MODO FONTEVECCHIA
UNIVERSIDADES EN RIESGO

Un científico radical y un educador peronista explican por qué sin universidad no hay futuro

Galo Soler Illia, científico del CONICET, y Daniel Filmus, ex ministro de Educación, coinciden: la universidad que pone en tela de juicio el dogmatismo libertario no es “un lastre económico”. Por qué el gobierno busca un cambio cultural a partir del derecho a la educación.

Daniel Filmus y Galo Soler Illia
Daniel Filmus y Galo Soler Illia | CEDOC

El ex senador, Daniel Filmus, y el doctor en Química, Galo Soler Illia, analizaron la situación de desfinanciamiento que viven las universidades y el cambio histórico que puede generar la marcha de hoy. “No se trata solamente del tema de pedir más presupuesto, sino que estamos frente a un gobierno que quiere un Estado que no esté presente”, manifestó Filmus. 

“Hoy vamos a mostrar lo que somos en las calles, motivados por el deseo de un país mejor”, expresó, por su parte, Soler Illia en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Daniel Filmus fue ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación entre 2021 y 2023, secretario de Malvinas y Atlántico Sur en 2019, y diputado nacional en 2017. Además, parlamentario del MERCOSUR en 2015, senador nacional en 2007, y previamente, ministro de Educación entre 2003 y 2007.

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Galo Soler Illia es doctor en Química especializado en Nanotecnología e investigador del CONICET. Además, fundador e investigador del Instituto de Nanosistemas de la Universidad Nacional de San Martín. Es nieto del ex presidente Arturo Humberto Illia.

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¿Cuántas veces marchas sobre la educación han sido parteras de cambios políticos y sociales? ¿Qué posibilidad tiene la marcha de hoy de ser una especie de prólogo de un cambio de la actitud de la sociedad para con el Gobierno?

DF: Bueno, eso es imposible saberlo previamente. Lo cierto es que esta expresión que va a tener hoy el movimiento universitario, los científicos y gran parte de la sociedad argentina tiene que ver con la gravedad de lo que está planteando el Gobierno.

Muchas veces en la historia hemos enfrentado situaciones de ajuste, nos ha tocado a los universitarios, yo también soy investigador del CONICET y profesor de la Universidad de Buenos Aires, nos ha tocado salir muchas veces para pedir más presupuesto. Acá no se trata solamente del tema de pedir más presupuesto sino que estamos frente a un gobierno que, como dijo ayer el presidente, quiere un Estado que no esté presente.

Doctrinariamente, el anarcocapitalismo y la Escuela Económica Austriaca, plantean que el Estado tiene que salir de la educación, que no tiene que haber educación pública, y también plantean que no tiene que financiar las universidades. Parte doctrinaria es que el mercado tiene que resolver tanto el tema de la educación, por eso él planteó que no sea obligatoria y discutir con Roca y la ley 1420 que es del año 1884. Y en el caso de las universidades, con mayor razón, plantea que solamente tiene que haber universidades de gestión privada que tienen que ser financiadas por los estudiantes o por el sector del mercado.

Así que este movimiento que hoy vamos a ver en todo el país, como se señalaba antes, es una expresión, me parece, genuinamente surgida de los alumnos, de los profesores, de los no docentes, universitarios, de los investigadores científicos, que van a plantearle al Gobierno que la universidad es fundamental para el crecimiento del país. Que los países que dice admirar Milei son los países que más invirtieron en ciencia, tecnología y en universidad, y que ese es el camino que hay que seguir.

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GSI: Es triste que esta fecha puede quedar como otro jalón en la historia de la ignorancia argentina. Tuvimos nuestra noche de los bastones largos en la que un gobierno militar le pegó a los profesores y eso fue lo que desencadenó un primer éxodo muy fuerte. Tuvimos también el proceso en donde desaparecían profesores y estudiantes, y eso destruyó a toda una generación. Y tuvimos también un ministro de Economía, que es del gusto del actual presidente, que mandó científicos a lavar los platos, y una serie sucesiva de crisis.

Yo espero que esto no quede como otro de esos puntos, que 2024 no sea otro 66, otro 76, otra crisis del 99, no tengo ganas, no me gusta, creo que la gente no está buscando eso. La gente hoy se va a manifestar en paz.

