MODO FONTEVECCHIA
LIBERALISMO

Matías Kulfas: “En este cuarto experimento neoliberal, lo distinto es la intensidad, no el rumbo”

El ex ministro de Desarrollo Productivo sostuvo que la Argentina tuvo cuatro experimentos de liberalismo fallidos y aseguró que, según la periodista estadounidense Emma Tucker, las políticas que plantea Javier Milei ya no se utilizan en el mundo porque contrastan con la estabilidad y el crecimiento.

Matías Kulfas
Matías Kulfas | NA

Matías Kulfas indicó que el problema en Argentina es la falta de la calibración de la política y el extremismo en la toma de decisiones. Además, defendió la gestión de Néstor Kirchner por haber mantenido el superávit fiscal, aunque reconoció que el germen de la inflación empezó durante su gobierno. “Néstor era una persona que entendía que tener una caja superavitaria era clave para la autonomía de las políticas”, señaló el economista en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Matías Kulfas es economista, ex ministro de Desarrollo Productivo de la Nación entre 2019 y 2022, y subsecretario de la Pequeña y Mediana Empresa de Desarrollo Regional de la Nación en 2006. Además fue director del Banco Nación en 2008 y gerente general del Banco Central en 2012. Publicó un trabajo titulado “El eterno resplandor de una Argentina sin recuerdos” donde plantea la necesidad de construir puentes en la etapa política actual.

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En tu ensayo, “El eterno resplandor de una Argentina sin recuerdos”, en el abstract, el resumen inicial, afirmas que:

“Durante las últimas cinco décadas, Argentina experimentó un desempeño económico deficiente, marcado por múltiples crisis macroeconómicas y la incapacidad de mantener una estrategia productiva coherente.

En el siglo XXI se observaron dos etapas diferentes. La primera se inició tras la severa crisis del régimen de convertibilidad, sobre fines de 2001, y permitió recuperar el crecimiento, la creación de empleo, la producción y mejorar la distribución del ingreso. Esa fase llegó a su fin en el año 2011, tras lo cual Argentina ya no pudo crecer de manera sostenida y experimentó un deterioro en sus indicadores sociales. En años recientes, los desequilibrios macroeconómicos se intensificaron, con la aceleración de la inflación como uno de los síntomas más evidentes.

A diferencia de lo ocurrido en la década de 1980, los países de la región muestran, salvo excepciones puntuales, estabilidad y crecimiento, aunque a tasas relativamente bajas. La crisis argentina es específica y sus causas deben ser buscadas en la gestión de las políticas públicas y el funcionamiento del sistema político. En la campaña electoral de 2023, la polarización se ha intensificado y el hartazgo provocado por la crisis ha llevado a que los debates políticos queden encerrados en temas recurrentes. Esto nos lleva a interpretar el desempeño argentino a partir de la metáfora que propone El eterno resplandor de una mente sin recuerdos, la gran película protagonizada por Jim Carrey y Kate Winslet, en el que la angustia por un fracaso amoroso se enfrentaba mediante una extraña técnica que consistía en borrar de la mente los recuerdos de la relación fallida. Sin embargo, esta técnica solo lograba éxitos parciales, lo que llevaba a repetir la misma secuencia de sucesos y los mismos errores.

En este trabajo se presenta una caracterización del desempeño económico argentino y finaliza con un análisis de los posibles escenarios tras la victoria de Javier Milei en las elecciones presidenciales celebradas el 19 de noviembre de 2023 y sus primeras medidas de gobierno”.

Esta estrategia de olvidarnos de los fracasos y repetirlos, ¿qué estaríamos repitiendo con la política económica de Javier Milei de fracasos anteriores?

Este va a ser o está siendo el cuarto experimento de liberalismo económico en Argentina de las últimas cinco décadas.

