¿Cómo serán los productos que elijamos después del confinamiento? Las medidas actuales de distanciamiento físico, preventivo y obligatorio implementadas a escala mundial tendrán un efecto de impacto duradero, transformando la mentalidad y los hábitos de consumo de las personas con relación al trabajo, el entretenimiento, la vestimenta y la comida.
El brote de coronavirus creará una nueva conciencia sobre la importancia de diseñar entornos de trabajo saludables, con bienestar físico y emocional de los trabajadores por medio de productos y diseño espacial conscientes de la salud.
Sabemos que surgiremos en un mundo diferente, lo que significa que los productos y las experiencias que ahora nos proponemos crear también tendrán que ser diferentes.
El coronavirus está listo para impulsar una evolución significativa en las creencias, ya que los consumidores buscarán productos que puedan ofrecerle protección, bienestar físico y emocional.
Entender el territorio que nos dejará el COVID-19 será el mayor desafío para los diseñadores y las marcas en función del desarrollo de los nuevos productos. ¿Pero cuáles son esas tendencias de consumo que se mantendrán y cómo podemos responder a ellas mediante el diseño de productos?
El análisis se sustenta en las nociones de finitud, de conexiones humanas virtuales y de solidaridad grupal. Hace ya varias décadas que estamos atravesados por las nociones del cuidado medioambiental, dada la conciencia de finitud de sus recursos naturales.A esta noción se suma la fantasía de que el virus provocará el exterminio de la raza humana. Esto genera una reconversión en nuestras actitudes individuales y que nos volquemos a conductas capaces de fomentar el bienestar y el cuidado personal, tanto físico como emocional. Esto se ve traducido en los post que suben los usuarios a las redes sociales, practicando yoga, meditando o comiendo saludable.
La pandemia funciona como un acelerador del cambio global, y nos ubica en el lugar de responsables del cuidado personal, del cuidado del otro y del mundo en que vivimos. Esta conciencia de los recursos naturales y del cuidado personal hace que los productos que elijamos tengan una ideología saludable, ética y responsable con nuestros recursos y con quienes participaron del proceso de producción.
El slow life y la necesidad de anidamiento adquieren un nuevo significado, acelerando el cambio a esta nueva forma de cultivar los espacios y el tiempo, como un refugio obligatorio frente al aislamiento social. Las redes sociales y la tecnología están interviniendo para conectar, entretener y educar a los consumidores que están aislados, solitarios y aburridos.
Frente al temor de la deshumanización que provoca la tecnología hay una exacerbación de las prácticas del mundo físico. Está noción nos transporta a la imitación de actividades cotidianas realizadas en el mundo físico, como los juegos de mesa, la cocina o el bricolage.
Por qué el consumo va a tener que esperar
A su vez, la tecnología nos hace experimentar el trabajo en el hogar, obligando a crear entornos futuros que emiten esa experiencia de comodidad. Los productos deberán permitirnos continuar con esa experiencia de bienestar.
El aumento del home office ya está impactando en la categoría de la vestimenta tradicional. A su vez, las personas son muy conscientes de los materiales y las superficies con las que entran en contacto. La industria de la moda ya estaba en un proceso de transformación, pero el coronavirus está actuando como un catalizador de un verdadero cambio sísmico: del sofá a la calle o #stayhomestyle. Se trata de una nueva conciencia enfocada en la salud y el bienestar mental. El hogar se utiliza como un espacio multipropósito: oficina, escuela y centro de actividades.
Es probable que el aumento de la estancia en el hogar genere cambios dentro del estilo de las prendas de vestir. Las que otorguen mayor comodidad y bienestar estarán dentro de los ítems que elegirán los usuarios. El rubro que se abre y da paso a diseñar prendas con estas características es el confort wear, ideado para dar respuesta al momento de entre casa, al anidamiento casero que sugiere este aislamiento.
El gobierno prorrogó por dos meses la prohibición de despidos
Las comunidades se unen para superar la adversidad. Las estrategias comunitarias funcionan en tiempos de aislamiento social y miedo. Nos convocan a accionar y alinearlos con el entorno, eliminando diferencias y grietas ideológicas. En este punto, las marcas están avanzando con estrategias innovadoras y afectuosas que buscan ayudar, tranquilizar y conectarse con los consumidores temerosos de una manera emocionalmente solidaria.
* Docente de la Universidad de Belgrano.