No sé si van a ir muchos estudiantes que han votado al actual presidente, porque ellos por ahí están contentos con la situación, o tienen cierta esperanza, porque algunos de los temas de los que se habla son temas de interés. Lo que pasa es que el Gobierno los está atacando de manera muy agresiva, muy hostil, y hasta ignorando cómo se teje ese tejido importantísimo de las universidades argentinas.

Voy a decirlo de una manera economicista. La universidad pública y gratuita viene con el paquete de altos impuestos. Es decir, una persona que es de clase media o de clase media baja que sabe el futuro y el presente están en la educación que adquirimos, tiene la posibilidad de mandar a sus hijos a la universidad sin tener que, digamos, vender sus órganos, que es algo que el presidente propuso alguna vez para pagarla. Entonces, no hay que ver a la universidad como un lastre económico, sino al revés, es como una palanca que hace mover la sociedad.

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El tema de que todo argentino y argentina que termine sus estudios secundarios pueda acceder a estudios universitarios. Yo vengo de una reunión con colegas franceses acá en la Universidad de San Martín donde estábamos discutiendo colaboraciones para mejorar su educación, y que eso sea un derecho es muy importante. Tampoco cuesta tanto desde el punto de vista del erario público y eso le da la capacidad a Argentina de producir sus mejores recursos humanos.

Ahora bien, hay temas que son legítimos y que es interesante discutir. Lo que se habla de las auditorías lo podemos discutir luego. Lo que se habla de los curros, bueno, el Estado está lleno de curros, me parece muy bien, pero las universidades que infringen la ley, la gente puede ser auditada porque es un poder del estado como el Congreso que lo puede auditar la Auditoría General de la Nación, que tiene el deber de hacerlo, y la gente puede ser procesada por malversación de fondos.

Entonces, si uno toma el Estado y es responsable del Estado como el actual presidente, pues bien, tiene los resortes para hacerlo. Yo lo que veo es que el presidente está negándose a usar los resortes de su competencia para trabajar sobre lo que le compete, que es la educación pública.

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Conversamos con Alberto Sileoni respecto de la burla que hace el Gobierno del ataque, no simplemente por la reducción del presupuesto, sino con un regodeo en el anuncio del recorte de gastos, por ejemplo, y si esto tiene algo que ver con la "batalla cultural", y si hay un punto a partir del que se produce una ofensa aún mayor que el recorte presupuestario, como fue el simbólico bastonazo a los profesores en la noche de los bastones largos.

DF: Sí, sin lugar a dudas, ese es el tema central, el derecho a la universidad gratuita, el derecho a la educación, está garantizado por la Constitución Nacional. Es la Constitución Nacional la que lo determina y cambiar la cultura significa dejar de pensar la educación o dejar de pensar la universidad como un derecho para todos y colocarla en el marco de una mercancía que los que la pueden la compran y los que no la compran.

Hay que tener presente que no se trata solo de la universidad, sino de la educación, porque es el mismo Gobierno que quitó una ley de De la Rúa que tenía que ver con el incentivo salarial docente para todo el país, que era nacional. Es el mismo Gobierno que en la ley ómnibus planteó que los chicos a partir de los nueve años pueden no ir a la escuela y estudiar en sus casas, es el mismo Gobierno que planteó, en la campaña electoral Milei y posteriormente un diputado, que la educación no tiene que ser obligatoria, insisto, volviendo atrás la ley 1420. Entonces estoy de acuerdo, Jorge. Es un cambio cultural el que se pretende que el derecho a la educación, que orgullosamente los argentinos ostentamos, pase a ser una mercancía.

También quiero decir que, respecto a lo que decía Galo de las auditorías a las universidades públicas, por ley, la Auditoría General de la Nación las hace.

Recuerden que en el año 2015 un fiscal denunció a todas las universidades para que se investigara si había malversación de fondos y la causa terminó en que no había en ninguna universidad. En esa investigación, justamente a partir de esta sospecha de que podía haber algún tipo de curro, no se encontraron irregularidades en las universidades y, por supuesto también, como decía Galo, si las hubiese, lo que hay que hacer es castigar a quienes malversan los fondos porque son fondos del pueblo destinados a la educación de nuestra gente.

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GSI: Sí. Quiero resaltar algo que dijo Daniel que me parece importante. La cultura tradicional argentina involucra a la universidad pública gratuita. Es un tema cultural, es la posibilidad de ascenso social. Ahora, a eso le podemos poner un montón de bemoles y un montón de rediscusiones que son muy importantes.

