MODO FONTEVECCHIA
PANORAMA ECONÓMICO

Hernán Lacunza: "Le pondría un 6 a los primeros 100 días de la economía"

El exministro de Economía reconoció avances pero también desafíos para la gestión de Milei y destacó la necesidad de una política económica cautelosa y sostenible: "Si no se hacía un programa más de shock, estaríamos hablando de si este año llegábamos a 300 o 400 por ciento de inflación", aseguró. 

Hernán Lacunza
Hernán Lacunza | NA

El economista Hernán Lacunza se refirió al conflicto latente entre el Gobierno y las provincias: "No va a haber una normalización de la economía sin el esfuerzo fiscal de las provincias". Además, indicó los motivos del estancamiento de la divisa: “El colchón de dólares se hundió”, advirtió en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Desde el 10 de diciembre de 2015, Hernán Lacunza fue Ministro de Economía de la Provincia de Buenos Aires, y el 17 de agosto de 2019 fue nombrado Ministro de Hacienda de la Nación por el expresidente Mauricio Macri tras la renuncia de su predecesor, Nicolás Dujovne. Lacunza se recibió de licenciado en Economía en la Universidad de Buenos Aires en 1994, y entre 1997 y 1998 realizó su posgrado en Economía en la Universidad Di Tella.

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Se cumplieron 109 días del gobierno de Milei, ¿cuál es su balance económico al respecto?

En el día 109 estamos mejor que en el día 1, por lo menos en haber disipado algunos fantasmas que había dejado el anterior gobierno, como la hiperinflación. Se ha encarado una parte delicada para desactivar un tipo de cambio y unas tarifas atrasadas, la reserva negativas en más de 10 mil millones de dólares, entre otras cosas que se empezaron a normalizar para que florezca algo en la próxima primavera.

La contracara de eso es una actividad que se ha derrumbado y un desempleo y una pobreza que han subido. Pero en realidad es sincerar una situación artificial que estaba disimulada con el "Plan Platita" y tarifas ficticias. Hubo un fogonazo inflacionario producto de todas las inconsistencias que hubo que atender.

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Nadie duda de que no se podía seguir como veníamos, ¿pero a qué costo es la corrección? ¿Que el dólar hoy siga costando 1000 pesos, demuestra que la devaluación del 118% fue exagerada y tenía como objetivo producir más inflación, casualmente, para que funcionara la licuadora? 

Siempre hay ejercicios contrafácticos, pero no había mucho margen para cualquiera que hubiera asumido el año pasado. No había lugar para demasiado gradualismo porque la inflación, por poner un indicador muy visible, dos años atrás había sido del 50%, el año anterior 100% y el pasado 200%. Si no se hacía un programa más de shock, estaríamos hablando de si este año llegábamos a 300 o 400 por ciento de inflación. Incluso se estaban usando depósitos de la gente para pagar importaciones y atender obligaciones del Estado. No había espacio para el dilema de Macri entre gradualismo o shock.

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Respecto a cómo encarar el tema fiscal, el primer peldaño de la lógica que está llevando adelante este programa es no gastar más de lo que ingresa, además de bajar la brecha y unificar el mercado de cambio y, entonces, recuperar el crédito. Esto es a lo que aspira este modelo y será en el lapso de un año, mínimo. Si el primer peldaño está débil porque hay demasiada licuadora, pone en riesgo toda esa escalera. Por tanto, uno de los desafíos es mostrar que eso es sostenible y no cometer errores en el camino. 

Economistas muy respetados han dicho que no se logra reducir la inflación a un dígito anual sólo con medidas monetarias en un país que tenga una inflación muy alta durante mucho tiempo. Los cálculos del Relevamiento de Expectativas en el Mercado (REM) indican que para diciembre podría haber una inflación de entre un 4% y un 6%, lo que proyectaría para 2025 una inflación alta. ¿Para que un plan antiinflacionario tenga éxito, además de medidas macroeconómicas, se necesitan medidas heterodoxas, como podría ser un acuerdo entre sectores económicos, tal como pasó en Israel en 1985?

