MODO FONTEVECCHIA
CRECIMIENTO DE LA DERECHA

Diego Sztulwark: "El movimiento que apoya a Javier Milei no se deja explicar por la palabra fascismo"

El docente y politólogo se posicionó como votante de Sergio Massa y reconoció que "se lo vivió como una amenaza a los derechos democráticos" al proceso electoral que terminó con el triunfo de Javier Milei. Además, analizó el fenómeno del peronismo.

Diego Sztulwark
Diego Sztulwark | Cedoc

Diego Sztulwark, coordinador de grupos de estudio de pensamiento político y filosófico, aseveró que "el movimiento de Milei es difícil de caracterizar". "La reducción del peronismo y el antiperonismo nos impide hacer análisis más profundos", subrayó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Diego Sztulwark es politólogo, docente, coordinador de grupos de estudios sobre filosofía y política. Además, fue miembro de Colectivos, Situaciones y Tinta Limón Ediciones, coeditó la obra de León Rozitchner para la Biblioteca Nacional y fue coautor de varios libros, entre ellos, "Buda y Descartes, la tentación racional", "Vida de perro" que era un balance político del país desde 1955 hasta Mauricio Macri con un reportaje a Horacio Verbitsky.

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Me gustaría aprovechar sus conocimientos para que nos haga una especie de síntesis didáctica de lo que es "la libertad" para Baruch Spinoza, por ejemplo. 

Es un pensador de siglos pasados pero todavía tiene algo que decirnos, puesto que, para él, los seres humanos se creen libres por el hecho de que saben lo que quieren. Es decir, le otorga a todas las personas el atributo inmediato o espontáneo de poder decir "yo sé muy bien lo que quiero. Por lo tanto, no necesito que nadie me diga lo que tengo que hacer, lo que quiero y no quiero. No hacen falta jueces, maestros, ni tutores", sobre lo que cada uno quiere. Esa conciencia de que cada uno sabe lo que quiere es vivida por cada uno como una libertad. En otras palabras, las personas se sienten libres porque saben lo que quieren

Él hace una reflexión muy elemental con la cual comenzaría la filosofía misma o todo proceso ético, que consistiría en preguntarse por qué uno quiere lo que quiere. Es decir, aquel que se conforma con saber lo que quiere, considerarse libre por ser un "yo" que sabe lo que quiere. En realidad, lo que demostraría es ser un ignorante de las causas que lo determinan a encarar lo que quiere. Porque el "yo" que quiere, según Spinoza, no tiene nada de espontáneo, ni de libre, ni de autoconstituido. En realidad, es efecto del modo en que actúan sobre él un conjunto de prácticas de relaciones sociales y estructuras. Por lo tanto, la filosofía o la interrogación que lleva a mejorar la vida debería partir siempre de una curiosidad o indagación sobre en qué condiciones queremos lo que queremos.

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Entonces, esta fórmula es el comienzo de una reflexión más seria sobre la libertad, que dice que "los hombres que se creen libres porque saben lo que quieren, en realidad son ignorantes porque no saben qué cosa los hace querer lo que quieren". Y la libertad, en todo caso, habría que guardarla más bien como una especie de concepto que lleva a nombrar los procesos por los cuales uno investiga cuáles son los modos de creer que mejor se corresponden con la capacidad actual en el mundo de investigar los procesos causales, cuáles son las propias potencias tal y cómo pueden intervenir en la vida de las personas. Lo cual también lleva a descubrir una dimensión colectiva de la existencia en la que la libertad sería un mito individual.

Javier Milei 20231202
El presidente electo, Javier Milei

¿Cómo se relaciona la idea de "libertad" de Spinoza con la elección que consagró en la presidencia a Javier Milei?

Tengo la impresión que desde esta mirada spinozista, así como la estamos nombrando (hace poco vi que el profesor Diego Tatián también estaba reflexionando por este lado), nos llevaría a cuestionar la doble idea que recién me planteaba sobre la cual las personas tienen autoridad de sentirse libres, en el sentido inmediatamente individual y espontáneo, sin considerar el modo en que algo así como una sociedad-mercado y un conjunto de frustraciones están predeterminando ese querer y ese tipo de individualidad. El movimiento de Milei es difícil de caracterizar. Algunos lo caracterizan en alusión al viejo fascismo

Si bien hay rasgos de ese fascismo muy amenazadores, que aparecen en algunas de las figuras que están en torno a él, el movimiento que apoya a Milei no se deja explicar por la palabra fascismo y hace falta indagar esto que estamos empezando a mencionar ahora, que es qué pasa con una sociedad de mercado tan precarizada, lastimada, con un nivel de empobrecimiento en materia tan fuerte, con un nivel de frustración en relación a lo simbólico tan fuerte, con procesos inflacionarios tan fuertes, cómo se reacciona en este momento cuando, además, esta situación está intervenida por lo que llamaríamos "Nuevas Tecnologías de la Comunicación". Las Nuevas Tecnologías de la Comunicación generan pensamiento individual en la relación con el lenguaje, sensaciones, propias afectividades y con la comunicación de los otros.