Esta universidad pública gratuita se sostiene porque los sueldos de los profesores son bajos, porque hay centenares y miles de estudiantes que trabajan gratuitamente en cátedras, que no son recompensados por su trabajo, y porque los profesores y los científicos que están ahí adentro trabajan en condiciones generalmente muy malas, salvo excepciones, de infraestructura, de equipamiento, en inferioridad de condiciones con cualquier otro país, y sin embargo se da educación de alta calidad. Entonces sí hay temas a discutir y son importantes.

En lo que es el tema de auditoría, o lo que llaman en Estados Unidos accountability o responsabilidad, me parece que está muy bien, pero hay que perguntarle a cualquier profesor universitario que tiene que revalidar su cargo cada cierto tiempo, que tiene que concursar para ingresar en las universidades, que cada vez que tiene un proyecto científico tiene que estar justificando qué boleto de colectivo se compró en Plataforma 10 para ir a un congreso, porque no se puede ir en avión de repente... La gente de a pie de las universidades, la que va hoy a la marcha, los estudiantes, los profesores, los investigadores, los no docentes, tienen mucha auditoría. Todo el tiempo nos piden pruebas de que lo que estamos haciendo es realmente útil para la universidad. Y lo sentimos con mucha responsabilidad, porque somos agentes del cambio que estamos dentro de la universidad, estamos pagados, como dicen, por el IVA de la polenta, y lo hacemos valer realmente.

Para mí es una ofensa, este regocijo del Presidente y de sus colegas para todos aquellos que día por día trabajan duramente para darle mejor educación a nuestra gente. La UBA tiene 300 mil alumnos, la Universidad de San Martín tiene 25 mil. Nuestros estudiantes terminan en las mejores compañías del mundo, en las mejores universidades del mundo. O sea, estamos haciendo educación de calidad, con un presupuesto que es muy bajo por alumno.

Si ustedes comparan que un estudiante argentino, en promedio, la universidad gasta un décimo de lo que gasta una universidad brasileña por estudiante. De 1100 dólares a 11 mil dólares que se gasta en Brasil por estudiante. Estamos viendo que con una inversión relativamente baja tenemos estudiantes de muy alta calidad. Entonces, ¿qué mejor auditoría hay que la calidad de nuestros graduados?

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¿El Gobierno, que hasta ahora ha logrado avanzar sin perder apoyo de la sociedad, encontró en los estudiantes el sujeto político más difícil y complicado de enfrentar?

DF: Bueno, yo no sé si el Gobierno no ha perdido apoyo respecto del momento en que asumió con los golpes que recibieron todos los sectores sociales, digo, es relativo. El resultado de las encuestas dan en forma muy dispar. Lo cierto es que hay tres sectores. Yo creo que el Gobierno justamente ha elegido enemigos estratégicos, que mayoritariamente pertenecen o tienen un vínculo estrecho con la clase media. La cultura, y lo hemos visto con el cine, con el teatro, con absolutamente todas las medidas que se tomaron; la ciencia y la tecnología; y la educación.

Son tres sectores que claramente el Gobierno definió como enemigos, y en este sentido vuelvo a lo que planteaste inicialmente, culturalmente, que en la Argentina el Estado no tiene que aportar absolutamente nada y realmente son sectores que tienen voz, son sectores que tienen fuerza y tienen peso fundamentalmente en las grandes ciudades. Eso se va a expresar, y yo creo que junto con el golpe económico que están recibiendo los más humildes, los que más lo necesitan, los que trabajan todo el día y tienen un sueldo muy magro a fin de mes, me parece que esa expresión va a estar.

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Por supuesto la democracia tiene sus tiempos y esas expresiones se van a ir manifestando, pero me parece que hoy lo fundamental que vamos a ver en la calle es la unidad de muchísimos sectores que saben que sin universidad no hay futuro, porque es falaz la idea de que los pobres le pagan la universidad a sectores medios o sectores altos. Esos médicos que salen de la universidad son los que están en los hospitales, los ingenieros son los que hacen las obras que el país necesita para crecer.

No se me ocurre otra forma de un país que se desarrolle si no es a partir de los egresados universitarios, que insisto, y Galo lo planteaba muy bien, aún en condiciones difíciles, porque no es que estaban en condiciones óptimas, enfrentan todos los días el desafío de enseñar y aprender.

