Ernesto Sanz visitó de manera virtual la Escuela de Comunicación de Editorial Perfil y criticó el proyecto de reforma judicial impulsado por el presidente Alberto Fernández. “No hay en el oficialismo una intención de reformar sanamente la Justicia, sino de sacar del medio los procesos contra algunas personas del Gobierno”, cuestionó. El dirigente radical también analizó el impacto de la marcha del 17A. “Muchísima gente no fue por precaución, porque la manifestación podría haber sido mayor”, advirtió.
El dirigente opositor también aseguró ver un desgaste en el Gobierno luego de ocho meses de gestión. “Algunos de los que votaron al Gobierno el año pasado, hoy tienen algún desencanto que sumarían a Juntos por el Cambio”, señaló. Por último, vaticinó que de producirse hoy una elección se produciría un crecimiento opositor con respecto a la votación que se realizó el año pasado. “Hoy estaríamos probablemente en un escenario de mucha paridad”, aseguró Sanz en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.
—Algunos analistas sostienen que la reforma judicial es un mecanismo que busca impunidad para funcionarios kirchneristas. ¿Usted qué opina?
—El único proyecto con intenciones de reforma en debate institucional es el que está en el Senado y la verdad que como reforma judicial, poco aporta. Es muy parcial, tiene que ver fundamentalmente con lo que se denomina Comodoro Py y luego con la creación de muchos otros juzgados en el interior del país. Pero, la verdad, que, como reforma judicial, poco y nada. Los problemas de la Justicia no pasan por tener más jueces o más juzgados, si no por los procedimientos, la manera de seleccionar los jueces, etcétera. La verdad es que el aumento de los miembros de la Corte hoy parece más como una idea de dividir la Corte en Salas y así tener una Sala Penal como embudo en el que irían a parar todas las cuestiones penales de la Argentina. Allí aparecería una suerte de doctrina que tiene que ver con lo que piensa el doctor (Eugenio) Zaffaroni, más con la impunidad que con la sanción penal. Cuando uno va sumando todas estas cosas, llega a la conclusión de que no hay en el oficialismo una intención de reformar sanamente la justicia, sino una búsqueda de sacar del medio los procesos contra algunas personas del Gobierno.
—¿La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner sería beneficiada?
—Hay que ver qué es lo que queda al final del camino. Si hablamos del proyecto que está en el Senado, a mi juicio no va a modificar demasiadas cosas. Sí, lo hará hacia adelante: le va a otorgar un poder al Gobierno que va a poder nombrar una cantidad enorme de jueces y fiscales, muchos de ellos con procedimientos que no son los de la Constitución y eso le va a generar un poder enorme. De ahí a pensar, que ese poder el Gobierno lo utilice para lograr impunidad, hay un paso. No sé cómo puede salir. Tampoco, sé cómo va a salir el embate contra el procurador Casal, que es personal, sin ningún argumento y ni siquiera hay juicio político.
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—Hay una discusión en torno al liderazgo opositor. ¿Quién cree que puede representar a los que se manifestaron el 17A?
—La marcha fue muy importante cuantitativamente, pero, además, es un momento de la cuarentena, donde muchísima gente no fue por precaución porque la manifestación podría haber sido mayor. Más allá de eso, una manifestación de esta naturaleza, a ocho meses de un Gobierno, marca muchas cosas. Tenemos un sistema político que, por primera vez en muchísimo tiempo, tiene equilibrio, porque, a mi juicio, hay dos únicos jugadores en la cancha. No veo terceras opciones. Entonces, una manifestación de la sociedad que se opone a un modelo de Gobierno debería tener un canal de representación en la fuerza política que hoy representa al conjunto de la oposición, que es Juntos por el Cambio. ¿Lo podrá hacer? Es una pregunta que no se puede responder hoy. Veremos qué pasa con la marcha de los acontecimientos.
—Usted dijo que el 41% que la oposición obtuvo en octubre de 2019 había crecido. Si hoy hubiera elecciones, ¿cree que el Gobierno las perdería?
—Cuando hice la mención del 41%, lo hacía en el marco de una interpretación que tengo, al haber en la Argentina dos grandes jugadores, casi que monopolizan el tablero y la expresión opositora tiene un canal único. No es como en 2011, que fue todo lo contrario. En ese momento, Cristina ganó con el 54% y la oposición tuvo 7 candidatos a presidente. Hoy es totalmente al revés, hay dos jugadores en la cancha, por lo tanto, la oposición congrega, y esto es una opinión muy mía, a la totalidad de los opositores. Entonces, decía que el 41% de octubre del año pasado podía ser más, primero porque los que votaron en contra del Gobierno el año pasado no tienen demasiadas razones para hoy cambiar, al contrario, creo que han consolidado ese voto opositor. Más aún, una porción que votó al Gobierno tiene desencanto, frustración y desilusión y se sumaría a Juntos por el Cambio, pueden ser entre el 5%, 6%, ó 7% que el año pasado votó al oficialismo. Ahora, si hubiera elecciones hoy no sé qué pasaría, estaríamos probablemente en un escenario de mucha paridad. No veo muchas razones para que el Gobierno haya aumentado, ni para que Juntos por el Cambio haya disminuido. Veo una cosa bastante pareja.
—¿Argentina es capaz de llegar a un buen acuerdo con el FMI?
—La reestructuración de la deuda es siempre un enorme problema, para cualquier ministro. Argentina tiene una larga historia de incumplimientos, tropiezos y así es muy difícil sentarse a negociar con cualquier acreedor. Fíjense en la reestructuración de la deuda con bonistas, Guzmán arrancó con un plan allá por enero y luego tuvo que ir corriendo la cancha y mejorar la oferta porque evidentemente la Argentina no es el país más confiable en términos de proponer soluciones a mediano y largo plazo. El mejor acuerdo es el que nos permita volver a la senda del crecimiento, aunque parezca una frase hecha, no se puede pagar deuda que no podamos sostener con crecimiento genuino y reactivación de la economía. No sabemos cuándo va a empezar la post-pandemia. Yo escucho hablar, pero ¿cuándo arranca? Tampoco sabemos cómo vamos a terminar con nuestro aparato económico después de todo este tiempo, las noticias son realmente malas, las pymes y el eompleoestán pasando un mal momento. Sabemos que cuando salgamos Argentina va a necesitar mucha ayuda, consideración, comprensión, y ojalá que eso ocurra.
—Agradecemos su participación en el Ciclo de Entrevistas y lo invitamos a realizar un comentario final para concluir este reportaje.
—Agradezco al director y a los alumnos de la carrera y les dejo un abrazo cordial.
Jorge de La Reta, Luis Cáceres y Fernando Jaime
Estudiantes de Periodismo
Escuela de Comunicación de Editorial Perfil