Comenzando con el nivel de precios, el INDEC informó que, en junio, la inflación mensual alcanzó el 5,3%. Por su parte, la inflación interanual se posicionó en el 64%. La inflación acumula un 36,2% en el primer semestre del año. Las divisiones de Salud (+7,4%) y Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles (+6,8%) fueron las de mayor incremento en el índice a nivel mensual. En términos interanuales, las divisiones con mayores subas fueron Prendas de Vestir y Calzados y Restaurantes y Hoteles, con aumentos del 83,6% y 81,9%, respectivamente. Vale mencionar que, según pronósticos del Relevamiento de Expectativas de Mercado del BCRA de junio, la inflación en 2022 alcanzaría el 79,2% (4,1 puntos porcentuales por encima de la inflación anual esperada en mayo). En dicho relevamiento también se muestra un aumento en la inflación esperada para 2023 (subió 4,6 puntos porcentuales respecto a mayo y se ubicó en el 64,6%).
También se adoptaron cambios en lo que respecta a la percepción a cuenta de Ganancias del dólar turista. Con anterioridad, el dólar turista estaba dado por el dólar oficial, más el 30% del impuesto PAIS y el 35% de Ganancias. Actualmente, esta última alícuota sube 10% y se ubica en 45%. Mientras que el esquema para atesoramiento continuará de la misma manera (dólar oficial más el 65% para el cupo de u$s200 por mes). Por su parte, la ralentización de la comercialización de soja de la campaña 2021/2022 se vislumbra en los números del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. Las ventas, respecto al ciclo anterior, están 4,16 toneladas por debajo. Esto se explica principalmente por la gran incertidumbre macroeconómica, la sequía, el faltante de gasoil desde febrero y los piquetes en las rutas. De esta manera, el volumen comercializado se posicionó como uno de los más bajos en las últimas dos décadas (aunque frente a los altos precios internacionales, la liquidación del sector continúa en niveles récord).
Con el nuevo dólar soja, cuántos tipos de dólares hay en Argentina
Con el objeto de trazar un sendero de estabilidad, se lanzaron una serie de medidas en los planos fiscales, monetarios y cambiarios. En lo fiscal, se busca alinear los gastos con los ingresos, pero el desafío pasa por su implementación. Existe la posibilidad que los anuncios no sean más que formalidades internas y no impliquen medidas concretas. Las medidas serían la unificación del control de las cuentas públicas, el establecimiento de un límite a la contratación de personal por parte del Estado, la implementación de un sistema de cuotas presupuestarias mensuales para evitar que las erogaciones superen a los ingresos y la ratificación de la segmentación de tarifas.
En el aspecto monetario, el nuevo objetivo es posicionar al Tesoro como principal impulsor de las tasas de interés reales positivas. No obstante, la última licitación de deuda no contribuyó en alcanzar esa meta, ya que no hubo incrementos en términos reales. A su vez, poco tuvo de exitosa en cuanto a la forma en que se consiguió el financiamiento, debido a que la elevada captación de fondos se debió principalmente a una activa participación del BCRA. Por un lado, sus compras en el mercado secundario ya superan los $460.000 millones en lo que va de julio. Al mismo tiempo comenzaron a implementarse las opciones de venta emitidas por el BCRA, mecanismo por el cual se compromete a absorber todo el costo de un eventual desplome en el precio, con el fin de que los inversores no huyan de los títulos en pesos. Por último, los canjes de las letras que vencían el 29 de julio, ahora trasladadas hacia febrero y abril 2023, posiblemente hayan tenido al BCRA como participante mayoritario. Al margen, un 27% de la colocación se dirigió al Bote 2027, bono que no es atractivo por sus condiciones de riesgo y rendimiento, sino por servir como encaje para los bancos. El resultado, una licitación exigida.
Una confianza forzada
En resumen, con un contexto de elevada volatilidad, el tipo de instrumento empleado poco poder de determinación tiene sobre la captación de fondos. Mientras que el principal factor sigue siendo la confianza del mercado, forzada por un exceso de liquidez creciente y la imposibilidad de encontrar otras alternativas de inversión. En efecto, el riesgo ya no escapa a nadie, con un BCRA que acumula $7 billones de pasivos remunerados y reservas en baja y un Tesoro que enfrenta $7,9 billones de vencimientos en pesos dentro de los próximos 14 meses (donde los inversores están altamente expuestos a ambos). Por el lado cambiario, el dólar turista, que trepó hasta los $236, permanece más de un 20% por debajo del resto de los dólares paralelos, por lo que difícilmente se reviertan los incentivos a seguir demandándolo, extendiendo así la salida de divisas por este medio.
El mercado reaccionó con temor. Por ende, la actual titular de Hacienda tendrá desequilibrios monetarios y fiscales aún mayores, el riesgo país escaló hasta los 2.750 puntos básicos y los depósitos en dólares se redujeron en más de 350 millones en tan solo 7 días. La ejecución de la quita de subsidios será el primer gran desafío, dado que implicaría un importante alivio sobre el gasto (representó el 14% del total del gasto primario durante los primeros cinco meses del año). Resta por ver si el nuevo rumbo se limitará a lo discursivo o si podrá pasar al plano real. También si la coyuntura política permitirá que tome su curso. Lo cierto es que la economía se prepara para un segundo semestre más complejo, con retracción de la actividad, inflación e inestabilidad cambiaria.
*Federico Pablo Vacalebre es profesor de la Universidad del CEMA