COLUMNISTAS
Mundo incierto

El nuevo orden mundial iliberal

Donald Trump y Jair Bolsonaro hicieron en la Asamblea General de la ONU una verdadera declaración de principios del mundo que proponen.

Donald Trump y Jair Bolsonaro en UN 20190925
Los presidentes de Estados Unidos y Brasil. | Agencia Afp

Desde hace 74 años, el edificio de la Asamblea General de Naciones Unidas ha sido protagonista de discursos históricos y polémicos. Su célebre mármol verde musgo, fue el fondo de importantes manifestaciones que marcaron una época y buscaron explicar las oscilaciones del escenario internacional. Desde el célebre discurso en el que Ernesto Che Guevara criticó abiertamente el rol de Estados Unidos en América Latina en diciembre de 1964 hasta la famosa frase de Hugo Chávez en 2006: " Ayer el diablo vino aquí. En este lugar huele a azufre", haciendo referencia al presidente norteamericano George W. Bush.

Este año tampoco fue la excepción y los diversos discursos dejaron amplia tela para cortar, empezando porque en la misma sede del orden mundial multilateral y liberal, Donald Trump y Jair Bolsonaro sentaron las bases de su visión anti-globalista e iliberal del mundo. Ambos discursos se encontraban cargados de contenido ideológico enormemente útil para retratar el momento que vive el mundo.

El orden internacional liberal que se erigió tras la Segunda Guerra Mundial impulsado principalmente por Estados Unidos se encuentra en crisis. Tanto Trump como Bolsonaro atacaron a la ideología globalista, que llevó a la fundación misma de Naciones Unidas y otras instituciones como el Banco Mundial y el FMI, y en contraposición se ubican como firmes defensores de la tradición y la cultura de cada país. Esto sin duda resulta un desafío paradójico en sociedades urbanas cada vez más multiculturales, pero al mismo tiempo marca el clima de nuestro tiempo y permite entender fenómenos como el Brexit, el auge de partidos de derecha anti-inmigración en Europa como la Liga del Norte italiana o el Frente Nacional francés, y por supuesto la llegada de Trump y Bolsonaro a la presidencia de sus países.

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El orden internacional liberal que se erigió tras la Segunda Guerra Mundial impulsado principalmente por Estados Unidos se encuentra en crisis.

Trump ha criticado en repetidas oportunidades el mismísimo eje central del mundo globalizado: el libre comercio. Por el contrario, el magnate defiende el nacionalismo económico y plantea la necesidad de reformar el sistema de comercio internacional, cosa que ha quedado más que clara a raíz de la guerra comercial que mantiene con China. Algo en lo que, por cierto, no coincidirían a priori con Bolsonaro.

Bolsonaro, por su parte, presentó ante la comunidad internacional a un Nuevo Brasil, e hizo foco en repetidas oportunidades a la defensa de la soberanía brasileña sobre la intervención de otros países, refiriéndose tácitamente Emmanuel Macron. Lo cierto es que, paralelamente, los problemas cada vez más complejos que se presentan en el siglo XXI como el cambio climático o la regulación de internet, requieren soluciones globales y consensuadas entre los diversos actores, que limitan en algunos aspectos la soberanía estatal como se entendía en los siglos XIX y XX. Y esto es una de las características más palpables del mundo globalizado.

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Los discursos de Bolsonaro y Trump no parecerían tratarse de casos aislados, sino que más bien dan cuenta de una tendencia que no podemos ignorar. Mientras el mundo avanza de forma acelerada hacia una interconexión cada vez más palpable en todos los ámbitos de nuestra vida, diversos sectores sociales se encuentran disconformes con este rumbo, y lo canalizan mediante una nueva generación de líderes populistas, conservadores y antiglobalistas. Por otro lado, los defensores de la globalización, el libre comercio y el multilateralismo, se encuentran cuestionados y carecen de liderazgos tan fuertes.

El orden iliberal ha comenzado a pisar con fuerza tras la crisis financiera de 2008 y está haciendo tambalear las bases mismas del sistema internacional tal como lo conocemos. Si logrará imponerse o no depende de una multiplicidad de factores inciertos. Lo único seguro es que éste parecería ser el debate que marcará los próximos años de la política internacional.

*Investigador del Centro de Estudios Internacionales de la UCA.

SF/MC