Preparados para una reducción de los subsidios anunciada en la campaña -y confirmada esta semana por el ministro de Economía-, y para una inflación que promete seguir acelerándose fuerte en los primeros meses de 2024, los argentinos optaron por suspender vacaciones, adelantar compras y poner el dinero ahorrado en billeteras virtuales. Los plazos fijos y la compra de dólares son opciones menos elegidas por dos razones principales: el temor de que se pierdan los ahorros con una especie de corralito y la imposibilidad de comprar divisa extranjera. PERFIL recabó testimonios de personas comunes que ya empezaron a ajustarse en sus casas.
“Después del resultado de las elecciones lo que hice para prepararme para el ajuste fue evitar endeudarme y tratar de generar ahorros”, explicó Andrea Lisiardo (43). “Primero lo hice a través de un plazo fijo, porque por el cepo y las condiciones que ponen no podía comprar dólares. Y después, por ejemplo, reduje las salidas y los gastos. Si salgo, trato de gastar lo menos posible”.
El aguinaldo, que en épocas anteriores se usaba para darse gustos o cancelar el pago de parte de las vacaciones, ahora tiene otra función: la de resguardarse. “Me generaba dudas si convenía poner ese dinero en un plazo fijo, así que lo puse en una billetera virtual, y estoy analizando stockearme de productos no perecederos”, concluyó Lisiardo.
Los recortes que ya se impusieron los argentinos para intentar aminorar el golpe también tienen impacto sobre el empleo. “Tenía una persona que me ayudaba con las tareas de limpieza de la casa, pero decidí dejar de llamarla y reducir ese gasto”, comentó Marianela Messina (43). “También dejé de comprar algunas cosas para los chicos, como pequeños juguetes o golosinas, cosas de las cuales se puede prescindir”.
Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) no solamente cayeron las ventas de bienes prescindibles: en noviembre la mayor caída en los minoristas fue en el sector de los alimentos, que decrecieron 7,7% de manera interanual.
Los pequeños ahorristas están desconcertados sobre qué hacer. “Tenía un plazo fijo, pero lo cancelé porque no sé qué va a pasar con esas reservas bancarias”, agregó Messina.
La mayoría decidió dejar de comprar lo prescindible, y las vacaciones pasaron a estar dentro de esa categoría. “Me preparo para el ajuste no haciendo gastos innecesarios. Si compro en cuotas, no más de 6 sin interés. Invertí en un terreno y cancelamos las vacaciones”, afirmó a este medio Lucas Moreno (41).
“Por ahora trato de gastar en lo necesario. Tuve que dejar salidas familiares y seguramente no habrá vacaciones, ya que todo se disparó: combustible, alimentos, alquiler para alojarse”, explicó Gonzalo Bustos (27), que decidió guardar sus ahorros en un plazo fijo “que utilizaré para alguna emergencia”.
El consumo de resguardo también tuvo sus restricciones. “En mi caso salí a hacer compras, sobre todo para mi mamá, que es jubilada”, explicó Magdalena Igenes (37). “Pero hay productos que no te permiten comprar más de dos o tres unidades, y son productos básicos como leche o fideos. Por ahora me abastecí yendo al supermercado todos los días. Compré productos como edulcorantes o conservas y traté de comprar otras cosas con el plazo máximo de vencimiento, como yogur. Estoy tratando de gastar todos los pesos que tengo y adelantar cuotas”, concluyó.
“Me vengo preparando desde antes de las elecciones de octubre, porque después de la devaluación posterior a las PASO entendí que acá se venía algo difícil”, explicó Mónica Sosa (46) a PERFIL. “Hice algunos trabajos extra para no tocar ese dinero, y lo puse en billeteras virtuales, no me daban tranquilidad los plazos fijos, siempre está el fantasma del corralito dando vueltas”, agregó.
Otra opción son las plataformas que permiten preservar el dinero a valor dólar. “Bajé una aplicación y compré dólar MEP con el bono de $30.000. También aproveché los descuentos del IVA y compré cosas que no van a vencer”, aseguró.
Daiana de la Nava (38) decidió descartar las vacaciones con su familia. “Optamos por un plazo fijo y nos stockeamos con comida, productos de limpieza y ropa”, afirmó.
Los que sí piensan en vacaciones prevén ahorrar también en el descanso. “Estamos pensando con unas amigas en hacer vacaciones grupales en un lugar más económico de lo habitual con muchas menos comodidades”, agregó Sosa.
Las vacaciones de 2024 también son un problema para quienes ofrecen estos servicios. “Este año ha sido bastante particular, tuvimos que tratar de pensar cómo tomar reservas, y que le sirva tanto a uno, que brinda el servicio, como a las personas que vienen a hospedarse”, explicó Julia Acebo, que tiene un complejo de cabañas en Nono, Córdoba. “En su momento puse una tarifa y cobré el 100% de la reserva. Con eso pude comprar insumos para mejorar las instalaciones, pero a medida que pasó el tiempo se empezó a complicar y tuve que empezar a pensar una nueva estrategia para sostener esas reservas”, explicó. “En este momento tengo muchas consultas, pero no muchas reservas. A esta altura del año no llegan al 50%. Creo que la gente lo está pensando un poco más”, sintetizó.