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¿y si la paz cambiaria no alcanza?

Los últimos profetas

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Operativo despegue. Tensión Macri-Schiaretti por la tarifa social eléctrica. | Presidencia

Hay pequeños hechos que pueden mostrar que algo grande empieza a cambiar. Como en las películas cuando un detalle delata un crimen. Una solicitada de la Secretaría de Energía de la Nación a cargo de Gustavo Lopetegui el jueves pasado en La Voz del Interior puede ser un caso. Allí desmentía una información “falsa” que el gobierno provincial le había hecho llegar a miles de cordobeses sobre que por decisión del Ejecutivo nacional perderían la tarifa social eléctrica. En la tierra que hasta ahora fue al macrismo lo que La Matanza al kirchnerismo, empieza a haber ruido, acusaciones públicas de mentiras y críticas cruzadas. ¿Será casual o es solo el comienzo del operativo despegue de muchos aliados de la Casa Rosada en el momento en que la Universidad Di Tella muestra una caída del 15% en la confianza en el Gobierno en enero y consultoras como Elypsis lo dan a Mauricio Macri con peores números que Cristina?  

Ese desmarque en el mundo corporativo es más sinuoso. Un conocedor del negocio de la construcción suele dividir en tres grupos a los involucrados en la causa de los cuadernos de las coimas en la obra pública durante el gobierno anterior: los que fueron parte del choreo desde el minuto cero, los que lo hicieron porque estaban contra las cuerdas, y un grupo intermedio muy simpático que lo hizo un par de veces y le tomó el gustito "porque se hizo siempre". Así también se pueden diseccionar en el círculo rojo tres tipos de vínculos con el gobierno nacional: los que le dieron su apoyo y ahora se hartaron, buscan que el #peronismoracional los salve y hasta tienden lazos con CFK; los que no pueden creer lo mala que fue la gestión pero le compran el “vade retro populismo”, y los que lo bancan desde el inicio con una convicción tan profunda que están dejando la piel para que tenga cuatro años más.

Estos últimos hacen de todo. En silencio. Como punteros de un optimismo a destiempo. En sus medios de comunicación le dan el color del emprendedorismo a los rebusques de la crisis. En los encuentros en Punta del Este, rebaten argumentos con información del Gobierno que llega en resúmenes por WhatsApp. Son los últimos profetas del cambio. Algunos, vestidos de blanco por la moda playera, tienen hasta un aura mística.

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A los que les dicen “che, pero si la inflación fue del 47% con tasas del 60, esto revienta”, ellos les enfatizan “se sobrecumplió la meta con el FMI” y que “habrá una fuerte desinflación”. Cuando alguien les dice “ojo que la paz cambiaria implica matar la actividad económica y no recupera antes de las elecciones” y cuando alguien les recuerda las recesiones profundas y largas que el propio Fondo produjo con otros planes como el argentino, ellos tiran: “La cosecha va a ser histórica y Brasil la rompe”. Cuando otros les enrostran que en la propia Ciudad de Buenos Aires, donde José Vereda este año va a inaugurar el Paseo del Bajo y los trenes voladores, el número de pobres pasó de 414 mil en 2015 a 639 mil a fin del año pasado, prefieren mirar solo los videos en redes sociales de “las obras que le cambiarán la vida a miles de porteños” y repiten como mantra que “con el dólar tranquilo gana Mauricio”. Hasta que:

—Pero la imagen está cayendo con el dólar calmo hace cuatro meses.

—Mirá cómo suben los bonos, además nos favorece el cambio de clima en la región, con Bolsonaro en Brasil y Guaidó en Venezuela.

—Ajá.

El verdadero vínculo de una parte del empresariado con el Gobierno, en tanto, saldrá a la luz en cuanto el Ministerio de Producción le conteste a la ONG ACIJ el pedido de acceso a la información pública para conocer a las empresas beneficiarias de subsidios de parte del Estado entre 2012 y 2018, algo que hasta ahora se negó a hacer amparado en el secreto industrial y financiero, pero que deberá  responder antes de fin de mes por resolución de la Agencia de Información Pública. Además, servirá para poner el debate del ajuste fiscal sobre otro eje: por transferencias y exenciones impositivas para empresas este año se dejarán de recaudar más de $ 420 mil millones, 2,3% del PBI, y el doble de lo que se destina a asignaciones familiares.