La cantidad de camas de terapia intensiva disponibles en el AMBA quedó esta semana en el centro de la escena ante el aumento exponencial de casos de coronavirus. Uno los hospitales con más cantidad de internados en la Ciudad de Buenos Aires es el Francisco J. Muñiz, una institución de referencia para enfermedades infecciosas que se encuentra en un predio de 18 hectáreas en el barrio de Parque Patricios.
Su sector de terapia intensiva está conformado por seis unidades: tres salas de espacio común y otras tres con piezas individuales para quienes tienen enfermedades de fácil contagio, como coronavirus o tuberculosis. En total, el área cuenta con 57 médicos en diferentes turnos y guardias. Y hasta el martes 23 de junio, de 54 camas, 29 estaban ocupadas por personas con covid. "Es casi el 60 por ciento. Más o menos lo que se mantiene desde hace unos 15 días", detalla a PERFIL Eleonora Cunto, jefa del lugar.
Aunque aclara que "la cantidad no es demasiada" y que "hay camas libres", asegura que en las últimas semanas comenzó a notarse en las instalaciones el aumento de casos. "En marzo, tuvimos solamente 12 covid positivos de un total de 80 pacientes. Ahora, es al revés. Por ahí hay uno solo que no es positivo y el resto está contagiado", afirma a este portal, y recalca: “Los casos han aumentado considerablemente. Pasamos de un 20 por ciento de covid positivo a 60. Y suponemos que va a ir creciendo".
El trabajo de esta infectóloga y neumonóloga es arduo. Su jornada empieza todos los días a las 7 de la mañana e incluye 10 horas de coordinación y reuniones con médicos, enfermeros y jefes de las diferentes unidades. Hasta semanas atrás, también se encargaba de ver a los internados e interactuar con ellos, vidrio mediante. Hoy, la urgencia apremia y la intensidad laboral para su sector se vio intensificada con el avance de la pandemia.
Cunto cuenta las "etapas" del estado de salud de los pacientes con el pasar de los meses: "En marzo, la gente estaba bien y tranquila, aún teniendo covid. Solo ingresaban pacientes leves y tenían más ganas de patear la puerta e irse a su casa que otra cosa", afirma. Hoy, explica, "muchos se encuentran en estado de gravedad, ventilados y hasta en coma inducido".
Los casos de coronavirus en el área de terapia intensiva han aumentado considerablemente, dice Cunto.
Los síntomas del cansancio y el estrés laboral se hacen notar entre los profesionales ante una enfermedad de la que se sabe poco. En rigor, al aumento de sectores en el hospital –que a principios de junio aumentó las camas en el Pabellón Koch–, los médicos, enfermeros y el personal de limpieza debieron sumar charlas y cursos de reanimación cardiopulmonar, ventilación mecánica y de vía aérea, entre otros.
"Hay gente que está preparándose en forma continua y por ahí hace dos guardias por semana. Es una enfermedad que desgasta", aclara Cunto. "Los casos de pacientes críticos son particularmente demandantes", relata la profesional de la salud, y explica que hasta el momento el Muñiz cuenta con un médico y varios enfermeros infectados.
"Son trabajadores irreemplazables. Primero desde el punto de vista emocional, por los afectos que uno tiene, y segundo desde el punto de vista profesional. Escucho que hablan siempre de los ventiladores y respiradores, pero un ventilador necesita de alguien que lo enchufe y lo controle", afirma.
Sin embargo, esta médica de 61 años aclara que no hay "miedo" entre los profesionales del área. "En terapia intensiva se ve colaboración y compromiso. No veo temor. Si lo hay, tratamos de disminuirlo con cuidados, por ejemplo, el equipo de protección personal completa", asevera, y recalca: "Con miedo no se puede trabajar. La mayoría tiene conciencia de lo que está pasando y conocimientos sobre lo que tiene que hacer. Eso saca el miedo. Cuando uno aprende cómo es el enemigo, sabe cómo defenderse".
A este hecho, también se le sumó un aspecto nuevo: debido a la restricción de las visitas ante el avance de la pandemia, la comunicación con las familias ahora se realiza solo de forma remota. Y el celular se convirtió en una herramienta fundamental. Cunto explica que hoy los médicos de guardia cuentan con un teléfono para la comunicación de cada unidad con los allegados de los enfermos: "Hay médicos coordinadores que se han pasado una hora hablando con las familias para informarles acerca de los últimos momentos de vida de un paciente. Se acompaña a la lejanía. Es una enorme diferencia", recalca.
AB/FF