Voy a utilizar como ejemplo la universidad a la cual pertenece Galo y también va mi hija, que es la Universidad de San Martín. Una universidad que no solo distribuye conocimiento, sino que produce conocimiento, y hoy podemos decir que tenemos por ejemplo la vacuna contra el COVID. Somos el único país de la región que lo ha logrado, justamente por la investigación entre el CONICET, la Universidad de San Martín y la colaboración de una empresa privada.

Me parece que esa articulación entre producción de conocimiento y distribución de conocimiento también nos genera soberanía. Si no, como nos pasó con la pandemia, vamos a estar esperando siempre que los países centrales nos den la forma de resolver nuestros problemas, mientras que tenemos universidades de enorme excelencia académica como la Universidad de San Martín, que genera las condiciones como para que Argentina avance en los umbrales del conocimiento.

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GSI: Yo creo que suscribo a lo que a lo que dijo Daniel, pero además a mí me da mucha pena como científico argentino, como profesor de universidad, con treinta y tantos años de trayectoria, habiendo visto pasar miles de alumnos y habiendo formado gente que está en todos los países del mundo, en diversas compañías, en diversas instituciones. Me da pena que el presidente justamente elija la cultura, la ciencia y la universidad como enemigos. Me parece pueril, me parece infantil. Es una lástima y debería ser aliado de la ciencia.

Mire, hay algo que yo quiero decir acá que me parece importante, que es lo siguiente. A veces se nos dice, ¿cómo vas a mantener una universidad cuando los chicos tienen hambre?, y es verdad que los chicos tienen hambre, porque ha habido malos gobiernos y porque estamos muy mal porque en las raíces hay muchos problemas. Yo entiendo que hay muchas cosas nuevas por hacer en la universidad y entiendo que tenemos que lograr que acceda más gente y que permanezca más gente en la universidad y que se gradúe.

Hay que hacer un cambio en la universidad. Probablemente cambiar la forma de ver, cambiar la forma de interacción de la universidad con la sociedad. Quizás acortar las carreras para hacerlas más funcionales o modulares. Hay un montón de discusiones. Ver si los graduados pueden aportar a través de importes deducibles, ver cómo mejorar las donaciones. Las universidades en Estados Unidos, en Israel, en países centrales, se mantienen mucho con los alumni que donan edificios enteros, pero no hay que estar contra, me parece un error grave del Gobierno estar contra estos, entre comillas, "enemigos".

Nosotros como universitarios nos debemos a la sociedad que nos mantiene y a la sociedad que ayudamos a progresar. Eso es muy importante, es muy central. Nosotros formamos el capital humano futuro y lo formamos desde nuestro país y con los problemas de nuestro país en mente. Entonces, eso tiene que quedar claro.

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Hoy marchamos para que se reconozca el valor de nuestro aporte y para que se visibilice también la importancia de nuestro trabajo y el impacto social que nuestro trabajo tiene. No solamente somos contenedores de estudiantes, sino que somos transformadores de vidas. Los alumnos son nuestra realidad.

Hace más de 70 años a Nehru, que fue el primer ministro de India libre, le preguntaron, ¿por qué va a hacer ciencia la India si es un país pobre? Y dijo, justamente, porque los problemas de desnutrición, analfabetismo, mal supersticiones, mal acceso al agua, etcétera, se resuelven con ciencia y con educación. Hay que ser amigos de la ciencia y la educación, no enemigos.

Yo creo que el presidente Milei podría encontrar un gran aliado en las universidades y los científicos si los tratara con un poco de respeto. Creo que, si nos respetamos todos y podemos discutir con altura los temas, es mucho mejor que ser apostrofado desde cierto púlpito de alguien que tiene una "verdad", porque no hay una única verdad, hay muchas verdades y las podemos discutir. Para eso somos científicos y para eso somos gente de universidad, porque podemos debatir.

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Tiene que haber un debate libre en Argentina, sincero, sobre los pros y los contras de la universidad actual, mejorar nuestra inserción, mejorar nuestra sustentabilidad como institución, pero eso tiene que ser un debate legítimo. Un debate que, por supuesto, uno está dispuesto como universidad a ser auditado porque, de hecho, lo estamos. Uno está dispuesto a rendir cuentas porque las rendimos. Uno está dispuesto también a mostrar lo que uno hace. Hoy vamos a mostrar lo que somos en las calles. Lo vamos a hacer de forma pacífica, porque la gente es pacífica, está motivada y estamos motivados sobre todo por el deseo de un país mejor.

MVB FM