OPINIóN
MALVINAS, 40 AÑOS

Las tres caras del informe Rattenbach

Un análisis que revela aspectos poco conocidos de la evaluación que hizo la comisión militar sobre el accionar de las Fuerzas Armadas en la guerra del Atlántico Sur.

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Informe Rattenbach. | cedoc

I. Su significado. El llamado Informe Rattenbach fue encargado por la última Junta Militar –la que asumió tras la derrota en Malvinas– para evaluar la actuación de las Fuerzas Armadas en el conflicto. Sus conclusiones fueron elevadas antes que asumiera la Presidencia Raúl Alfonsín en diciembre de 1983. 

Su elaboración estuvo a cargo de seis oficiales superiores retirados de las Fuerzas Armadas antes de 1976 -dos de cada una de las tres Fuerzas-quienes trabajaron intensamente para terminarlo en la fecha prevista. 

Del Ejército los dos integrantes de la Comisión eran el Teniente General (R) Benjamín Rattenbach y el General de División (R) Tomás Sánchez de Bustamante; de la Armada eran el Almirante (R) Alberto Pablo Vago y el Vicealmirante (R) Jorge Alberto Boffi, mientras que de la Fuerza Aérea se nombró al Brigadier general (R) Carlos Alberto Rey y el Brigadier mayor (R) Francisco Cabrera. Todos estaban en retiro al producirse el golpe militar del 23 de marzo de 1976

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Por ser el primero de ellos el más antiguo de los seis -quien llevaba más tiempo como militar, contabilizándose tanto los años en actividad como los de retiro- presidió la Comisión y su nombre pasó a ser la denominación fáctica del informe.

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II. Errores de la conducción política

Son por demás conocidas las críticas que el informe realiza a la conducción política de la guerra, la que enjuicia en duros términos. 

En el apartado 173 dice que “el procedimiento adoptado por la Junta Militar para preparar a la Nación para la guerra, contradijo las más elementales normas de planificación vigentes en las Fuerzas Armadas y en el Sistema Nacional de Planeamiento. Ello motivó que se cometieran errores fundamentales respecto de la propia orientación política y estratégico-militar con que se inició el conflicto, y aquella con que se lo concluyó”.

Hay cosas que no podían desconocerse, como la histórica alianza entre Estados Unidos y el Reino Unido. Tampoco lo que significaba que una confrontación militar de la segunda potencia de la OTAN con un país de América del Sur, estuviera desconectada de los intereses de la Guerra Fría que estaba aún vigente.

Este contexto explica por qué un error central cometido: desechar la llamada Propuesta Haigh, que implicaba una situación política transitoria para las Islas bajo tres banderas: la estadounidense, la británica y la argentina, que habría significado un avance muy importante sobre la situación preexistente.

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También es cierto que ese error de enfoque de la Junta Militar de abril de 1982 fue acompañado por la mayoría de las opiniones en el campo civil, lo que no excluye la responsabilidad de la primera. 

En base a premisas políticas y estratégicas erróneas no podía arribarse a un buen resultado

En base a premisas políticas y estratégicas erróneas, no podía arribarse a un buen resultado. Se desperdiciaron oportunidades de evitar la derrota y de negociar situaciones intermedias que hubiesen dejado los intereses nacionales en mejor situación de las que se encuentran hoy.

III. El reconocimiento a la actuación de las Fuerzas Armadas

Pero son mucho menos conocidos los apartados en los cuales elogia el comportamiento militar de las Fuerzas Armadas. 

El informe está dividido en cuatro partes, integradas en conjunto por quince capítulos, que a su vez contienen casi 900 apartados.

En el capítulo VII (El accionar de las fuerzas propias) de la Parte III (Evaluación y Análisis Crítico) al evaluar el accionar del Comandante en Jefe del Ejército dice, tras criticarlo duramente, en el punto c de los apartados 605 al 609:

No obstante, la artillería de campaña y la de defensa aérea, las compañías de comandos, el escuadrón de exploración de caballería, los elementos de aviación de ejército (helicópteros), algunos elementos de apoyo de combate y elementos del Regimiento 25 de Infantería, demostraron un alto grado de adiestramiento y profesionalismo, así como una adecuada acción de comando, lo que fue puesto de manifiesto especialmente en la defensa de Puerto Argentino, donde tuvieron un desempeño destacado.

Es decir que elogia claramente la actuación de la mayoría de las unidades del Ejército que intervinieron. 

Al referirse en el 615 a la Aviación Naval, consigna:

Los aviones A4Q operaron con base en el continente y junto con los recientemente incorporados Super Etendard infligieron daños fuera de toda proporción con respecto a los análisis previos de poder relativo (medios propios, medios de oposición, en influencia en el ámbito operacional).

Elogia claramente la actuación de la mayoría de las unidades del Ejército que intervinieron

En el apartado 616, al referirse al único Batallón de Infantería de Marina que estuvo en las islas, afirma:  

El BIM 5 demostró, en cambio, vocación conjunta, un elevado grado de adiestramiento y profesionalismo y equipamiento adecuado, lo que se puso de manifiesto en el combate terrestre durante la defensa de Puerto Argentino, acción en la cual tuvo un comportamiento destacado. 

El Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea es tratado en los apartados 617 a 619 (inclusive), reconociendo aciertos en la conducción militar. 

En el apartado 620 dice: 

La formación de su personal combatiente respondió cabalmente a las exigencias de la guerra. Sus pilotos debieron experimentar y llevar a la práctica, sistemas inéditos de ataque a buques de superficie, agregando seguidamente que la falta de adiestramiento específico para este tipo de lucha, sumada a la gran capacidad tecnológica y dimensión de la fuerza enemiga, provocó numerosas pérdidas de vidas y material aéreo.

En el 622 agrega: 

La Fuerza a su cargo no contaba con los medios adecuados ni sus tripulaciones estaban adiestradas para sostener adecuadamente un conflicto bélico de naturaleza aeronaval. Sin embargo, una vez desencadenadas las hostilidades en este ámbito, el Comandante decidió no sustraer sus medios a la batalla, y aceptó las desventajas y los riesgos inherentes a la guerra. 

En el siguiente afirma:  

Debemos estar orgullosos por la hidalguía con la que procedieron las armas de la Patria, las que, en momento alguno, infringieron las normas de la guerra incurriendo en acciones reñidas con la ética de las tropas en lucha, tales como atacar, a las tropas, naves y aeronaves afectadas a las tareas de salvamento.

Al cumplirse el 40 aniversario del inicio de la Guerra del Atlántico Sur, puede ser justo recordar esta cara por lo general oculta del llamado Informe Rattenbach. 

El informe fue realizado en el último año del gobierno militar y fue consecuencia de una profunda investigación y reflexión. El gobierno de Alfonsín lo consideró positivo; lo mismo sucedió con los dos períodos de Menem, y en los gobiernos del kirchnerismo, dispusieron hacerlo público en su totalidad, lo que no había sucedido hasta entonces. Un ejemplo de coincidencia en un país caracterizado por el antagonismo y la falta de consensos.

*Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.