La historia de Miguel Robles parece de ficción y digna de un guión de Holywood. Este cordobés pasó desde los 7 años buscando para saber quien había matado a su padre. Tuvieron que pasar 35 años que supiera la verdad.
El 3 de noviembre de 1975 asesinaron en Córdoba a balazos a su padre José Elio Robles, ex policía retirado de la fuerza. Para encontrar a los culpables tardó 35 años. Pero lo logró. Ahora plasmó su historia en el libro “La Búsqueda”, narración que hasta la presidenta Cristina Kirchner leyó y recomendó.
Muerte en vía pública. José Elio Robles era, en 1975, un comisario principal recientemente retirado (a la fuerza) de la Policía de Córdoba, la D2. El día que lo mataron iba en su auto a la ciudad universitaria de Córdoba. Le faltaban dos materias para recibirse de médico. Había pasado a retiro por denunciar la muerte de otro policía, uno de sus compañeros que se había negado a sumarse a la represión. José Elio Robles fue ejecutado por un supuesto comando montonero. Tenía 41 años.
“Supuestamente Montoneros se atribuye el atentado. Uno de los diarios, ‘Diario de Córdoba’ publica algo altamente subjetivo porque dice que mi papá ya había sido advertido del atentado por otros policías. La policía sabía que esto iba a pasar, ese fue el primer dato”, explica Robles a Perfil.com en un hotel del microcentro porteño. Años más tardes Robles vio el comunicado oficial y recibió una segunda pista: “Primero salió en los medios y luego Montoneros se lo atribuye. Es algo inexacto”
En la familia de Robles nadie quería hablar del tema. Era tabú. Pero Miguel necesitaba saberlo. Por eso no sorprendió que a los 18 años ingresara a la policía cordobesa. Ahí pudo empezar a investigar desde adentro de la fuerza. “Crecí creyendo que Montoneros había matado a mi viejo. Cuando entro a la policía me encuentro con los primeros golpes. Me reconocen antiguos subalternos de mi viejo y me empiezan a hacer manifestaciones directas sobre el crimen. Pero no tenía un testigo válido para saber quien lo había matado”.
A partir de ahí Miguel comenzó a buscar por otro lado. Primero un empleado de la universidad que vio el atentado le contó que una mujer participó del asesinato, algo inusual. Ahí comenzó su relación con los organismos de Derechos Humanos. Era una negociación. Madres y Abuelas le pedían información por otras causas y él se acercaba cada vez más a los culpables.
El chupado. En el año 2000 Robles llega a la prueba más contundente. Lee una declaración del ex guerrillero Carlos Raimundo “Charlie” Moore, quien estuvo detenido, desde noviembre de 1974 hasta finales de 1980, durante la última dictadura militar.
En los años setenta, Moore fue un militante político que terminó detenido por las Fuerzas de Seguridad, pasando gran parte de su cautiverio en el Departamento de Informaciones (D2), convertido en aquel entonces en el principal Centro Clandestino de Detención de la Policía de Córdoba. “Era la única persona que sin ser policía podía dar datos desde adentro. Llegar a Moore era llegar a la entraña de la bestia por esta cuestión de favores”.
Moore estaba en Inglaterra y se acordaba de todo lo sucedido. Sabía quien había matado a su padre. Hasta allá viajó Robles: “Es un tipo clavado en los 70. Con el viejo uniforme de monte. Es loco verlo así. Camisa y remera verde, campera de jean, gafas. Está viviendo dentro del D2 aún”, cuenta acerca de Moore.
Ahí en más de 16 horas de entrevista, Moore le contó que el comunicado de Montoneros en el que supuestamente se adjudican el atentado había sido escrito por la policía con membretes originales robados de un allanamiento. Los periodistas recibían ese papel. También le dio nombres, lugares, fechas.
Robles volvió a la Argentina emocionado. Ahora sabía la verdad: “Vi a los acusados. Ya sé lo que pasó”. A este policía especialista en Homicidios sólo le resta esperar la sentencia, que será el próximo 22 de diciembre en la ciudad de Córdoba.
(*) De la redacción de Perfil.com.