El politólogo, Lucas Romero, aseveró que "el principal virus que está afectando a la encuestología mundial es la tasa de participación". La decadencia del peronismo en las elecciones provinciales, la falta de participación de la sociedad y por dónde se dispersarán los votos de Cristina Kirchner, en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
¿En qué se conecta lo que hace poco más de un mes llamabas el "potencial de chantaje", que era lo que le quedaba por hacer a Alberto Fernández en el escenario electoral, con tu tuit de este domingo sobre las elecciones en Santa Fe y la derrota del peronismo?
Quizá, se conecta con que en algún punto la dificultad que tiene el peronismo en estos procesos electorales provinciales y, eventualmente, en el proceso nacional es cómo lidiar con lo que yo llamo la "prueba del delito", que es Alberto Fernández, porque es la verificación de que hay un mandato electoral incumplido.
La gestión de Alberto es un condicionante para la competitividad del peronismo. Uno no necesariamente debería buscar a este factor como el más explicativo del resultado de ayer, pero no deja de ser un contexto que rodea todos estos procesos electorales provinciales, porque siempre está la tentación de ver en estas elecciones una ventanita a partir de la cual uno puede identificar aspectos del proceso nacional.
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Ahora, son elecciones que están gobernadas o determinadas por factores locales, protagonizadas por actores locales, que tienen agendas de discusiones locales, temas y preocupaciones locales.
Entonces, no siempre es fácil transpolar estos procesos a lo nacional, pero hay dos aspectos que están siendo denominadores comunes de estos procesos. Uno es la baja participación electoral: nuevamente en Santa Fe tenemos una elección con baja participación electoral.
Y el otro factor es el retroceso del peronismo, que viene siendo constante, salvo pequeñas excepciones, como Tucumán. Pero en la mayoría de las elecciones el peronismo, aún siendo ganador, como en Formosa o La Rioja, da la sensación de estar unos pasos detrás de lo que fueron los procesos electorales provincias 2019.
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Es por esto que digo que creo que la presencia de esta gestión nacional tan mal evaluada por la opinión pública es un condicionante para todos los peronismos. Lo fue ayer y creo que, al margen de que nos tenía entretenidos la interna entre Maximiliano Pullaro y Carolina Losada, el dato más relevante de ayer es la derrota estrepitosa del peronismo, a cuatro semanas de las PASO nacionales y en la tercera provincia más grande del país.
Yendo a lo que vos decís, ese 10% menos de participación electoral, ¿creés que se repetirá cuando la elección sea a presidente?
¿La desmotivación es la misma a nivel provincial que a nivel nacional y, de alguna manera, ese 10% menos de gente que vota es la diferencia que podría haber entre lo que en las encuestas se dice que se votaría por Javier Milei, pero luego esa gente transforma su descontento en no ir a votar?
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No son 10, sino que son 6 puntos, por lo menos en Santa Fe. A nivel nacional estamos registrando un promedio de más o menos 5 puntos porcentuales menos de participación que en las elecciones provinciales de la misma categoría, es decir, gobernador de 2019.
Con lo cual, si se proyecta esto a nivel nacional, del 81% que tuvimos en 2019 en la general podríamos ir a 76% este año, pero lo primero que tenemos por delante son unas PASO, las cuales muestran más baja participación que en las generales.
O sea, que si proyectamos 76% para octubre, quizá, en esta PASO nacional del 13 de agosto estemos aún por debajo de eso, más cerca del 70%.
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O sea, más cerca de ese 10%...
Exacto. Estamos haciendo, como corresponde, una comparación contra 2019. Lo que no estamos diciendo es que esta baja participación ya la tuvimos en 2021, es decir, no es que estamos viendo algo nuevo este año, sino lo mismo que en 2021, en donde un electorado desafectado del proceso político electoral pierde la motivación, el interés y la necesidad de ir a expresar su voto.
Ahí conectaría eso con el desempeño del peronismo, porque nosotros esto lo vimos muy detenidamente en el proceso electoral de Buenos Aires en 2021. Esa elección tuvo una particularidad que nos sirve mucho a los politólogos que miramos con este foco a veces los procesos electorales, que es que tuvo la misma oferta electoral en Buenos Aires que en 2019.
