SOCIEDAD
SEMANA 32 DE 2011

Homo Sojus te salutant

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¿Homo Sapiens? Está por verse. En cierto lugares del planeta solo existe el Homo Serpens. ¿Y entre nosotros? Si nos sigue aportando las divisas que trae, podría ser el Homo Sojus. Para Aristóteles no era difícil identificar a los hombres. Le bastaba verlos en acción. El decía que somos lo que hacemos. De hacerle caso también seríamos el Homo Nifunifá. Sobran pruebas: parloteo banal televisivo, circenses actos oficiales, masivas tendencia "a no ir a las cosas", y esa pastosa erótica por repetir una frase al menos cinco veces. Ignoramos la causa pero lo cierto es que nos place vivir rancios, paródicos, incorregibles. Y tanto nos gusta que seguimos clonando generaciones sin corregir defecto alguno del modelo anterior. Esto puede deberse a que el tan verseado (y no chequeado) ser nacional nunca superó el estado latente de babosa en formol. A lo que habrá que sumar que nos tienta más el péndulo que la meditación. Y adictos como somos a lo monólogos monopólicos, el análisis concluye en el estrago tan temido. (O en los estragos, pues fueron muchos ya). Curioso devenir de un país que sabe soñar lejos e ignora llegar cerca. Y de habitantes tan dóciles (y cómplices) que llevan añares aceptando que el "arte de gobernar"·consiste en solemnes y retóricos traspasos de bastón, balcón, sillón, odios, escaños, y mentiras compartidas de un "truco" de dos jugado con cartas sobadas y marcadas por igual.

¿Que por qué no salimos de esta trampa? Porque seguimos vendiendo el alma al diablo en el momento mismo de jurar el cargo presidencial. Por acatar (bajo cuerda) el úkase que dispone no pasarse de vivos en el respeto a la Constitución. Porque se jura y se perjura a la vez. Poetice usted lo que quiera sobre el Espíritu de las Leyes, pero el soporte Tribu no se toca, no hay Federalismo que valga y la Aduana es más sagrada que el Vaticano. Salvo excepciónes, así es como venimos deshaciéndonos desde hace 200 años. Hasta arribar a este millonario Homo Sojus de hoy. A este argentino (demográfico, no individual) podrido en plata. Al que hoy envidia el mundo sin saber que ese "oro verde" solo le llega a un abstracto ciudadano estadístico y no al que a las 6 de la mañana cuelga de un tren dudoso que chocará con otro más dudoso un minuto después.

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Tal el monocorde país que deslumbra a los turistas que lo habitan 10 días. Que administran a su antojo unos vendedores de peces de colores. Que descuidan unos opositores en estado de desgracia catatónica. Y que sufren (salvo el obvio azar de la Lotería de Babilonia) 40 millones de corderos incapaces de balido protestón alguno. Tanto, que ni con lupa se encuentra un "indignado" local siendo que 2011 los tiene de moda en todo el mundo. Droga, crimen, asalto, corrupción, delitos oficiales y comunes se suman, (naturales) a nuestro estilo de sobrevivir. Casi no existen pues se apagan a poco de conocerse. De no haber, no hay ni culpables. El máximo Tribunal Oral y Público quedó reconvertido en Lavadero de Culpas Comandante Py. El prófugo Jaime siembra Casinos a lo lindo. El impoluto Menem viajó "per saltum" al Santoral. Y Schoklender se prepara para el 2015. La Justicia fue reconvertida por los tahures en morosidad procesal. El anillo de Don Corleone dicta la única ley vigente: "Todo pasa".

No es catastrofismo. Hay doble visión. 20 millones lo ven así. 20 millones no lo ven así. Pero no hay empate técnico que valga. Ganó la Señora y por un 50 por ciento. Estamos partidos por la mitad y habrá que aprender a vivir partidos. Y sin partidos, porque ni los hay en el oficialismo ni en la oposición. Apenas si escombros, traidores, cooptados, dolidos, vencidos. No es por culpa de ningún imperio sino por imperio de nuestra culpa. No son "los de afuera" los que impiden el Gran Acuerdo Nacional. Son oriundos. Y tienen viento a favor pues las palabras deshojan su sentido día a día. El globish digital reemplazó el habla natural y ahora cada uno se expresa con el abecedario de sus dedos simios. Vaya catástrofe. Entregar la lengua natal es más que entregar la mujer, el petróleo o la guitarra. Es convertirse en Chirolita sin currículum. En loro. Pero de otro. La sociedad de los globishparlantes se autoabastece con facilidad porque no necesita de nada. Solo que siga aumentando el precio de la soja. Al no tener drama ni inquietud que expresar les son indiferentes la injusticia, la enfermedad, la ignorancia, el hambre, la vinchuca, los sobresueldos, los fondos (reptiles) reservados, los jubilados de privilegio, los secuestradores de la Constitución. El desarrollo natural del Homo Sojus lo lleva a reciclarse en Homo Globish. Que es lo más. Mucha plata y poca parla. ¿Acaso hay algo de qué hablar?

(*) especial para Perfil.com.