurralde y Juan Zabaleta avisaron que no llegarían al mitin de Los Toldos. La incomodidad de los intendentes de Lomas de Zamora y de Hurlingham fue visible en la presentación de Sinceramente, atribuido por Cristina a un consejo de Alberto Fernández.
Rehabilitación. El ex jefe del Gabinete alienta otra iniciativa más ambiciosa: que su eventual candidatura sea el resultado de una PASO. Fernández parece estar sorteando con éxito la resistencia que provoca en La Cámpora. Si bien ese proyecto es por ahora una alternativa, le sirvió para la rehabilitación parcial de Aníbal Fernández, otro de los invitados a la sala Borges.
Su reaparición en los suburbios de Lomas de Zamora el 1° de mayo intentó capitalizar el malestar por la resistencia a Axel Kicillof de Cristina con Insaurralde, que fue elegido por otros intendentes de vehículo para expresar inquietud con la actividad de dirigentes kirchneristas en sus distritos y el temor a que entorpezcan sus candidaturas.
Es el caso de Gabriel Katopodis (San Martín) con Hernán Lercher y el de Zabaleta con el cuñado de Andrés “Cuervo” Larroque, Martín Rodríguez Alberti, titular del Concejo Deliberante en Hurlingham. Katopodis sorprendió al lanzar la candidatura a gobernador de Insaurralde en febrero. Lo siguió al día siguiente Zabaleta. Los dos enfrentaron a Cristina en 2017 con Florencio Randazzo.
Jorge Ferraresi es el prodigio imaginado por Insaurralde para escabullirse de la encrucijada a la que está sometido por sus pares y la ex presidenta. El intendente de Avellaneda podría sintetizar las aspiraciones de sus pares y de Cristina: la exigencia en simultáneo de vocación de liderazgo y de lealtad. Insaurralde desea liberarse de esa responsabilidad para ocuparse de lo que le interesa. Ser reelegido en Lomas de Zamora.
Es curioso: hace unas semanas, su entorno trabajó en la organización de un asado de bienvenida a Jorge Calzoni. Además del trato frecuente por su pasado como titular de la Autoridad de la Cuenca Matanza- Riachuelo (Acumar), el rector de la Universidad de Avellaneda (Undav) suma otro atractivo: su reciente enemistad con Ferraresi, el único de trato directo con Cristina. Los demás deben pasar primero el exigente focus group de Máximo.
Vacío. Con el decálogo de coincidencias, Cambiemos promueve vaciar de participación la primaria que imagina Alberto Fernández. Scioli parece descartado de esa competencia después de reunirse con Rogelio Frigerio en las oficinas del ministro del Interior. Son motivos suficientes para comprender por qué los intendentes que controlan el PJ bonaerense detestan por igual a Cristina y a Macri.
Una reacción casi idéntica a la antipatía del PRO con Roberto Lavagna, por los votos que le restaría a Macri. El Presidente chocó de nuevo con Alfredo Cornejo, que pidió incluirlo en una eventual ampliación de Cambiemos a otras fuerzas. El titular de la UCR será facultado a explorar esa vía por la Convención Nacional, aún con fecha incierta.
Cornejo aguarda el resultado de hoy de la elección en Córdoba. Desde el 6, la única duda del Gobierno es si Juan Schiaretti vencerá a Mario Negri por una ventaja de 20 o 25 puntos. Cambiemos intenta hallar un lado positivo a su reelección. Espera que el gobernador de Córdoba sea el que ordene Alternativa Federal. O dicho de otro modo: un acuerdo con los gobernadores peronistas. Computan a esa corriente una debilidad congénita. No está inserta en la provincia de Buenos Aires.
Lo que fortalece a Massa. Y la seguridad que Schiaretti le anticipó a Lavagna en la reunión que tuvieron a mediados de marzo: que la postulación presidencial se resolverá por primarias. Massa menea la posibilidad de sumarse a la que plantea Fernández. Parece poco probable. El 8 la Comisión de Acuerdos aprobó el pliego para que Mariano Magaz sea designado por el Senado bonaerense en la Cámara de Garantías y Apelaciones de Zárate-Campana.
Magaz es fiscal de Tigre y estuvo denunciado en la Secretaría Permanente de Enjuiciamiento por la supuesta falsificación de firmas y actas en el allanamiento dispuesto por el robo al domicilio de Massa en 2013. Un tema desapercibido mientras lo importante sea mantener el dólar marcado.