CICLO DE ENTREVISTAS
Perfil Educación

José Luis Espert: “Es una vergüenza lo que hizo la Justicia con el Olivosgate, me genera asco”

El diputado de Avanza Libertad participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes de Periodismo de la Escuela de Comunicación. Sus intenciones de armar una alianza con Juntos por el Cambio. Y su opinión sobre las acusaciones de plagio contra Javier Milei.

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José Luis Espert fue entrevistado por estudiantes de Periodismo de Perfil Educación | MARCELO ESCAYOLA

José Luis Espert participó de una conferencia de prensa organizada por estudiantes de Periodismo de la Escuela de Comunicación del Grupo Perfil, donde habló sobre la posibilidad de integrar una alianza con Juntos por el Cambio para el 2023. “Para buscar consensos, no tengo límite. Pero llevarme a un consenso con la República de Venezuela no me interesa”, aseguró.

El diputado de Avanza Libertad también hizo referencia a los motivos de la interna entre Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández. “Cristina no le perdona a Alberto que no haya condenado implícitamente la vandalización del despacho de ella”, aseguró Espert en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.

—Hace unos días, Javier Milei fue denunciado en la revista Noticias por presunto plagio de escritores europeos en su libro "Pandenomics". ¿Usted qué opina?

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—No voy a opinar. Imaginate que yo tengo cuatro títulos y ahora estoy escribiendo el quinto libro. He vivido desde los 25 años en el mundo académico, donde se te graba a fuego no copiar ni plagiar. No merece ningún juicio, porque tendría que volver a nacer.

—¿Le sorprendió?

No mucho, sorprendido no. Para mí no merece opinión.

—¿Por qué dice que le sorprendió?

No, por muchas otras cosas ¡Si hubiera sido eso nada más! Bueno, sigamos mejor.

¿Está de acuerdo en hacer una alianza de la oposición para derrotar al Frente de Todos en las próximas elecciones?

Yo me metí en política ya con mi vida hecha. Con esto quiero ser enfático, no tenía ninguna necesidad de estar en esto. Me metí porque estaba y estoy aterrado por el lugar al cual está yendo la Argentina: a ser una villa miseria. Estoy un poquito menos aterrado ahora porque veo un giro hacia alguna razonabilidad en la discusión pública por lo menos. Entonces, lo único que a mí me motiva a estar en política es que algún día Argentina logre hacer las transformaciones necesarias para que deje de ser un país con tendencia a ser una villa miseria. La única manera que logre hacer esa transformación es que se logre bailar un tango, en el cual un miembro de la pareja sea la ciudadanía que lo vota y la otra parte sea la política que propone eso. Yo puedo trabajar mucho en la parte de la política que propone eso y la otra parte la pondrá la sociedad votando o no esa propuesta.

¿Pero entonces se sumaría a Juntos por el Cambio?

Mira, no tengo mezquindad ni ningún recelo. Ojalá que el grueso del arco opositor esté detrás de cuatro o cinco ideas básicas para que Argentina cambie. Esto no acaba con Juntos por el Cambio, esto va a todo el arco opositor. Sé perfectamente que la izquierda y el kirchnerismo probablemente estén en el mismo lugar. Pero para mí no se agota en Juntos. Y quiero marcar que estamos, y me incluyo, en una sociedad que está tan enferma, tan loca que hay lograr consenso para hacer las cosas bien. Porque nuestra pulsión, nuestro acto reflejo es hacerlas mal. Entonces estamos tan enfermos que hay buscar consenso para hacerlas bien. En el mundo donde la gente vive bien, no se discute que las empresas compitan con otras empresas con el mundo o que el Estado tenga un tamaño razonable para no transformar a los ciudadanos en esclavos como acá. Acá tenemos leyes laborales cavernícolas, sindicalistas mafiosos y corruptos. Y en los países donde la gente prospera, no podés mirar mal a un policía porque te va mal. Acá nosotros le decimos cualquier cosa a un policía y desde ya salen con la orden de no usar el arma. Entonces, hay que conseguir consenso para hacer las cosas bien. Pero la realidad es que estamos chiflados y tan locos que la pulsión es hacer las cosas mal. Para buscar consensos, no tengo límite alguno en cuanto a personas, espacios y partidos. Pero sí tengo límites en base a ideas. Llevarme a un consenso con la República de Venezuela no me interesa. Ahora llevarme a una mega PASO, donde lo único que vamos a discutir es quien lidera cosas que no se discuten, ahí sí.

Teniendo en cuenta la interna entre Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández, ¿cómo ve el futuro del Gobierno?

—La relación de Cristina y Alberto es muy mal avenida y malparida. Que la Vicepresidente designe al candidato a Presidente es medio raro. Además después de todo lo que había dicho Alberto de Cristina. Y no es que lo haya dicho hace un siglo, lo dijo un año antes de las elecciones. Esto está mal nacido solamente porque Cristina era consciente que, a lo mejor, ella no llegaba como Presidente. Pero la relación se empieza a desmadrar por el acuerdo con el Fondo. Cristina lo que quería, aunque no lo va a decir nunca, era defaultear al Fondo directamente. Una cosa es cuando Néstor Kirchner le pagó al fondo en enero de 2006, donde Argentina tenía 40.000 millones de dólares y 10.000 millones con el Fondo. Ahora, la deuda es 100% de las reservas, no es el 20% de las reservas como lo era en 2006. Entonces, Cristina no quería pagar al Fondo. Sin embargo, Alberto acordó con el Fondo y además hizo el ajuste de tarifas, que fue la médula de la conquista de Néstor y Cristina en el Conurbano Bonaerense durante 12 años. Cristina tampoco no le perdona a Alberto que no haya condenado implícitamente la vandalización del despacho de ella. Por eso, no lo recibe a Guzmán ni le contesta WhatsApp. Que Cristina piense realmente que no acordar y defaultear es mejor que firmar el acuerdo, es porque hay que estar mal de la cabeza.

