Por unos días, el detonador del Día del Juicio Final estará en la Ciudad de Buenos Aires. Con la presencia de los líderes de Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China e India llegará también la máxima autoridad sobre más de 14 mil armas nucleares. En varios casos, los mandatarios estarán acompañados por sus dispositivos de comando y control sobre los arsenales capaces de desatar un holocausto nuclear en pocos minutos.
El caso más conocido es el de Estados Unidos, que implementó en los años 60 un sistema de comando consistente en un portafolio tipo Halliburton que le permite al mandatario dar la orden de un ataque nuclear a sus fuerzas marítimas, terrestres y aéreas que totalizan unas 6.550 ojivas nucleares. No es un botón, a pesar de que Donald Trump alardeó en un tuit sobre su tamaño, sino un mecanismo de comunicación cifrado. Este portafolio o valija, conocido como “the football”, se complementa con códigos secretos que el mandatario tiene en todo momento.
El portafolio de unos 20 kilos, a cargo de un militar que seguirá como una sombra a Trump durante su estadía en Buenos Aires, contiene, además del sistema secreto de comunicación, un “menú” de opciones que van desde un ataque puntual a un país agresor hasta el lanzamiento masivo. En un lugar secreto, también habrá a disposición de Trump un “cuarto de situación” desde donde puede comandar acciones de guerra convencional.
Rusia también heredó de la Unión Soviética su propia valija, en este caso implementada en los 80. Su nombre familiar es “Cheguet” y también acompañará a Vladimir Putin durante su estadía en Buenos Aires. Según el historiador Richard Rhodes, a diferencia de Estados Unidos, en Rusia también cuentan con su “Cheguet” el ministro de Defensa y el jefe de Estado Mayor. Ha sido siempre un secreto muy bien guardado el modo en que funciona este mecanismo de comando.
En el caso de Francia y el Reino Unido, que cuentan con 215 y 300 armas nucleares, respectivamente, los mandatarios no viajan con el sistema de comando sino que delegan en otra autoridad este control al salir del país. La primera ministra británica, Theresa May, sin embargo, deja una carta sellada en cada submarino nuclear con instrucciones para seguir en caso de que se pierda el contacto por un ataque devastador. Su contenido es secreto.
Mucho menos se sabe sobre el control de las armas nucleares de China, que tienen como máxima autoridad a su presidente, Xi Jinping, con un total de 280 armas atómicas según la Asociación por el Control de Armas; y del comando sobre el arsenal de la India, que contabiliza según la misma fuente unas 135 armas que, a diferencia del resto de las potencias del G20, no tienen un alcance global sino regional.