A la inflación hay que tirarle con de todo: medidas heterodoxas, ortodoxas y hasta con macumba si hace falta. Lo que está pasando en estos primeros 100 días es una normalización de precios relativos, entre ellos el dólar, que era de los que estaban más atrasados. Además, había que atender el fogonazo inflacionario asociado a aquella devaluación que no sé si fue exagerada, ya que se guardó un colchoncito con el que después podés desacelerar la inflación con el tipo de cambio.

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Volviendo a tu pregunta, por lo menos no va a alcanzar con un costo social o una recesión digerible. La política monetaria va a ser ultra ortodoxa y bajará la inflación en dos años, pero en el medio vamos a perder la mitad de los chicos en la escuela porque no habrá actividad y aumentaría la pobreza. Así que te diría que no se puede hacer nada sin aquellas medidas ortodoxas, nada va a servir si seguimos regando la plantita de la inflación con la maquinita, pero posiblemente tengas que usar medidas ortodoxas para podar la sinergia inflacionaria de la costumbre de actualizar contratos, como por ejemplo los de alquileres. Entonces, para que hacia adelante no sigamos firmando contratos indexados, tenés que anclar con las expectativas, pero sólo una vez que hayas demostrado que no vas a seguir regando esa plantilla con emisión. 

¿Cómo ves los próximos 100 días?

Un riesgo de estos procesos es confundir que lo que dio resultados en un momento, lo dé en otro, tender a enamorarse de lo que dio rédito. Esto es algo muy propio de la conducta humana, pero imperdonable en el caso de un gobierno. Por ahora, está saliendo relativamente bien toda la normalización cambiaria financiera, no se desbocó la inflación ni hubo un colapso social. Es que la desaceleración inflacionaria actual está muy asociada a que estoy atrasando el tipo de cambio. El economista Daniel Heymann decía que la variable que usamos para anclar es la que elegimos atrasar, entonces, si decido anclar los precios con el dólar, lo voy a estar atrasando. Y es así, el dólar está subiendo al 2% mensual, los precios corren al 13% y la tasa de interés al 9%. Esto es lo que se conoce como la inflación en dólares, entonces, estás erosionando los costos y en el tránsito da la sensación de sentirse más rico en dólares y accedemos a más bienes importados.

Luis Caputo, actual ministro de Hacienda
Luis Caputo, actual ministro de Economía.

Pero es un error fatal porque estás comprando una inflación presente más baja a costa de que estés incubando un saldo cambiario en el futuro y, por ejemplo, que en junio vuelva a ser 20%. Esto sería fatal para el plan, las expectativas, para la erosión de la credibilidad del programa y para la sociedad toda.

Podés hacer todo bien en la micro, pero la macro manda. De hecho, en el Pacto de Mayo podemos sacar las mejores reformas estructurales, pero si el dólar vuelve a saltar en junio se va a llevar todo puesto. El otro riesgo es confundir que la licuadora sea permanente y tener que hacer un pacto fiscal para que eso sea sostenible. Es que no tiene sentido alcanzar el equilibrio fiscal, licuando el 30% de las jubilaciones por bimestre.

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Los efectos del conflicto entre Nación y provincias

Fernando Meaños: ¿Qué ves en el vínculo entre Nación y provincias, con muchos de estos gobiernos que no dan una señal de tener como prioridad el equilibrio fiscal cuando les cortaron las transferencias de cuajo? 

Más allá de la licuadora o de la motosierra, yo me preguntaría cuánto de freezer porque, por ejemplo, no se le pagó a Cammesa. Vos me referís a uno de los puntos de la motosierra, como el corte de las transferencias discrecionales a las provincias, pero eso era una normalidad. 

El sistema nació en la Provincia, a veces se confunde el federalismo con el salvase quien pueda. Ese enfoque rudimentario en el que discutimos el federalismo desde hace 30 años es uno de los problemas estructurales del país y habría que aprovechar el Pacto de Mayo para reverlo. 