Son estas tres cosas que están actuando ahí: relaciones de mercado, niveles de empobrecimiento y precarización material, y una intervención de las tecnologías virtuales que hacen procesar todos estos malestares de un modo radicalmente individual. Si no podemos investigar estas condiciones que determinan el modo en que las personas se sienten libres, actuando como actúan, quedamos despolitizados, sin recursos reflexivos, sin recursos de evaluación y de intervención política.

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Escribiste "Vida de perro: Balance de un país intenso, del '55 a Macri". ¿Se puede seguir colocando la elección, el resultado de la última elección que consagró a Milei presidente, dentro de la lógica de peronismo y antiperonismo que expresó el golpe del '55? ¿Sigue vigente eso hoy en día?

Como siempre que se involucra al peronismo en un razonamiento, la respuesta que me surge es "sí" y "no", en el sentido de que, por un lado, hay líneas de continuidades que uno puede percibir fácilmente. Finalmente, la segunda vuelta se produce entre un grupo llamado "peronistas" y otro grupo que más bien tienden a votar contra el peronismo. Pero también decir que "sí" sería supone que el peronismo es una esencia igual a sí misma siempre y el antiperonismo también, y ese es el peor de los errores. No solamente porque congela categorías que están sometidas a tratamientos muy crueles y que hicieron cambiar la composición misma de lo que llamamos incluso de clase del peronismo y antiperonismo, eso por un lado. Por otro lado, más grave aún, es porque nos priva de las categorías mentales para pensar qué nuevos tipos de reorganización se pueden producir, no siendo ni el peronismo ni el antiperonismo el modo final de agrupar sensibilidades, racionalidades y conductas.

Sergio Massa y Javier Milei. El peronismo y antiperonismo. 
Sergio Massa y Javier Milei: el peronismo y el antiperonismo.

Por lo tanto, tengo la impresión de que si todavía hay un elemento deperonismo y antiperonismo, es una interpretación muy interesada que reduce el proceso político a peronismo y antiperonismo. En ese sentido, la reducción del peronismo y antiperonismo nos impide hacer análisis más profundos, nos priva de medios para comprender posibilidades futuras más abiertas.

¿Cuál sería hoy esa dialéctica? ¿Kirchnerismo y antikirchnerismo? ¿O entre los que votaron a Milei y los que no votaron a Milei?

De un lado tenemos (me incluyo entre los votantes a Sergio Massa) a todos aquellos que acudimos a un voto de tipo defensivo frente a lo que se vivió como una amenaza, que es una amenaza múltiple. Se lo vivió como una amenaza a los derechos democráticos, derechos humanos, en general a lo que podríamos llamar una suerte de "consenso" o "premisas comunes" que creíamos que estaban vigentes en los últimos 40 años de democracia.

Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Kirchnerismo y antikirchnerismo.
Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Patricia Bullrich: kirchnerismo y antikirchnerismo.

Del otro lado, lo que hay predominantemente es un hastío muy fuerte precisamente a esas condiciones de existencia y retorización de la vida estos 40 años, sumado en la segunda vuelta a un grupo decididamente reaccionario y antiperonista, que es el grupo de Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Con lo cual, la coalición que ganó la definiría por dos razones: por una especie de desesperación colectiva que ya no encuentra respuestas, ni las instituciones de los 40 años de democracia, a la que suma un grupo decididamente de la derecha orgánica que cree tener posibilidad de determinar el proceso político.  

En el lado que yo voté, es un bloque en el que me siento más o menos incómodo, porque es uno que es muy conservador. Es decir, que hace más hincapié en defender un conjunto de instituciones que no hacen sino provocar el malestar que es fuente de este fenómeno y no tiene capacidad de renovarse sus propias premisas, o sea, de pensar qué instituciones, qué banderas y qué retóricas harían de la democracia y de derechos humanos un nuevo campo. Creo que nos cae el peso de la reflexión muy grande porque lo hecho en estos 40 años, también en términos de pedagogía popular, no fue capaz de brindar una respuesta a contingentes poblacionales que ya no encuentran en este espacio político una orientación. 

BL JL