“Esta semana estamos mucho mejor que la anterior”. Escueto, el presidente Mauricio Macri graficaba en las últimas horas cómo veía el panorama político ante uno de sus interlocutores frecuentes de WhatsApp.
Es que hasta el 22 de junio, cuando se cierre la inscripción de los candidatos, el jefe de Estado procurará hacer todos los esfuerzos posibles para fortalecer su postulación en un escenario de alta volatilidad y ante los renovados pedidos del empresariado y de un sector de su propio gobierno para que le deje su lugar a María Eugenia Vidal.
Quienes están cerca del Presidente confían en que se lo ve “pragmático”. Esto supone que está dispuesto a discutir la candidatura a vicepresidente para un aliado, radical o incluso peronista, también a mostrar gestos de apertura hacia el PJ Federal mientras espera que, finalmente y de forma tardía, la economía empiece a mostrar signos concretos de mejora.
El camino a encarrilar definitivamente su candidatura, las fotos del lunes con el senador Miguel Pichetto, el abrazo con el gobernador cordobés, Juan Schiaretti, el martes, y el jueves por la tarde-noche el encuentro con el salteño Juan Manuel Urtubey le dieron aire fresco a Macri. Un peronismo unido hubiera sido demoledor para su candidatura, coinciden en el oficialismo.
Por ello, con la venia presidencial, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, el aperturista número uno del Gobierno y quien gestó las tres fotos, acordó expresar que el oficialismo “no descarta nada” en materia electoral. Ni siquiera un acuerdo con el PJ Federal. Aunque se trata de una chance prácticamente imposible –Urtubey había sido uno de los nombres que sonaron tímidamente para compañero de fórmula– ante la “alta volatilidad” que ven en la Casa Rosada, todo lo que permita reforzar la hiperpolarización es bienvenido. De esto también hablaron Frigerio y Marco Lavagna, el hijo del ex ministro de Economía, en estos días, aunque aún no habrá foto con el jefe de Estado.
Marcos Peña le respondió a Cornejo: "A un presidente no se lo somete a una interna"
Sin embargo, Macri está dispuesto a dejar la vicepresidencia en manos de un aliado radical que le genere algún tipo de confianza. Por eso, el titular de la UCR y gobernador mendocino, Alfredo Cornejo, quedó descartado rápidamente, pero no otros nombres como Martín Lousteau.
De esto hablaron animadamente el jueves por la noche Frigerio y su amigo, el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, quien llegó al cuarto piso del departamento del ministro del Interior junto a su mujer, Karen Sánchez Zabala, con sushi y vino. Los esperaba Victoria Costoya, la mujer del ministro. Aunque está distanciado del concentrado poder macrista a raíz de su pelea con Peña, Monzó estuvo hiperactivo con su celular en el balcón de Frigerio y hasta bromeó con dar una nota conjunta. En 2016 Monzó fue el primero en plantearle a Macri que debía abrir su base de sustentación y sumar peronistas como Urtubey, Pichetto o el senador Omar Perotti, quien se encamina a disputar voto a voto la gobernación de Santa Fe.
Tras la Convención radical se aceleran definiciones
Encuestas. De todas formas, otro dato también suma “pragmatismo” en la mente del Presidente: expresó a viva voz que si le traían datos concretos analizaba seriamente qué hacer. Se encargaron encuestas y focus groups que estarán listos a mitad de junio. La dificultad que encuentran los expertos en medir candidatos es muy grande, lo que colabora a la confusión sobre las reales chances electorales de un candidato u otro. “Hoy no tenemos ningún estudio serio ni dato claro que nos indique que Mauricio se tiene que bajar y dejar su lugar a otro para ganar”, se sincera ante PERFIL uno de los macristas más influyentes del espacio.
Mientras tanto, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, se entretiene con los Defensores del Cambio (el grupo de voluntarios que animan redes sociales y actos), pero no abandona el optimismo. A pesar del temor que lo había invadido semanas atrás, vio con buenos ojos la candidatura de Alberto Fernández (comparte con Jaime Duran Barba que le pondrá un techo fijo al kirchnerismo) y hasta desliza que el Presidente podría ser reelecto en primera vuelta.
La explicación tiene un anclaje: en la Casa Rosada observan que las PASO terminarán siendo una suerte de primera vuelta y que en octubre puede haber una definición. El único inconveniente del razonamiento es que todo termina reducido al espanto que puede provocar Cristina Kirchner en la boleta en un sector del electorado. ¿Y si no es candidata?
En ese camino, Nicolás Dujovne prometió que junio tendría que ser positivo: entre otras cosas, mayo será el primer mes en el cual los salarios le ganarán a la inflación y, se supone, deberían seguir ganando varios meses más, una marcada tendencia a la baja de la inflación, y las buenas noticias de la mano de la comparación interanual con lo peor de la crisis el año pasado. A ello se le suma la estabilidad del dólar, que se mantuvo quieto durante un mes.
“Ahí va a venir la discusión real: qué quiere hacer el kirchnerismo con la Constitución, con la Justicia, con los casos de corrupción, con la libertad de prensa, con el cepo cambiario”, plantean en Balcarce 50. ¿Alcanzará con ese debate para fortalecer el Plan M?