La necesidad de cerrar las negociaciones salariales tras la devaluación, que aún no se frena, sin índices oficiales y con un gobierno que habla de una banda inflacionaria del 20 al 25% pero avala un aumento mayor para los docentes, está convenciendo a algunos sectores empresarios de plantear en sus sectores el desdoblamiento de las paritarias.
Un caso confirmado es el de los constructores. El presidente de la Cámara de la Construcción, Juan Chediack, ya le hizo saber al titular de la Uocra, Gerardo Martínez, su idea de partir al medio la discusión por los sueldos. La negociación de este rubro arranca en abril, y la idea de los empresarios sería ofrecer un porcentaje y alguna suma puente hasta mitad de año, para luego volver a charlar otra vez con la expectativa de que esté ya más claro el horizonte y, eventualmente y si se cumplen las metas del Gobierno, los aumentos de precios hayan cedido.
En un principio, una idea similar anidaba en los equipos técnicos de Cambiemos: convencer a los líderes sindicales de tener “rational expectations” para negociar aumentos “mirando hacia delante”, con la idea de que habrá inflación descendente en el segundo semestre. Claro, eso implica pasar por alto el traspaso a precios tras la unificación del mercado del dólar, que implicó primero una devaluación del 35%, que hoy ya roza el 60%. Desde entonces, según qué índice se elija, el costo de vida trepó 4% en diciembre, casi lo mismo en enero y se espera entre 3 y 5% este mes que termina el lunes. Y luego llega marzo, que todos los años tiene un piso más alto por aumentos puntuales, a los que esta vez se les añadirá la tarifa eléctrica.
Con ese contexto, la idea de partir las paritarias podría ganar terreno. “Yo creo que varios sectores van a plantear dividir la paritaria”, asegura Chediack, que el miércoles estuvo reunido con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, para hablar de la situación de un sector castigado desde agosto de 2015 por el freno de los pagos de la obra pública. Se perdieron desde entonces unos 54 mil puestos de trabajo, sobre un total de 430 mil que tiene el sector. El panorama obligó a Frigerio, hace tres semanas, a pedirle al Ministerio de Hacienda y Finanzas que empiece a liberar los pagos. Y algo se ha ido pagando desde entonces. “Cuando hay défici fiscal, es histórica la tensión entre el Tesoro y obra pública”, dice un hombre que trabaja en la cartera que comanda el de apellido desarrollista.
Más allá de la paritaria, los constructores se entusiasman con el lanzamiento, que reconocen que viene demorado, del megaplan de créditos hipotecarios en el que trabajan el Banco Central, el Banco Nación y el propio Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda. Allí, además, tienen otro objetivo: hacer que la promesa de campaña de Mauricio Macri, de que construirá un millón de casas en su gestión, sea posible. Se heredaron unas 100 mil en marcha de la gestión de Cristina. Hay unas mil para inaugurar en marzo en Salta.