¿Qué opina sobre la aceptación por parte de la Justicia a la propuesta que hizo el Presidente para terminar con el Olivosgate?

—Es una vergüenza lo que hizo la Justicia con el Olivosgate, me genera asco. De hecho, presenté un proyecto de ley para que se amnistíe a todos los industriales, comerciantes y trabajadores con causas abiertas por violar la cuarentena para poder trabajar. Es una coima virtual disfrazada de la figura legal para zafar. En otro país, solamente por el Olivosgate el Presidente ya no sería Alberto Fernández. Y agreguemos el vacunatorio vip y la cantidad de gente que murió por la decisión estratégica del gobierno: priorizar la relación con Rusia y China en vez de tirarse de cabeza a buscar la Pfizer cuando sobraban en el mundo. Por infinidades de razones, Alberto Fernández no sería presidente y todo tiene que ver con la pandemia.

José Luis Espert fue entrevistado por estudiantes de Periodismo de Perfil Educación

—Hace un momento mencionó que los argentinos tenemos una especie de locura ¿Qué cree que la genera?

Creo que ya esta altura es una mezcla de varias películas. Es una mezcla de El día de la marmota y Matrix por no querer ver la realidad. El humano se creía una realidad que no era la realidad. Y es una suerte de Síndrome de Estocolmo también. Como que ya ha desarrollado empatía con tu secuestrador. Es como “populismo, y más populismo”: no podés salirte de ahí.

Durante muchos años políticos como Menem o hasta Macri no expresaban en público sus propuestas para no perder una elección. ¿Por qué cree que las ideas de la derecha hoy tienen más asidero en la sociedad?

No me gusta ser autorreferencial, pero hablamos de liberalismo sin ninguna vergüenza. De hecho está firmado en nuestro acto presidencial: nuestra propuesta fue liberal. Es sentido común, uno es de derecha de la A a la Z. Vamos a decir la verdad aunque cueste votos. Y nos costó en el 2019, ya que sacamos uno y medio por ciento. Pero creo que la suma de la franqueza de como hablamos a los jóvenes que nos siguen tanto y el deterioro de la Argentina han ayudado que vean lo nuestro: no como una propuesta conservadora, elitista y clasista, sino como una cosa de sentido común. Los chicos y los no tan chicos pueden comprobar lo que nosotros decimos: agarran el celular y se dan cuenta de que lo que proponemos es lo que ocurre en los países en la que gente vive bien. No es ninguna cosa del otro mundo, no somos nada originales en ese sentido. Hacer las cosas bien no es de marciano. Vos necesitas consenso para hacer las cosas como Uruguay y Paraguay, países que hace un siglo los miraban de arriba. Evidentemente, estamos en un estado de insania no menor. Argentina sigue hablando del problema de la deuda externa, está muy equivocada en cómo ve al mundo. Al mundo debería verlo como una oportunidad de hacer negocios y no como un prestamista. En segundo lugar, con este tamaño del Estado nunca vamos a salir del problema inflacionario o de los defaults ni vamos a poder bajar impuestos. Necesitamos otras leyes laborales, porque tenemos siete millones de trabajadores trabajando en negro, sin ninguna cobertura social y completamente precarizados. Necesitamos darle seguridad a la gente, por lo cual hace falta hacer una gran reforma del sistema de seguridad. Y por último, en relación al sistema educativo, Argentina no puede seguir deseducando a los chicos. Entonces ojalá que estás cosas no las discutamos, que estemos totalmente de acuerdo que hay que hacerlas y que la discusión en todo caso en una mega PASO sea que la gente elija al mejor ejecutor de esto.

En declaraciones recientes usted dijo que todavía está considerando si va a postularse a presidente o a gobernador de Buenos Aires. ¿De qué depende esa decisión?

Estoy pensando todavía, depende de muchas cosas y estoy viendo como pasa todo. Está todo muy revolucionado en el Frente de Todos y en Juntos por el Cambio, hay muchas peleas en los dos grandes espacios. Por eso, como no lo tengo claro no voy ahondar sobre ello. Si por respeto a los bonaerenses que nos votaron el año pasado y nos dejaron por segunda vez, desde el 83 para acá en una legislativa, como los más votados, la provincia de Buenos aires va a ser el centro de nuestro desarrollo electoral. Si soy candidato a gobernador obviamente con más razón, pero si soy presidente también. Porque la provincia de Buenos Aires tiene el 40% de los votantes. Además, le debo fidelidad al votante bonaerense ya que nací y vivo en provincia. Yo me até las manos, a diferencia de muchos políticos que tienen dos domicilios, Me siento distinto al promedio de la política y quiero parecer distinto. La única certeza es que la provincia de Buenos Aires es el centro del desarrollo.

Le agradecemos su participación de este Ciclo de Entrevista de Perfil Educación y le damos la oportunidad de cerrar el reportaje con un comentario final.

Que tengan lo mejor en la carrera. Sean rigurosos y busquen la verdad siempre. La verdad a la larga siempre triunfa. El objetivo es, como mi sugerencia humilde, no paren de buscar la verdad nunca. La verdad siempre triunfa.

Por María Gabriela Maidana, Gustavo Winkler y Alan Rojas.
Estudiantes de Periodismo Perfil Educación en la Escuela de Comunicación