Cuando uno mira la elección de 2021, la cual ganó JxC (Diego Santilli sobre Victoria Tolosa Paz), la oferta fue la misma que en 2019, algo que permite una prueba de laboratorio para decir "veamos cómo evolucionaron esas diferentes de ofertas", entre las que se encuentra el FIT, el Frente de Todos y JxC.
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Los tres estuvieron compitiendo en la misma provincia dos años después del 2019. También estuvieron José Luis Espert y Cynthia Hotton, que podría ser una continuidad de Juan Gómez Centurión en 2019.
Lo mismo podrías decir en el caso de Santa Fe, ¿no? En la interna donde Pullaro había salido segundo y Carolina Losada primera en 2021.
Sí, es cierto. Ahí hubo un cambio en la configuración de la oferta, porque un frente que no compitió en 2021 se incorporó el socialismo, entonces tenemos más contaminación para esa comparación.
Pero en Buenos Aires fue prácticamente la misma, completando la secuencia, Roberto Lavagna en 2019 y Florencio Randazzo en 2021. Es decir, pudimos ver qué comportamientos tuvo el mismo electorado, el de Buenos Aires, con la misma oferta. Y el dato que encontramos y que más llama la atención es que el Frente de Todos perdió en esa elección 1.850.000 votos.
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No hay forma de explicar ese deterioro en el caudal electoral del oficialismo si no es con el ausentismo. El 1.200.000 mil votantes menos que tuvo Buenos Aires en 2021 afectó esencialmente al FdT y ahí está la hipótesis central con la que venimos mirando la escena, que es que probablemente buena parte de esta desafección electoral esté afectando al peronismo, que no está siendo capaz de movilizar toda su valla electoral.
Mi pregunta es si ese 1.200.000 personas que no fue a votar y habían votado en el pasado además por el peronismo, es el que las encuestas dicen que prefieren a Javier Milei y luego no van a votar.
Efectivamente, hay un rasgo particular y es que Javier Milei recoge mucha adhesión en un segmento de los encuestados que son los que dicen "no voté" o "voté en blanco".
Entonces, voy a alimentar esta hipótesis tuya porque podría haber, en ese electorado enojado y desafectado del proceso político, desilusionado y sin entusiasmo para ir a votar, alguna simpatía con Milei porque es el que viene a ratificar ese desanimo y enojo.
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Les está diciendo que tienen razón en estar enojados y la pregunta es cómo hará Milei para movilizar a ese electorado para que vaya a depositar su voto, siendo que es un electorado que ya está viendo a la distancia el proceso electoral y sin ganas de participar porque entiende que esto no se puede cambiar.
Es una parte del desafío que tiene Milei para capitalizar todo lo que venimos registrando en términos de intención de votos en las encuestas, que luego tiene que ser verificado en el cuarto oscuro.
El impacto económico en el descontento social
Alejandro Gomel (AG): Pensaba en Sergio Massa y en dónde queda, entre lo que contás del desanimo, la falta de participación (que ya se vio hace dos años), más lo que está impactando en las provincias la imagen negativa de Alberto Fernández.
El candidato es Massa, que es el ministro de Economía y que tiene que hacer un doble esfuerzo de gestionar y, a la vez, despegarse de Alberto. ¿Dónde queda el ministro de Economía en medio de todo esto?
Es el mismo esfuerzo que tuvo que hacer en su momento Eduardo Duhalde en 1999, y en algún punto Daniel Scioli en 2015. Es decir, tratar de representar un cambio en un contexto donde el sayo es el del oficialismo.
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En 2015, Scioli decía "el cambio seguro", tratando de decir "yo soy un cambio" de Cristina pero seguro en el sentido de que no se perderá nada de lo que se logró. Ahí está la dificultad de ser candidato oficialista en este contexto tan adverso, y permitime vincularlo con el punto de que Alberto Fernández es un condicionante, alguien que le presenta una suerte de "chantaje" al oficialismo.