Recordemos, tuvimos el de Martínez de Hoz en la última dictadura militar, luego del menemismo con Menem y Cavallo, y el más reciente, el de Mauricio Macri en su presidencia entre 2015 y 2019. Los tres terminaron igual, terminaron con una economía totalmente endeudada, una deuda externa impagable que había que reestructurar, terminaron con la industria fundida, con una crisis muy grande en el sector industrial y con problemas de empleo. En la última dictadura, sobre todo por una fuerte suba del subempleo y caída del empleo industrial, y los 90 y el periodo Macri por una suba importante del desempleo y también pérdida del empleo industrial.

Entonces, la verdad que uno dice, bueno, ¿qué va a ser diferente ahora? Y la verdad es que lo que encontramos de diferente en estos casos es la velocidad, la intensidad, pero no el rumbo.

A mí algo que me llamó la atención, justo escuchaba el reportaje que le hizo Ernesto Tenembaum a Emma Tucker, editora en jefe del Wall Street Journal, que vino aquí a entrevistar a Javier Milei, y era interesante porque ella dice, miren, lo que está planteando Milei no es lo que se habla en el mundo. En el mundo, nadie habla hoy de libre comercio y liberalismo, al contrario. Hay quienes hablan de que se acabó una etapa en la globalización, de nuevos bloques comerciales.

A ver, Donald Trump, como bien expresó Emma Tucker, no es un liberal como Milei, al contrario, más bien es una persona que tiene otra visión de Estados Unidos y del mundo.

Entonces, la verdad que viendo este panorama y una revisión totalmente acrítica de las experiencias anteriores, y al mismo tiempo muy alejada del mundo, dice, bueno, esto más bien parece un escenario con un pronóstico bastante sombrío para la Argentina en los próximos años.

Estaríamos repitiendo, a tu juicio, estos tres intentos fallidos, simplemente con diferencia de velocidad.

De velocidad, intensidad, falta de pragmatismo, y de contexto también.

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Marcas que en el resto de los países de la región, hay estabilidad y crecimiento, aunque sea a tasas bajas. Argentina sigue viviendo la crisis de los 80, mientras que el resto de nuestros vecinos no.

Ahora, el resto de nuestros vecinos llevaron adelante experiencias liberales y neoliberales, y allí funcionaron, o no funcionaron tan mal como acá.

¿A qué atribuís que las mismas experiencias que se utilizaron acá, también se utilizaron en países vecinos, y acá no funcionaron, y en los países vecinos más o menos sí? Fernando Henrique Cardoso, también con forma de convertir a uno a uno, privatizaciones. ¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué en Argentina no funciona nada, ni lo keynesiano ni lo neoliberal?

Creo que tiene que ver con esto que justamente planteó en el trabajo, la falta de una adecuada calibración de la política.

Tenemos, me parece, un liberalismo fallido desde un sector donde evidentemente no se da en la tecla respecto al timing de las reformas, se exagera en algún aspecto de las reformas, y desde el punto de vista del peronismo, que es la fuerza a la que pertenezco, muchas veces hay como una mezcla de discusiones entre fe ciega. Una es la fe ciega en el mercado, en el caso del liberalismo, y del otro lado, en el peronismo, una fe ciega en la dinámica distributiva para resolver todo.

Podríamos decir que el problema no son ni las políticas neoliberales ni las keynesianas, sino que nosotros tenemos un problema de inteligencia emocional que llevamos adelante de una manera extrema. O sea, el problema de la Argentina es el extremismo y no las políticas. 

Puede ser, me parece que es una buena síntesis, como que hay un exceso de ideologismo, en algunos contextos particulares. Como que muchas veces termina la política enamorada de las herramientas y no de los objetivos, y efectivamente hay contextos en los que hay que fortalecer la dinámica de mercado y retirar un poquito al estado de la economía económica y en otros hay que hacer lo contrario, pero justamente porque hay que encontrar un mix adecuado. 

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Entrevista Emma Tucker - Javier Milei
La periodista Emma Tucker entrevistó recientemente a Javier Milei.

Que eso lo hacen los brasileños muy bien. Vale la pena compartir que en los 90 Brasil hizo lo mismo que la Argentina con la conversión de su moneda 1 a 1 con el dólar, llamado el “Plan Real” y privatizó hasta Petrogas, pero en sus privatización el Estado se guardaba la acción de oro, en la convertibilidad supieron salir progresivamente. 

