POLITICA
Rating electoral

Puro marketing

La política, aquella entendida no sólo como gerenciamiento del statu quo sino como instrumento de transformación social, es más que la venta de un candidato.

Mauricio Macri
Mauricio Macri | NA

Hace unos días y en el marco de un análisis poselecciones que trataba de interpretar los resultados inesperados obtenidos por Mauricio Macri, su consultor político sostenía que el triunfo se debió a algo muy sencillo: Macri le habló a la gente de aquello que la gente quería escuchar. No hubo cuestiones conceptuales “complejas” como el “contrato moral” o la necesidad –poco comprendida– de “acrecentar la legitimidad presidencial”. No hubo ideología que enturbiara las comprensiones de un electorado ansioso de resultados visibles, rápidos y concretos.

Yo creo que Mauricio Macri –más allá de sus merecimientos personales– ganó menos por lo que dijo u ofreció como propuesta que por lo que no dijo. Hablarle a la gente de lo que la gente quiere oír es un principio válido no sólo para que en política un candidato pueda lograr atraer al electorado.

Es un principio a partir del cual también se colabora –y mucho– en vaciar de contenido la política, incentivando la espiral de escepticismo

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La política, aquella entendida no sólo como gerenciamiento del statu quo sino como acumulación de poder, de instrumento de transformación social, es más que la venta de un candidato.

Hay una función de la política que ha quedado en el arcón de los recuerdos desde que muchos se obnubilaron con la idea del fin de las ideologías, allá por los finales de los años 80: la docencia y el verdadero sentido del liderazgo.

Conducir es educar, es guiar, es convencer

Es decirle a la gente no sólo aquello que quiere escuchar sino lo que un verdadero conductor cree, está convencido de que debe decir y hacer para mejorar la vida de la gente.

Existe una diferencia clara entre vender un candidato e instalar una idea o un proyecto. La derecha tiene hoy –sin lugar a dudas– una oportunidad para ofrecer al sistema político argentino.

La conformación de una verdadera derecha que refleje los intereses de un sector de la sociedad y ofrezca una visión alternativa probablemente haría –obviamente con su contraparte progresista– más transparente el sistema político argentino y, tal vez, más eficaz también la política.