“El Gobierno no cumplió los objetivos de género”; así empieza el domingo, en la sección Economía, un análisis de Patricia Valli según un informe de la Auditoría General de la Nación de 2016-17. En 2015, el Gobierno aprobó en Naciones Unidas la Agenda 2030 y los 17 objetivos, entre ellos el de igualdad y empoderamiento de las mujeres. En los presupuestos 2016 y 2017 no se asignó partida al Consejo de Coordinación de Políticas Sociales para lograrlos. Recién ocurrió en 2018, pero el Gobierno lo destinó a insistir en eliminar la pobreza, que no disminuyó, ni se alcanzó la igualdad.
Luego se señala el aumento de la pobreza en el país, según un estudio de Cippec, organización que no se puede catalogar de opositora. Esto nos debe preocupar a todos, porque los niveles de desigualdad entre los pocos que concentran la riqueza y los muchos que se reparten las migajas no es algo que nos pueda dejar indiferentes. Esta pobreza que se cronifica lastima, porque nos empobrece a todos.
Un país donde casi la mitad de los niños viven en la pobreza es un país que no tendrá lo necesario para crecer. Algunos lo lograrán, pero esto no impide que todos nos empobrezcamos. En esa línea, el artículo de Martín Grandes, en El Observador, marca cómo la precarización de la vivienda es un camino a vivir en la calle. No se llega de golpe a vivir en la calle; hay pasos de degradación de la vivienda que culminan cuando lo único que queda es la calle. En esto el género está presente, porque las mujeres son las más afectadas por la pobreza y las que van degradando la categoría de la vivienda en que logran subsistir ellas y sus hijos. El artículo sobre CABA no muestra el sesgo de género en el tipo de vivienda, algo que requiere intervención estatal ya que, en general, son mujeres jefas de hogar con varios hijos.
Acoso laboral. El suplemento del domingo Acciones difunde el Convenio 190 aprobado recientemente en la Organización Internacional del Trabajo, es una excelente iniciativa. Este acuerdo es producto del trabajo de las trabajadoras y líderes sindicales femeninas, que aportaron la experiencia de muchas mujeres del mundo acosadas en el ámbito laboral, que no pueden defenderse para no perder el empleo. Ahora los gobiernos deben aprobarlo para que empiece a regir, e iniciar el camino para erradicar esta forma de violencia. Ampliamente celebrado por los representantes de los trabajadores, no así por los empleadores.
Género y ciencia. “Elixir de la juventud”, así se comenta en la sección Ciencia un chip “sexual y antienvejecimiento”. Se promocionan cambios en la libido de mujeres y hombres, valorados por los varones que, mayoritariamente, basan su masculinidad en su potencia sexual, algo que los millennials destruyen calificándola de “masculinidad tóxica”. Diferente en las mujeres, donde los sentimientos y lo psicosocial valen más. ¿Este “elixir” es un logro científico o la mercantilización de un conocimiento científico? Con publicidad que refuerza concepciones estereotipadas de género.
Mujeres líderes rurales. El sábado en SuperCampo, María Lorena Rodríguez hace referencia a la primera mujer presidenta de la Asociación de Criadores de Bradford, Tiziana Prato. En un ámbito poco amigable para la participación de mujeres, la elección de una mujer como presidenta de una asociación, constituida mayoritariamente por hombres no habituados a reconocer a las mujeres, es destacable.
Fútbol femenino. Todavía es un deporte en el que las mujeres tienen dificultades para incorporarse, eso explica la recomendación a los clubes de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires: equiparen el uso por parte de unos y otras. Esta obviedad requirió la intervención de un organismo de derechos humanos. ¡Cuánto falta para la igualdad!