La decisión que anunció Cristina Fernández de Kirchner de proponer a Alberto Fernández como candidato a presidente —un compañero que fue central en la reconstrucción del país que afrontó Néstor Kirchner en el 2003 y con el cual luego tuvo diferencias— y de acompañarlo como candidata a vicepresidenta de la Nación, es sin duda un inmenso acto de generosidad política, devela una comprensión notable del momento histórico y conlleva una decisión estratégica en pensar, no sólo en las futuras elecciones, sino en la posibilidad cierta de gobernar nuestro país con el más amplio consenso en el próximo período. Sobre todo teniendo en cuenta que, a diferencia del 2015, el futuro gobierno va a recibir —ahora sí— una muy pesada herencia en términos económicos, sociales, institucionales y políticos. Fue una decisión que tomó pensando en el Pueblo y en la Patria.
Alberto Fernández: "Voy a acompañar a Cristina Kirchner a Comodoro Py"
El gobierno de Macri deja un enorme endeudamiento; elevadas tasas de interés; tarifas, alimentos y medicamentos atados al dólar; altos niveles de inflación; pérdida del poder adquisitivo del salario; un profundo deterioro del aparato productivo y de la capacidad instalada; caída del mercado interno; aumento creciente de la desocupación, la pobreza y la indigencia; la desinversión en políticas sociales, en salud, en educación, en investigación, en ciencia y tecnología; la pérdida de calidad institucional por la represión a la protesta social, por la elección de enemigos internos que terminan demonizados, presos o muertos y las arbitrariedades de algunos miembros del poder judicial, que en coordinación con el poder político y económico, acompañados muchas veces por algunas corporaciones mediáticas, violan sistemáticamente el estado de derecho y las garantías constitucionales.
Los argentinos y las argentinas necesitamos ser capaces de construir las condiciones que nos permitan vivir en un país digno de ser vivido por todos y por todas
Por todo eso es que se requerirá un gran esfuerzo de todas y todos las argentinos y para ello se hace necesario construir un verdadero diálogo social y político, y el más amplio consenso en nuestra sociedad que nos permita dejar de lado las contradicciones secundarias para poder ocuparnos y resolver lo urgente y lo importante. Los argentinos y las argentinas necesitamos ser capaces de construir las condiciones que nos permitan vivir en un país digno de ser vivido por todos y por todas. Con trabajo, producción, mercado interno, educación pública de calidad, salud, investigación de excelencia, una justicia independiente, plena vigencia de los derechos humanos, calidad democrática y, fundamentalmente, con tolerancia, respeto y responsabilidad. Entiendo que esa es la apuesta, audaz por cierto, inteligente y comprometida de una persona, que ocupando la centralidad de la política, entiende que la política tiene que ser la centralidad y no las personas.
(*) Secretario General del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba).