COLUMNISTAS
MEDIDAS de gobierno / PANORAMA

Recalculando votos

Se sabe que la inflación arrasa, sin necesidad de encuestas. Precios y efectos electorales.

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VAMOS GANANDO Marcos Peña | DIBUJO: PABLO TEMES

Cambiemos cruje. A nadie debería sorprenderle. Son crujidos producidos por un presente que amenaza seriamente su futuro electoral. La derrota asoma en el horizonte del oficialismo cada vez con más fuerza. Ninguna de las encuestas que circulan hoy en día por la mismísima Casa Rosada trae augurios de alegría. Todas esas encuestas pronostican la derrota del oficialismo. La entrelínea del reportaje que Jorge Fontevecchia le realizó a Jaime Duran Barba en la edición del domingo pasado era muy clara. “Cristina está muy bien”, dijo el consultor ecuatoriano –elevado a la condición de gurú por el Presidente–, quien habló de un final codo a codo entre CFK y Macri. En ese final codo a codo, hoy Macri pierde. Hace un año, ganaba.

Ya no importa que Marcos Peña diga que el Gobierno va a ganar las elecciones. Ya son muchos los integrantes del Gobierno que no le creen nada. Y entre quienes no le creen, está María Eugenia Vidal. Su perspectiva electoral es muy difícil. También ella se enfrenta a una posibilidad cierta de derrota. Es una posibilidad de alta probabilidad dado que, en la provincia de Buenos Aires la elección se define por una simple mayoría y no hay segunda vuelta. Pero no es solo la circunstancia electoral la que está conmoviendo a la gobernadora, sino también la realidad. En sus cercanías señalan cuánto la afecta el escuchar en sus contactos cara a cara con la gente la voz de alguien pidiéndole comida.

Críticas. Por esta conjunción de factores es que en la reunión que compartió con Horacio Rodríguez Larreta y otros gobernadores oficialistas fue crítica no con Dante Sica en particular,  sino con el manejo de la economía. Ahí los dardos van siempre contra Marcos Peña y Nicolás Dujovne. En verdad, deberían ir también contra el Presidente, pero ese es un atrio al que Vidal nunca llegará.

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Molesto por la situación, el ministro de Producción y Trabajo ofreció su renuncia, que fue rechazada de plano por el Presidente. Sica, que comparte la filosofía económica del Gobierno, es muy crítico de la gestión de Nicolás Dujovne. No es para menos: Sica es un economista con formación política forjada en las arenas del peronismo, mientras que Dujovne es un comentarista de la realidad que actúa como tal y sobre quien no queda claro cuál fue la razón por la cual Macri lo designó como ministro de Hacienda.

Aguante el optimismo

Como ya se ha dicho, el único capital de Dujovne –de quien se sabe que cruza la calle desde el Ministerio de Hacienda a la Casa Rosada en auto con vidrios polarizados por temor a ser reconocido– es su buena relación con la directora gerenta del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, cuyo apoyo al Gobierno continúa siendo firme, pero no compartido por los técnicos del organismo asignados al caso argentino, que son muy críticos de la gestión del Gobierno. Varias de esas críticas debieron escucharlas Dujovne y el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, a lo largo de su estadía en Washington, lugar donde no se los respeta mucho. Por otra parte, la lectura hecha de la frase de la señora Lagarde – “sería una tontería de parte de cualquiera de los candidatos darle la espalda al trabajo que se está haciendo”–no ha sido dirigida solamente a los candidatos de la oposición, sino también al Presidente ante las nuevas medidas económicas que se anunciarán el miércoles próximo.

Despertar. El presente de la economía argentina es malo. Si bien hay sectores en los que se verifica una cierta reactivación económica – agro, donde la cosecha es mucho mejor que el año pasado, petróleo por Vaca Muerta y construcción por la obra pública–, todos los demás indicadores van mal, con una caída brutal del consumo y aumento de desempleo.

Macri tuvo esta semana varias reuniones con Roberto Zapata, el socio de Jaime Duran Barba que trabaja a full en el diseño de la campaña electoral del oficialismo. En sus famosos focus group apareció algo que no es novedad: la posible derrota de Macri. Zapata no solo transmitió datos, sino que también formuló propuestas para revertir esta situación. Algunas de esas propuestas parecen un chiste en el contexto del drama socioeconómico por el que atraviesa nuestro país. Aunque, hay que reconocer que, hasta aquí, el Gobierno ha sido exitoso en el manejo de esas técnicas electorales. ¿Se repetirá eso este año?

En 2015 Macri también comenzó perdiendo la elección que después terminó ganando. Pero en ese entonces era oposición. Sus promesas generaban esperanza. Hoy, esas esperanzas están idas en muchos de sus propios votantes.

El voto anti-Macri

Entre los economistas hay una discusión sobre la efectividad o no del control de precios. Todos coinciden en que en el largo plazo es una medida con destino de fracaso. La única posiibilidad que tiene de funcionar es en períodos cortos –90 a 180 días– y, para que eso ocurra, es muy importante el “timing”, el momento en que se pone en práctica. Hacer las cosas en el momento oportuno es un don del que este gobierno carece.

El otro problema es la falta de convicción en la forja de una política de acuerdos. Y como esa carencia comienza en el propio Macri y se rerfuerza en Peña y Duran Barba, todo es poco creíble.

Lo mismo pasa con las conversaciones con referentes a los que se despreció durante largo tiempo. No queda claro aún si las reuniones que el Presidente tuvo con Martín Lousteau en los últimos días fueron para hablar de la cuestión económica o para evitar su emigración hacia otras arenas políticas. Lousteau está en una situación expectante; el miércoles estuvo reunido con Roberto Lavagna que, por lo que se sabe, lo quiere como candidato a jefe de Gobierno porteño. Hay otro desencantado notable con Cambiemos que busca sumarse a la campaña de Lavagna: Facundo Manes. Manes supo ser asesor especial de María Eugenia Vidal y en 2017 aspiró a ser primer candidato a senador nacional por la provincia de Buenos Aires. “Lo bajaron de un hondazo”, recuerda una voz importante dentro de Cambiemos.

En la calle, mientras tanto, lo que se ve y se escucha es un continuado de desencanto, desesperanza, necesidad, falta de trabajo, pobreza y creciente malhumor.

“El que es elegido príncipe con el favor popular debe conservar al pueblo como amigo”, postulaba Nicolás Maquiavello. Es algo que el presidente Macri parece no haber tenido en cuenta últimamente.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.