El modo de llevar adelante una política, en un sentido o en el otro, haría la diferencia. Y si así fuera, el problema fue que el kirchnerismo hizo extremismo de estado y ahora Javier Milei estaría haciendo más extremismo del mercado.

Yo creo que en el caso de Milei está claro que hay una posición, por lo menos en lo conflictual, extrema respecto al mercado y además, insisto, desacoplada al mundo, o sea, que incluso no existen.

Hoy estamos hablando en Estados Unidos, en Europa, en muchos países subdesarrollados, incluso en Brasil, del regreso fuerte a la política industrial. Lula anunció hace pocos días una nueva etapa de política industrial. Y acá, al contrario, se plantea desmantelar cualquier tipo de iniciativa de política para desarrollar la estructura política. O sea, hay una diferencia enorme.

En el caso del kirchnerismo, yo también marco etapas, porque me parece que lo de Néstor Kirchner fue diferente. El gobierno de Néstor Kirchner es un gobierno que ordenó la macroeconomía, que me parece que puso los incentivos de manera mucho más clara, y eso se fue cambiando completamente.

Primero, Néstor Kirchner era un obsesivo del superávit fiscal. Mucho se critica al kirchnerismo, pero la verdad es que el único gobierno que tuvo superávit fiscal los cuatro años fue el de Néstor Kirchner. Ahora, pareciera que eso después cambió completamente. Para Cristina, era algo bueno no tener superávit fiscal, para tener una economía ordenada, entre otras cosas. No es lo único. Parecía que tener superávit fiscal era quitarle derechos a alguien. Entonces quiere decir que sobra plata que podría estar gastando en alguien. Insisto, no es incorrecto.

Ahora, llegas a la paradoja que marca el trabajo. Que vos tenés hoy un país que en la década del siglo XXI aumentó el gasto social en más del 120% y tiene el mismo índice de pobreza que al principio del siglo. Parece una paradoja. Gasto más en tener una política social activa, pero eso no me repercute en la bajada de pobreza. Ahí está claro que falla.

Si una economía no crece y no mejora su estructura productiva, lo que distribuye es pobreza. Ahí creo que está la gran paradoja, y creo que tiene que ver, no necesariamente con una extrema ideología, sino con fallas en la forma de implementar las políticas. En pensar que, bueno, si el empleo no reacciona correctamente, tengo la política social o tengo el empleo estatal. Cuando en realidad el desafío fundamental de este tiempo es que el mercado resuelva parte de eso. Es decir, el sector productivo empresario.

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Vos decís que Néstor Kirchner fue distinto, y yo te diría que Néstor es responsable de Cristina, porque él la puso. De hecho, en los primeros años de Cristina, Néstor estaba vivo y co-gobernando. La diferencia de Néstor Kirchner es que agarro el precio del aumento de las commodities, y a Cristina Kirchner le tocó la crisis de 2008 y a partir de 2010 se desplomó la economía en toda América Latina. Néstor no era más inteligente que Cristina, simplemente le tocaron los vientos de cola más grandes que tuvo la Argentina en los últimos 50 años, y a Cristina le tocó el comienzo del fin de esa época. ¿Es plausible esto?

La primera parte, sin duda, vos decís Néstor Kirchner trajo a Cristina, sí, eso es indiscutible.

Lo segundo no creo que sea tan así, primero me parece que Néstor Kirchner efectivamente su gestión fue una gestión de mucho cuidado respecto al manejo del superávit fiscal. Néstor era una persona que, yo creo que por su origen como gobernador de provincia de muchos años, entendía que tener una caja superavitaria era clave para la autonomía de las políticas, eso parece que es una distinción importante.

La pudo tener porque casualmente se crearon condiciones que no eran las que él producía, sino condiciones de posibilidad que se dieron en una circunstancia particular de la Argentina en ese momento. 