En la forma en que se cerró la oferta electoral, que fue finalmente unificada, ahí el Presidente obtuvo un gran triunfo con muy poco poder, que no solamente fue poner al Vicepresidente, sino lograr algo para él que pudiera ser muy valioso, que es que la oferta oficialista no sea agresiva con su gestión.
Esto es un condicionante para Massa porque, si hubiera sido de otro modo, si hubiese habido primarias y Alberto tendría su candidato, como por ejemplo Scioli, quizás eso le permitía despegarse a Massa, cuestionar y diferenciarse.
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Lo que Alberto logró es que la campaña no sea agresiva con su legado y eso es un condicionante para el candidato del oficialismo, porque lo tiene incluido el Presidente en la oferta y no le permite establecer una diferenciación que no solamente intente seducir a un votante independiente, sino convencer al propio, porque más del 50% de la gente que dice que votará al FdT desaprueba el desempeño del gobierno de Alberto.
El rol del votante de Cristina Kirchner
AG: Ahí es donde quedan los votos, ese piso históricamente alto de Cristina, sin ella ser candidata y sin un candidato que esté identificado fuertemente con ella. ¿Qué pasará con esos votos?
Venimos viendo algo en la evidencia que recogemos en nuestros estudios y es que, desde el momento que la retiramos a Cristina decididamente de la medición, cuando ella reconfirmó en mayo que no sería candidata, el peronismo, con las distintas propuestas, juntaban el 30, 31 o 32 por ciento, o sea, había un volumen que parecía que recogían todos los candidatos y se proyectaba lo que podía ser el piso del oficialismo.
Cuando Cristina se retiró de la oferta, o sea, ya no preguntamos más por ella, ese volumen se redujo a 25%, y todavía no vimos que, en su momento medíamos tres candidatos, como Wado de Pedro, Scioli o Massa. Es como si el voto a Cristina se hubiera dispersado y la oferta del oficialismo no lograse reunificarlo nuevamente para llegar a ese piso del 30%.
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Este es un gran desafío. El peronismo descansa en que ese piso existe y estará, pero la verdad es que no tenemos garantizado, por lo menos en la evidencia, que se pueda reunir. Así que será un gran desafío si logran que ese piso esté. En ese caso, empezaría a crecer la chance de que el peronismo esté en una eventual segunda vuelta.
Aún siendo una derrota, siempre las elecciones de segunda vuelta permiten llegar más fácilmente a un volumen electoral superior al 40% que, quizá, es el objetivo de Massa, esto de perder pero hacerlo con un buen caudal que le permita seguir siendo protagonista en la escena después del 10 de diciembre.
La mirada de los encuestadores
¿Qué pasa con las encuestas? ¿Dejó de ser una herramienta, no por culpa de los encuestadores sino por los cambios sociales que hay, que permite pronosticar el futuro con cierto grado de éxito?
El principal virus que está afectando a la "encuestología" mundial es la tasa de participación. Si uno se mete en Pew Research Center, que es uno de los institutos de investigación más importante de Estados Unidos, viene publicando informes en donde alerta sobre la baja tasa de respuesta de las encuestas.
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Esto afecta porque nosotros necesitamos que toda la población objetivo que se esté estudiando esté en condiciones de ser seleccionada para integrar una muestra. Si esta población se autoexcluye, automáticamente empezamos a perder la capacidad productiva en este tipo de partidos
Lo que sí destaco en el caso de Argentina es que nosotros estamos viendo una dispersión entre estudios telefónicos, online y presenciales. Los estudios telefónicos están, a nuestro entender, teniendo un sesgo de captura de perfiles y encuestados muy politizados, son los que quieren participar, los que no rehúyen a la encuesta y esto marca un sesgo, se ven exageradas las posiciones más extremas y, muchas veces, esto afecta la representatividad de la muestra.
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Por eso alerto a la gente, en las encuestas online habría que poner un asterisco porque estarían teniendo un sesgo que afecta los resultados y las presenciales son más complejas, más difíciles, las más costosas y no son la que más abundan pero las que tratamos de llevar, al menos, desde nuestro lado, adelante, y prestarle atención porque pudieron tener mejor calidad predictiva.
BL JL