Seguramente todos recordemos el velatorio de Néstor Kirchner en Casa Rosada. La larga fila de personas circulando lentamente para ver el cajón cerrado escoltado por granaderos, familiares y allegados. Sin embargo ese no fue el único velatorio. Hubo otro: más íntimo, en Calafate y a cajón abierto.
En su libro "Salvo que me muera antes", el periodista Ceferino Reato se detiene especialmente en esta ceremonia privada de la que muy pocos estuvieron enterados, y explica las razones del segundo velatorio a cajón cerrado en la casa de Gobierno. "Cristina tuvo la habilidad y la frialdad de convertir esa tragedia en un espectáculo, una puesta en escena", sentencia el autor.
Aquí, un adelanto:
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