Ni el presidente se salvo de la policia
Todo es un antes y un después. Una bisagra posaparición de coronavirus, y así, a medida que se intensificaron las indicaciones preventivas ante la situación. Y eso modificó todo, y salvo excepciones que aprovecharon la chicana más propia de otros momentos políticos que del actual, la mayoría comprendió que la cuestión en esto obliga a una “tregua”. Quizá fue Mario Negri quien con sus palabras para con Alberto Fernández aglutinó a esa mayoría: “La centralidad en las decisiones es imprescindible en una emergencia. La responsabilidad es del Presidente. El Gobierno tiene todo nuestro respaldo en las medidas que deba tomar. Ofrecemos recursos humanos, ideas y proyectos presentados”. Pasado todo esto, se verá. Igualmente entre reunión y reunión, sobre todo en Casa Rosada, hay momentos de descompresión, y allí, en un “recreo” se hizo más pública una anécdota que tiene como protagonistas a Alberto Fernández; su secretario, Juan Pablo Biondi, y una custodia presidencial. Y es anécdota porque el mismo hecho no se dio una vez sino dos veces. En dos noches –no consecutivas–, el Presidente iba en auto de Puerto Madero a la residencia de Olivos y llegando a la zona de famosa empresa que navega a Uruguay, en dos oportunidades y casi a la misma hora, lo detiene un control policial para chequear papeles. Saldo: sorpresa de los oficiales y dos anécdotas recíprocas.
En cuarentena
Trabajo remoto y actividad deportiva acotada es lo que se impuso Facundo Moyano. Es de los diputados que estaban en aislamiento preventivo porque estuvo en Brasil. Aunque sin síntomas, es de quienes pudieron sumarse al hashtag #YoMeQuedoEnCasa. Así, estará sin actividad política y tampoco sin entrenamiento de boxeo, actividad que como se ve en redes lo tiene por demás entusiasmado.
Paris ya fue
Por el momento, muchas cosas fueron. O se postergaron. Pero si la carta de peso que tenía Archibaldo Lanús para jugar con la intención de hacerse de la embajada argentina en Francia era su vínculo con la empresa Eramet, ese as de espada ya no está en su mano. Y es que la compañía gala –antes del Covid-19– decidió congelar sus inversiones en el país. Sagaz en relaciones sobre todo en la alta sociedad francesa y con buenos contactos allá y acá, Lanús fue de los primeros que vieron en el litio argentino una inversión a futuro. Y fue mucho antes que incluso empresarios locales. Para ello y ya habiendo dejado su cargo de embajador activó contactos en ambos continentes para realizar alianzas y explotarlo. Sus contactos, sobre todo con el ex gobernador Juan Carlos Romero, aceitaron la cuestión. Pero el congelamiento empresarial se extendió a la posibilidad de que Lanús se instale en el 6 rue Cimarosa.
Revuelo en recoleta
Hasta con la cuestión de los cuidados a los que obligó socialmente el coronavirus hubo situaciones que a futuro serán anécdotas que moverán a un sentimiento muy distinto al actual. Y uno de ellos sucedió en la sede de Recoleta del Jockey Club. Antes de que ese tradicional espacio cancelara todas sus actividades recreativas en sus dos sedes, en la mencionada se armó gran revuelo cuando un socio le dijo a un par por qué estaba nadando y no haciendo cuarentena ya que había llegado de Europa 48 horas antes. Aunque el cloro repele la acción del virus, se vaciaron piletas y la cuestión apuró el comunicado que igualmente el Jockey evaluaba con anterioridad. Lo que se está analizando es si al socio en cuestión se le aplicará alguna sanción enmarcado en algo así como conducta impropia para con sus pares.