Bueno, pero ahí permitime un punto importante. La segunda parte de lo que dijiste es parcialmente correcta.

Si bien es cierto, primero, que el pico de precios internacionales llegó en 2008 con Cristina, los que vinieron después no fueron malos. Aclaremos ahí, Jorge, que no es que los precios de la soja se desplomaron. Por lo menos hasta el 2014 fueron muy buenos los precios de los commodities agropecuarios. Con lo cual yo diría que durante casi todo el periodo de Cristina hubo buenos precios internacionales. Dejemos por un momento de lado esos ocho o nueve meses de la crisis internacional de las hipotecas subprime en el año 2009.

Pero en general, me parece que lo que hubo fue otro abordaje de la política fiscal. Me parece que se descuidó muchísimo la política energética. Esto lo sabemos.

Por ejemplo, Néstor Kirchner duplicó la inflación de Lavagna, consideraba que un poco de inflación estaba bien y abrió la caja de Pandora. Entiendo que es tu propia historia, y no hay historia objetiva. 

Yo estoy mirando los datos, no es una historia personal, estoy simplemente contando los datos y te tomo el punto. De hecho, en el trabajo menciono esto de que no todo fue color de rosas en el gobierno de Néstor Kirchner y efectivamente el germen de la inflación empieza ahí.

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Iba a que, siguiendo la tesis, países de la región con políticas neoliberales y políticas keynesianas lograron terminar con la inflación y crecer, y en la Argentina, las mismas políticas nos llevaron a esta situación. No es la ideología de las políticas el problema, sino los modos.

La síntesis superadora hegeliana no sería el péndulo de la historia hacia la ideología opuesta a la que hoy se está extremando, que es una de las hipótesis del kirchnerismo, sino la moderación. Lo que logró hacer Israel en los 85, líderes que sean sincretistas, que puedan, como es tu posición económica, decir que en determinados momentos hay que hacer más mercado, en determinados momentos hay que hacer más Estado, porque la misma teoría económica no produce los mismos resultados en distintos momentos. O sea, cierto grado de lógica, de sentido común y no de extremismo. Si así fuera, el diagnóstico de la historia nos llevaría a un remedio distinto al del péndulo entre mercado y Estado.

Yo coincido, es justamente lo que planteo en el trabajo, que es necesario encontrar una síntesis, que el problema principal está en la síntesis política, no tanto en andar discutiendo un péndulo de ideas y en todo caso encontrar dónde están las falencias de esas posiciones extremas y tener un debate en la sociedad distinto.

Pongo un ejemplo concreto, hoy estamos volviendo a discutir si hay que privatizar Aerolíneas Argentinas y parece que algunos se olvidan que esto ya pasó, porque en la década del 90 se privatizó Aerolíneas y salió mal, entonces en lugar de otra vez volver a discutir privatizarla, con el alto riesgo de que vuelva a salir mal, ¿por qué no discutimos cómo hacer que, en todo caso, esta sociedad estatal que está funcionando pero que da pérdida, que pueda funcionar sin dar pérdidas? Porque tampoco estoy de acuerdo en que lo estatal tenga que ser perdidoso, digamos que si algo está administrado por el Estado está bien que de pérdida, no, no está bien que de pérdida.

En todo caso discutamos por qué, y hablemos con transparencia y de cara a la sociedad cómo tener un plan para que la empresa se pueda equilibrar, porque si no vamos a caer otra vez, insisto, como está haciendo Milei, hacerlo por mero ideologismo, porque no hay ahí un análisis racional sensato, no hemos visto por lo menos ninguna mirada.

Menos aún, por ejemplo, en el caso del Banco Nación, que el Banco Nación no da pérdida, y de hecho el único momento en que dio pérdida fue en 2019 durante la presidencia de Macri, un momento muy puntual de ese banco, así que me parece ahí que tenemos que escaparnos del ideologismo, ser pragmáticos y entender las cosas. Y yo creo ahí, coincido en que esto necesita una mirada mucho más moderada, no se resuelve simplemente con posiciones ideologistas.

MVB FM