Se han cortado esas transferencias y eso le corre el velo a esas provincias, como Buenos Aires la gestión anterior, que ostentaba con orgullo que tenían las cuentas en orden, pero era porque tenían un chorro de dinero por la banquina que te disimulaba todos los agujeros y te dejaba, por ejemplo, financiar viajes de egresados. Somos un país pobre, tenemos otras prioridades.

Ignacio Torres, gobernador de Chubut y la cara visible de la tensión del Gobierno con las provincias
Ignacio Torres, gobernador de Chubut y la cara visible de la tensión del Gobierno con las provincias.

Esto significa que si las provincias tenían un superávit de medio punto del Producto, sin eso pueden pasar a tener un déficit de 1,5 %. Y eso ya es otra situación. No va a haber una normalización de la economía sin el esfuerzo fiscal de las provincias, ya que es donde más se aumentó el gasto en los últimos 20 años y donde más crecieron los empleados públicos. Al final, el destinatario del gasto público y el contribuyente es siempre el mismo, es más una discusión de dirigentes que de bienestar. 

FM: A la pasada, mencionaste “el colchoncito que dejó el dólar y el salto cambiario de diciembre”. Pero si no se termina de resolver lo fiscal con métodos más sustentables, ¿cuánto le queda a ese aumento del dólar del último mes del 2023? 

No le queda nada, ya se hundió el colchoncito de dólares, estamos abajo de la cama. En números: a precios de hoy el gobierno anterior dejó un dólar exportador más o menos a 1.100, acuérdense que era un mix entre el dólar oficial y el contado con liqui, luego lo llevó con aquella devaluación a unos 1.400, y hoy está cerca de 900. O sea, hoy el dólar exportador, que es lo que percibe un exportador cuando vende al exterior, está más bajo que a fines del gobierno anterior.

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Te escucho y me queda la sensación respecto de tu mirada de la política económica del Gobierno, tiene más aprobación que desaprobación. ¿Es correcta esta lectura? ¿Qué nota le pondrías del 1 al 10? ¿Sos optimista respecto al futuro económico del país? 

Le pondría un 6 a los primeros 100 días de la economía, no es un aprobado ni un felicitado. Mi evaluación es matizada: reconozco algunos aspectos positivos, pero también identifico preocupaciones y desafíos importantes. Es evidente que las autoridades económicas son conscientes de la complejidad de la situación y la falta de margen de maniobra en ámbitos como la política financiera, cambiaria y fiscal. Sin embargo, es crucial evitar el autoengaño y la complacencia con estrategias pasadas que pueden no ser efectivas en el largo plazo.

Es fundamental comprender que los mercados son volátiles y requieren un enfoque cauteloso y estratégico. Si bien es comprensible que se tomen decisiones basadas en condiciones actuales, también es esencial tener una visión a largo plazo y desarrollar planes sólidos que no dependan de soluciones temporales o parches rápidos. Esto implica la necesidad de crear instrumentos financieros, leyes, decretos y acuerdos con gobernadores que sostengan una política económica coherente y sostenible en el tiempo.

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Además, es importante señalar que cualquier programa económico está sujeto a riesgos políticos y económicos en evolución. Aunque el presidente puede contar con un respaldo popular sólido en el corto plazo, es crucial reconocer que este respaldo puede disminuir con el tiempo, especialmente si los desafíos económicos persisten o empeoran. Por lo tanto, es esencial mantener una actitud de alerta y adaptabilidad, evitando aferrarse a estrategias que puedan volverse obsoletas.

Para los próximos 100 días, vale señalar  los riesgos políticos y económicos, porque todo esto está afincado en un apoyo popular que tiene el presidente, quien cuenta todavía con una buena imagen, a costa de una recesión muy aguda, pero que es idéntico al que tuvieron Alberto Fernández, Mauricio Macri, Cristina y Néstor Kirchner en los tres primeros meses de su gestión. Entonces hay que saber maniobrar a tiempo y hacer la sintonía fina de un programa.

AO JL