OPINIóN
En perspectiva

Milei presidente, ¿el sueño de Ayn Rand?

Valorando al individuo por sus elecciones racionales y sus logros productivos, según su capacidad, es como mejor funciona una sociedad y no al revés. Uno puede ignorar la realidad, pero no puede evitar sus consecuencias.

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El poder de los individuos. | shutterstock

¿Cómo llega al poder un Partido Libertario? Por el sistemático fracaso de los anteriores, por el apoyo explícito o implícito de otros partidos, por entender mejor la publicidad digital, por una férrea fiscalización de las mesas… Son múltiples los factores, pero uno de los más interesantes es: “por un cierto cambio de mentalidad”. 

Por una gran cantidad de personas que, dadas las devastadoras consecuencias, ya desconfían cuando un gobierno, oportunamente, les pone plata en el bolsillo sin que les sea explicado bien de dónde la sacan (o más bien, imprimen), que están hartas de no saber a dónde va su dinero cuando, a través de numerosos impuestos, se lo sacan.

El cambio de mentalidad suele estar compuesto por ideas dispersas. La mayoría de la gente parece no estar interesada en detenerse a sistematizar una manera de pensar. Sin embargo, es fundamental que lo hagamos. 

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Milei presidente, ¿el sueño de Ayn Rand?

Aclaración: las ideologías no deben volverse dogmáticas sino estar “abiertas” en constante cotejo con la realidad. Hay una gran diferencia entre “ser” de una determinada ideología y “tenerla”. Dado que los humanos somos imperfectos y ciertas realidades cambian, la ductilidad en los abordajes se presupone virtuosa.

Ahora bien, el hecho de no interiorizarnos en el asunto de las ideas, también constituye “una manera de pensar”, una filosofía con derivados muy inconvenientes...

Cuando fracasaron las ideas de Milei

Aquel magma o atisbo que hicieron que una gran parte de la sociedad cambiara su manera de pensar, puede sostenerse y enriquecerse por abordajes como el “Objetivismo” desarrollado por Ayn Rand. Voy a intentar resumirlo de forma salvaje y concentrada, sepan disculpar. 

La filosofía puede hacerse sobre cosas abstractas (y devanear incesantemente…) o hacerse sobre la realidad. La realidad -la materialidad- tiene lógica, que no la conozcamos íntegramente y que incluso esta lógica pueda ir cambiando, no significa que no la tenga. Con lo cual, uno puede ignorar la realidad, pero no puede evitar sus consecuencias. En eso consiste la filosofía del objetivismo. Para conocer la realidad los humanos contamos con la razón.

Ayn Rand y el futuro de Cristina

Este postulado insta a cambiar cierta constelación de aspectos (colectivismo, estatismo, victimización, saqueo, sacrificio, atropellos, justicia social, envidia, culpa) por esta otra (en el mismo orden, palabra por palabra): individuo, uso de la razón, productividad, propiedad, esfuerzo, colaboraciones, propósitos, heroísmo, orgullo.

La paradoja es que defendiendo al individuo (no en calidad de grupo sino valorándolo por sus elecciones racionales, por sus logros productivos según sus capacidades), es como mejor funciona una sociedad (conjunto de individuos) y no al revés: seccionándolo en grupos y deshumanizando el individuo.

Implica un cambio moral sobre lo que se nos viene diciendo: que el mérito es malo, que la ambición siempre es mala, que los empresarios son malditos, que hay que compartir porque sí, que los demás son más importantes que uno (no importa qué hicieron), que el dinero es malo. Que la fe (creer en dogmas indemostrables) y la fuerza son herramientas mejores que la razón.

El invento del dinero y el avenimiento del comercio hicieron que las personas en lugar de matarse entre ellos, colaborasen entre ellos. La concepción objetivista de la sociedad considera malo que prevalezcan los explotadores-explotados, dinámicas en donde uno gana imponiendo la fuerza y otro pierde indefenso. En su lugar, incentiva los actos de comercio consentidos y libres en donde ambos ganen.

"El invento del dinero y el avenimiento del comercio hicieron que las personas en lugar de matarse entre ellos, colaborasen"

Por ello, denosta la coacción, lo prebendario, la burocracia. Está en pos de que la meta sea que los que menos tienen puedan tener más, y no del único y mezquino objetivo de que los que tengan más, tengan menos.

“¿Sangre, látigo, armas, ¿o dólares? hay que elegir, y el tiempo corre.” (“Atlas Shrugged”, 1957) Igualmente, hay ingenuidades y puntos débiles en esta postura; pero los hay en ciertos ámbitos puntuales, los analizaremos con posterioridad.

Para quienes quieran aventurarse en esta cosmovisión, aconsejo los ensayos de Ayn Rand. Para quienes quieran hacerlo desde la ficción existe La rebelión de Atlas, considerado el segundo libro más influyente en Estados Unidos después de la Biblia, tiene 1777 páginas.

Mientras tanto, no hay un grupo leyendo esto. No hay una “masa” o un “público”. Hay individuos. Y, el cambio, se produce en una mente a la vez. 

*Escritor