En este nuevo ejemplar del L´Osservatore Romano en lengua española, las palabras del Papa Francisco infunden aliento al alma humana que vive en un mundo ahogado por la pandemia. Desde la portada, con su invitación a ir “Caminando con fe y en la esperanza”, el Papa Bergoglio nos introduce a dos de sus mensajes centrales de esta semana que se transcriben en forma completa y oficial en este ejemplar. El primero de ellos, centrado en la misericordia, fue pronunciado durante la misa celebrada en Santo Spiritu in Sassi la mañana del 11 de abril, segundo domingo de Pascua, fiesta de la Divina Misericordia. En él, el Santo Padre enfatizó, recordando la vida de los discípulos luego de la Resurrección que Jesús los vuelve a levantar con la misericordia los vuelve a levantar con la misericordia y ellos, misericordiados, se vuelven misericordiosos.
"Es muy difícil ser misericordioso si uno se da cuenta de ser miseridocordiado2. Luego, refiriéndose a la vida de los primeros cristianos recordó que “Así, misericordiados, los discípulos se volvieron misericordiosos. Lo vemos en la primera Lectura. Los Hechos de los Apóstoles relatan que «nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo lo tenían en común» (4,32). No es comunismo, es cristianismo en estado puro”.
El segundo mensaje corresponde a la tradicional catequesis de los miércoles, coincidente con la audiencia general semanal. En ella, el Papa Francisco reflexionando sobre la oración expresó que: “Después de ciertos pasajes de la vida, nos damos cuenta de que sin la fe no hubiéramos podido lograrlo y que la oración ha sido nuestra fuerza. No solo la oración personal, sino también la de los hermanos y de las hermanas, y de la comunidad que nos ha acompañado y sostenido, de la gente que nos conoce, de la gente a la cual pedimos rezar por nosotros”.
En esta edición se incluye también, dos escritos del Papa Bergoglio, realizados de manera diferente, pero que reflejan mucho de sus pensamientos y sentimientos. Uno de ellos es el texto escrito por Francisco en el documento “Orientaciones Pastorales sobre desplazados climáticos”. En esa oportunidad, el Pontífice escribió que “...al igual que la crisis del Covid-19, el número enorme y cada vez mayor de personas desplazadas a causa de la crisis climática, se está convirtiendo rápidamente en una gran emergencia de nuestra época, tal y como podemos ver casi todas las noches en nuestras pantallas, y que exige respuestas globales. No podemos salir de una crisis como la del clima o la del Covid-19 encerrándose en el individualismo, sino sólo “estando unidos”, mediante el encuentro, el diálogo y la colaboración”.
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En el segundo escrito, el Papa Francisco escribió «Me emocionó», en una carta enviada a la revista «Alfa y Omega», después de haber recibido la fotocopia de un registro conservado en los archivos de la basílica del Santísimo Sacramento de Buenos Aires, en el cual eran anotados los nombres de los “adoradores nocturnos”, es decir las personas que por la noche desde las 21:00 se alternaban en turnos de oración delante de la Eucaristía, una práctica que se realizaba en la basílica desde 1917. Entre esos nombres aparece el de Jorge Mario Bergoglio y el de su hermano Óscar, que entre 1954 y 1955 compartieron esta experiencia marcada por una figura fundamental, la del padre José Aristi, religioso sacramentino, provincial de su Congregación, que pasó infinitas horas de su vida de sacerdote en el confesionario. Una figura de la misericordia, amada y central en la vida de quien se convertiría en Papa.
Un documento muy importante, que se incluye en este ejemplar semanal del periódico vaticano, es el que corresponde a la campaña del Dicasterio para el servicio del Desarrollo Humano Integral sobre la deuda de los países africanos. En el mismo se puede percibir el pensamiento del Papa Francisco en párrafos como el siguiente: “Si África va bien, el mundo entero va bien”. “Es cierto -confirmó don Augusto Zampini, vicesecretario del Dicasterio y miembro de la dirección de la Comisión vaticana Covid-19, impulsada por el Papa hace apenas un año- y mientras pensamos en cómo combatir y vencer la pandemia desde el punto de vista sanitario, debemos tener en cuenta lo que dice Francisco: ¿cómo saldremos de esta crisis, mejor o peor? Porque hay que recordar que esta crisis no es aislada, sino que está conectada con otras anteriores: la crisis debida a la pandemia no ha hecho más que agravar las crisis ya existentes. Así que no podemos salir de esta crisis, que es sanitaria, económica, social, política y cultural, sin aliviar la carga de la deuda”.
